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Todo lo que mata a los niños más pequeños

La red de vigilancia de salud infantil más grande del mundo publica sus primeros resultados basados en datos de autopsias mínimamente invasivas: más de la mitad de las muertes infantiles en países en desarrollo podrían estar relacionadas con infecciones

Un bebé de un mes a punto de recibir una vacuna, en Uganda.
Un bebé de un mes a punto de recibir una vacuna, en Uganda.Azahara Abdul (Unicef)
Alejandra Agudo
Paracuellos de Jarama -

Lo dice la ONU: 5,3 millones de niños de menos de cinco años mueren cada año en el mundo. La neumonía, la diarrea y la malaria son sus mayores asesinos. Son datos de su último informe sobre mortalidad infantil que arrojan una fotografía en dos dimensiones sobre este problema. Pero ¿y si se pudiera disponer de un vídeo en alta definición, en tres dimensiones y con todo lujo de detalles sobre qué mata a los niños? Es lo que ha conseguido un equipo de investigadores de la mayor red de vigilancia de salud infantil, Champs. Este jueves ha publicado sus primeros resultados en Lancet Global Health: más de la mitad de los fallecimientos infantiles en países en desarrollo podrían estar relacionados con infecciones.

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"El gran problema es que las fuentes de datos sobre mortalidad infantil eran poco fiables", explica Quique Bassat, coautor del estudio e investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa. Esas fuentes eran tres. Primero, los certificados de defunción que, en los pocos casos en los que se realiza en los países pobres, no recogen datos exactos. "En Mozambique, se certifica menos del 5% de niños que mueren", asegura el experto. Las autopsias verbales tampoco son mucho más precisas. "Se pregunta a los familiares y después un profesional clínico o un software analiza las respuestas. Y sale si la causa es una neumonía o una malaria. Pero a veces las respuestas son confusas, incluso un año después del deceso", especifica. Y finalmente, los datos de la historia clínica de aquellos que perecen en centros médicos son "mejores", pero sin olvidar que en países con pocos recursos las herramientas de diagnóstico son escasas. "Ninguno de estos métodos es robusto", concluye.

Para desentrañar qué mata a los niños, se inició en 2012 un proyecto financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates que consistía en desarrollar una autopsia mínimamente invasiva. El objetivo era disponer de un método fiable para conocer con gran precisión las causas de mortalidad infantil allí donde más sucede que, según las estadísticas disponibles de la ONU, es en África subsahariana (el 52% de las muertes de menores de cinco años) y el sur de Asia (29%). En definitiva, en países pobres en los que además las autopsias completas están poco aceptadas, pero sí se puede conseguir que las familias accedan al análisis de muestras de órganos obtenidas post mortem, que no dejan marcas visibles y no requiere de personal ni equipo altamente especializados. "En 2015 demostramos que los resultados eran fiables y se creó una red par hacer una vigilancia a largo plazo, se prevé que durante 20 años", apunta Bassat.

ISGlobal, con presencia en Mozambique, comenzó a practicar esta prueba post mortem en el país. Otros equipos hicieron lo mismo en Bangladés, Kenia, Mali y Sudáfrica. En total, los investigadores han realizado 933 autopsias mínimamente invasivas en fallecidos menores de cinco años, casos de muerte neonatal y bebés nacidos sin vida durante dos años de vigilancia. "Esto supone un antes y un después", opina el investigador. "Normalmente se habla de una causa de muerte, pero muchas personas perecen con varias patologías. Con este método tenemos desde lo primero que le pasó al fallecido hasta lo que le mató". Así, en el 63% de los casos, el equipo identificó dos o más condiciones en la cadena causal y, en el 54 %, dicha condición era una infección. Y mucho más. La información que arroja el estudio es tan precisa que sus autores aún no saben cómo representarla gráficamente con precisión, confiesa Bassat.

"Hay confirmación de cosas que ya sabíamos como que la neumonía es una de las principales causas o que lo que sucede en torno al parto es crítico. Pero también ha habido sorpresas", apunta el coautor del estudio. "Encontramos bichos que normalmente no teníamos en cuenta", explica. Uno de ellos ha sido la bacteria Klebsiella pneumoniae, que normalmente no aparece en las listas habituales de causa de muerte infantil, pero que los investigadores han encontrado en un número considerable de neumonía, sepsis y meningitis.

De los 5,3 millones de menores de cinco años que mueren cada año en el mundo, el 52% son de África subsahariana y el 29% en sur de Asia

El propósito final de este trabajo de largo plazo es diseñar políticas de prevención y tratamiento apuntando a las causas precisas de mortalidad, basadas en la evidencia. Por ejemplo, allí donde haya una alta prevalencia de Klebsiella, se podría presionar para investigar una vacuna, sugiere Bassat. "En casos críticos de malaria, vemos que frecuentemente se complican por infecciones bacterianas. De tal manera que se podría decidir administrar antibióticos a quienes padezcan paludismo de forma grave", agrega.

Los países menos desarrollados, entre ellos los que vigilan los investigadores Champs, tienen tarea. En África subsahariana fallecen 78 niños menores de cinco años por cada 1.000 nacidos vivos. Esto significa que mueren 1 de cada 13, una ratio 16 veces mayor que la media en los países más ricos, que es de 1 de cada 199. Juntas, la región subsahariana y el sur de Asia suman el 80% de las muertes infantiles del mundo. Van a necesitar ayuda. Y ciencia. Bassat cree que el muestreo de tejido mínimamente invasivo (MITS), como han llamado a las autopsias diseñadas por ISGlobal, podría servir para precisar la información obtenida por el resto de vías. "No es posible realizar MITS en todo un país, pero sí a una escala menor que permita corregir las estimaciones", precisa.

"A los investigadores no nos gusta investigar a los muertos, pero da una información útil. Esto es un proyecto con la esperanza de prevenir futuros fallecimientos". Un fin en línea con la meta del tercero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU que llama a "poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de cinco años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos, y la mortalidad de niños menores de cinco años al menos hasta 25 por cada 1.000 nacidos vivos". Para 2030.

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Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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