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Julio César no nació por cesárea y otros bulos perpetuos de la antigua Roma

Las mentiras históricas y las interpretaciones presentistas tergiversan el pasado, sostiene el arqueólogo Néstor F. Marqués

Patricia R. Blanco
Busto de Cicerón.
Busto de Cicerón.Museos capitolinos.

Julio César no nació por cesárea. Cicerón no escribió que abogados y políticos se dedicaran a engañar al pueblo. Y que en un documental aparezca un legionario romano negro de alto rango no es una concesión a la inclusión, sino un retrato verosímil de la antigua Roma. Estos y otros bulos históricos similares circulan con cierta frecuencia en las redes sociales, lo que unido al llamado “presentismo” o intento de interpretar la historia de cualquier periodo con valores actuales —como la reciente petición de la retirada de una estatua del emperador Constantino por ser esclavista, reclamación que además resultó ser falsa— tergiversan y adulteran el pasado, en ocasiones con fines espurios.

“Existe una serie de bulos recurrentes que han calado mucho en la cultura popular, que muestran a la antigua Roma de una forma no rigurosa, debido sobre todo a las películas, novelas y cómics”, explica en conversación telefónica el arqueólogo Néstor F. Marqués, autor de Fake news de la antigua Roma. Engaños, propaganda y mentiras de hace 2.000 años (Espasa, 2019). La última patraña que Marqués ha desmentido es una falsa cita atribuida a Cicerón en la que el jurista y político hace “una supuesta valoración del imperio romano”. Solo la primera frase ya “empieza mal”: “A lo largo de su vida, Marco Tulio Cicerón escribió sobre la situación del imperio romano”. “Teniendo en cuenta que Cicerón fue ejecutado el 7 de diciembre del 43 a. C., yo diría que no conoció jamás lo que la historiografía llama imperio romano”, ya que la República no terminó hasta el 27 a. C., apunta el autor del proyecto de divulgación histórica Antigua Roma al Día.

Pero aun teniendo en cuenta que la alusión al “imperio romano” sea una confusión, hay varias frases sospechosas. En la supuesta cita de Cicerón, el jurista habla de 'la explotación del pobre', lo que es anacrónico, o de conceptos imposibles en boca del orador clásico Cicerón, como que ‘el abogado engaña’ o que ‘el político vive feliz a costa de los demás”, aclara Marqués. Según subraya el historiador, “Cicerón dedicó ampliamente su carrera a estas dos profesiones en concreto, y tenía una concepción de la política como forma suprema de acercarse a la vida social, según escribió en una de sus obras, De Republica, que se puede traducir como Sobre lo público o Sobre el Estado”. Por ello, es “muy difícil que estas valoraciones tan negativas y, por otra parte, tan actuales” fueran de Cicerón, añade.

Este es un claro ejemplo de presentismo o análisis de los hechos históricos desde una perspectiva actual. “El presentismo no tiene ningún sentido porque los investigadores y arqueólogos que nos dedicamos a la realidad histórica no somos ni jueces ni verdugos de la historia, sino que tenemos que explicar el pasado sin juzgarlo y, ni mucho menos, justificarlo”.

Pero esta práctica de valoración del pasado es muy común. El 29 de junio, The Telegraph publicó que la catedral de York (el Reino Unido) estaba valorando la retirada de la estatua de Constantino, situada frente al templo, por el pasado esclavista del emperador romano. Cuando se difundió esa información, el mundo se encontraba en mitad de la ola de protestas por la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd el 25 de mayo, asfixiado por un agente de la policía de Minneapolis (EE UU). La noticia sobre el emperador romano no solo es falsa —la propia catedral desmintió tal afirmación—, sino que cae en otra perversión, la de analizar un pasado tan remoto desde una perspectiva del siglo XXI. “Obviamente Constantino vivía en una sociedad esclavista, pero es que cuando los esclavos de la antigua Roma conseguían su libertad y se convertían en libertos, si tenían suficiente dinero, compraban, por qué no, sus propios esclavos”, explica Néstor F. Marqués. Además de desinformar, un bulo de este tipo genera “gran crispación” en ciertos sectores de la sociedad por haber sido Constantino el emperador que dio libertad de culto al cristianismo. “Otra cosa distinta es una historia más reciente que la de la antigua Roma, y que se pida, por ejemplo, que se retire pacíficamente una estatua de un general esclavista confederado de Estados Unidos, porque la sociedad evoluciona”, apunta Marqués, que es contrario a la “destrucción de patrimonio”. “Es mejor guardar la estatua, e incluso exponerla en un museo como muestra de ese cambio de paradigma que se ha producido en el siglo XXI”.

Y prueba de que hay quien saca rédito de las mentiras es que el bulo sobre el emperador Constantino, refutado en el momento de la publicación, fue compartido nuevamente a finales de julio, “por un perfil con gran seguimiento en Facebook”. “Yo denuncié la situación ocultando el nombre de esta persona, pero hasta el día siguiente no borró la publicación, que sumo casi 700 me gusta, y ni siquiera la rectificó, lo que nos hace ver que no le interesa la historia, sino generar clics”. O controversia.

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Otro ejemplo famoso de presentismo es la polémica de 2017 por un documental de la BBC sobre la vida en la Britania romana en el que aparecía un legionario negro de alto rango. “En el Reino Unido se montó un revuelo terrible porque muchos criticaron que se había hecho por inclusión y que no era real, cuando la escena es completamente verosímil porque en el mundo romano, que sí era clasista, no existía el racismo colonialista de blancos y negros”, sostiene el arqueólogo. Incluso Mary Beard, gran experta en la antigua Roma, denunció que había recibido ataques por defender que aquella escena era plausible.

Pero quizá el bulo por antonomasia imposible de desterrar sobre la antigua Roma —con perdón de la falacia de que Nerón quemó Roma— es que Julio César nació por cesárea. “Es una creencia común, especialmente entre ambientes alejados de la historia, pero es imposible porque la primera cesárea en la que la madre sobrevivió está documentada ya en la Edad Moderna, o a finales de la Edad Media, y, sin embargo, la madre de Julio César estaba viva muchos años después de que César hubiera nacido”, recuerda Néstor F. Marqués. “Efectivamente, algún antepasado remoto de la familia de César puede que hubiera nacido por cesárea, pero, en aquel momento, era una práctica que se hacía durante el parto cuando la madre moría para intentar salvar al bebé”, esclarece el historiador. Lo que hacían, continúa, “era cortar el vientre, y de caedo, que es cortar en latín, viene caesar, que es el cortar”. Pese a todo, “es una especulación”, matiza.

Y aunque no se le puede exigir a nadie un nivel académico suficiente para detectar un bulo histórico de una primera ojeada, la conclusión que, según Marqués, se debe extraer de estos ejemplos es la necesidad de desarrollar “un pensamiento crítico que nos lleve a preguntarnos si algo es real o no”. Es el principio del sapere aude. O atreverse a pensar por uno mismo y no dejarse llevar por las corrientes de las redes sociales.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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