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El carnaval de Río, en imágenes Río de Janeiro vibró todo el fin de semana con los carnavales callejeros y se volcó la noche del domingo hacia los desfiles en el Sambódromo, marcados por una fuerte presencia de la crítica política y social Con mucha purpurina, carrozas alegóricas, miles de integrantes y una poderosa batería de percusión, 13 'escolas', con cerca de 3.000 integrantes cada una, disponen de 60 a 70 minutos para recorrer los 700 metros del Sambódromo y encantar a los jurados y a 70.000 espectadores, en una fiesta que se vive durante dos noches y hasta el alba. Leo Correa (AP) Una intérprete de la escuela de samba Uniao da Ilha gesticula en una carroza durante la primera noche del desfile de carnaval en el Sambódromo de Río de Janeiro. Pilar Olivares (REUTERS) Una llamada a la preservación del medioambiente de los pueblos indígenas y de la cultura en Brasil abrió el pasado domingo los majestuosos desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial, principal atracción del carnaval de Río de Janeiro, considerado uno de los mayores espectáculos del mundo. RICARDO MORAES (REUTERS) Los tradicionales 'blocos' -murgas callejeras- congregaron durante todo el fin de semana a dos millones de personas, que convirtieron a la ciudad en una gigantesca fiesta de disfraces y música regada con mucha cerveza. CARL DE SOUZA (AFP) Gigantescas carrozas ayudaron a contar con metáforas la historia de Jesús, desde su nacimiento hasta su crucifixión, y criticaron lo que consideran la transformación de los cultos religiosos en actos mercantilistas. Ricardo Moraes (REUTERS) Desde que asumió las riendas de la ciudad en 2016, el obispo evangélico Marcelo Crivella dejó claro que no simpatizaba con el carnaval e impulsó un corte progresivo de la financiación pública a estos grupos, que pasaron de recibir dos millones de reales cada uno en 2017 a no contar con ningún apoyo este año. En la imagen, artistas del desfile de la escuela de samba Uniao da Ilha, durante las celebraciones del carnaval el lunes 24. Leo Correa (AP) La situación política y social se cuela en la fiesta de Momo desde siempre, pero el tono de protesta suele acentuarse en momentos de radicalización política, como en el actual Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro. La sirena era Anna Giulia, la única mujer negra en el equipo brasileño de natación sincronizada. RICARDO MORAES (REUTERS) La supresión de los subsidios públicos por el alcalde de Río, Marcelo Crivella, obligó a las escuelas a reinventarse. Parte de esa tarea estuvo a cargo de directores creativos más jóvenes, que están haciendo "un carnaval que es arte, que es una fiesta, pero también es un carnaval político, comprometido", apuntó Luiz Antonio Simas, historiador. En la imagen, varios miembros de la escuela de samba Uniao da Ilha realizan una escena que representa la violencia, durante el desfile en las celebraciones del carnaval en el Sambódromo de Río de Janeiro. Leo Correa (AP) La depredación del medioambiente que ha causado la extracción minera en Brasil también fue denunciada en los desfiles, donde, además de la deforestación, fueron criticadas las condiciones de trabajo de millones de hombres, mujeres, e incluso niños, que viven prácticamente bajo tierra buscando piedras y metales preciosos. RICARDO MORAES (REUTERS) En Brasil aún está vigente el concepto casi cultural de que el carnaval es sinónimo de un lugar "donde todo vale, donde nadie es de nadie", afirma Ana Cristina de Souza, coordinadora municipal de políticas para mujeres, en São Paulo. "Las personas precisan deconstruir esa idea equivocada del carnaval", completa. RICARDO MORAES (REUTERS) Un Jesús nacido en la favela, homenajes a indígenas, a artistas negros y a las religiones afro-brasileñas: las escuelas de samba subieron el tono, en un Brasil donde la fiesta está bajo la mirada de las iglesias neopentecostales, sumamente influyentes en el Gobierno de Jair Bolsonaro. Al final del desfile, una carroza monumental mostró un Jesús de piel oscura crucificado, con la inscripción "Negro", en lugar de "Inri", sobre la cruz. MAURO PIMENTEL (AFP) Miembros de la escuela de samba Uniao da Ilha sostienen carteles en los que se lee "Paz" mientras desfilan durante las celebraciones del carnaval en el Sambódromo de Río de Janeiro. Leo Correa (AP) La reina del tambor, Gracyanne Barbosa, de la escuela de samba Uniao da Ilha, se presenta durante las celebraciones del carnaval en el Sambódromo de Río de Janeiro. Leo Correa (AP) Brasil es una de las naciones donde más transexuales son asesinados y donde cada año se denuncian más de 200 ataques a cultos religiosos de matriz africana. En la imagen, miembros de la escuela de samba Viradouro actúan durante la primera noche del desfile del carnaval de Río en el Sambódromo. MAURO PIMENTEL (AFP) Casi la mitad de las brasileñas (48%) afirma haber sufrido algún tipo de acoso sexual durante el carnaval. Para las jóvenes de entre 16 y 24 años el porcentaje sube hasta el 61%, según una encuesta divulgada por el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope). RICARDO MORAES (REUTERS)