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El hombre que se enfrentó al ébola sin guantes y otras nueve personas que marcaron la ciencia en 2019

La revista 'Nature' publica su lista de las 10 figuras científicas más influyentes del año

Manuel Ansede
El microbiólogo congoleño Jean-Jacques Muyembe, el pasado agosto.
El microbiólogo congoleño Jean-Jacques Muyembe, el pasado agosto.Baz Ratner / Reuters

El microbiólogo Jean-Jacques Muyembe Tamfum suele contar que, cuando llegó a la aldea que sufrió el primer brote de ébola, en 1976, no tenía mascarilla ni guantes de látex. La escena que se encontró allí, en una misión católica dirigida por monjas belgas en Yambuku (hoy República Democrática del Congo), era apocalíptica. La mayor parte de las religiosas habían muerto, mucha gente había huido y los supervivientes tenían fiebres y diarrea. Muyembe Tamfum tomó muestras de los cadáveres con las manos desnudas. Al acabar, se las lavó con agua y jabón. Hoy, la revista Nature le ha incluido en su lista de las 10 personas más influyentes de la ciencia mundial en 2019.

El científico congoleño, de la Escuela de Medicina de Kinshasa, dirige desde julio la campaña contra el último brote de ébola, que desde 2018 ha matado en su país a 2.200 personas. Muyembe Tamfum, codescubridor del virus hace 43 años, libra su décima batalla contra la enfermedad, “la más dura hasta ahora”, según destaca la publicación científica. En todos los brotes anteriores logró cortar la expansión de la epidemia.

Entre los elegidos se encuentran la ecóloga argentina Sandra Díaz, el físico brasileño Ricardo Galvão y la activista sueca Greta Thunberg

La tradicional lista anual de la revista Nature tiene un gran peso medioambiental en esta edición. Entre las 10 personas seleccionadas figura la ecóloga argentina Sandra Díaz, coordinadora del mayor informe hasta la fecha sobre el estado de los seres vivos en el planeta, elaborado por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas. Su alarmante conclusión: alrededor de un millón de especies animales y vegetales están amenazadas de extinción, muchas de ellas en un plazo de unas pocas décadas.

“Tenemos que cuestionar esas narrativas que dicen que la única manera de progresar es consumiendo más, cada vez más caro, con más obsolescencia. ¿Qué es esa idea de progreso?”, afirmó Díaz, investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba, en una entrevista con EL PAÍS en junio, tras ganar el Premio Princesa de Asturias de Investigación.

La ecóloga argentina Sandra Díaz, Princesa de Asturias de Investigación.
La ecóloga argentina Sandra Díaz, Princesa de Asturias de Investigación.

La clasificación de Nature también incluye a Ricardo Galvão, el físico brasileño que este verano plantó cara al presidente de su país, el ultraderechista Jair Bolsonaro. El científico, que por entonces era director general del Instituto Nacional de Investigación Espacial, en São Paulo, cuenta que un día casi se desmaya al ver en las noticias que Bolsonaro arremetía contra él. Los informes del centro de Galvão mostraban un aumento de la deforestación en la Amazonia, pero el presidente le acusaba de mentir y de estar conchabado con las organizaciones ecologistas.

El físico salió a defender el rigor de su equipo y acabó siendo cesado por Bolsonaro. Los últimos datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial, sin embargo, le dan la razón: la Amazonia ha perdido 9.762 kilómetros cuadrados de selvas entre agosto de 2018 y julio de 2019, un 30% más que el año anterior y casi el doble que en 2012, según recuerda la revista Nature. Es una superficie similar a la de la isla de Chipre.

“Una adolescente sueca ha llevado la ciencia del clima a la primera línea”, apunta la revista Nature

La publicación británica también ha incluido en su lista a otra de las personas atacadas por Bolsonaro: la omnipresente activista Greta Thunberg, de 16 años. “Una adolescente sueca ha llevado la ciencia del clima a la primera línea mientras canalizaba la ira de su generación”, apunta la revista Nature. “Greta ha inspirado a científicos, activistas y políticos”, subraya Angela Ledford Anderson, directora del programa de Clima y Energía de la Unión de Científicos Preocupados.

El paleontólogo etíope Yohannes Haile-Selassie ha sido otro de los protagonistas del año. El investigador del Museo de Historia Natural de Cleveland (EE UU) anunció en agosto que su equipo había encontrado un cráneo completo de un homínido que vivió hace 3,8 millones de años en lo que hoy es la región de Afar, en Etiopía. Los restos, una joya paleontológica, pertenecieron a un individuo de la especie Australopithecus anamensis, clave en la evolución de la humanidad.

El paleontólogo etíope Yohannes Haile-Selassie.
El paleontólogo etíope Yohannes Haile-Selassie.Museo de Historia Natural de Cleveland

La astrofísica canadiense Victoria Kaspi también está entre las 10 personas destacadas por Nature. Kaspi, de la Universidad McGill de Montreal, ha sido esencial en la construcción del telescopio CHIME, el mejor cazador de los denominados estallidos rápidos de radio, unas misteriosas emisiones de ondas de radio procedentes del exterior de nuestra galaxia. El aparato, localizado en el suroeste de Canadá, está destinado a averiguar el origen de estos estallidos y a responder otras grandes preguntas de la cosmología.

El físico estadounidense John Martinis, líder del proyecto de Google para construir un ordenador cuántico, también ha copado los titulares este año. Su equipo anunció en octubre, en medio del escepticismo de competidores como IBM, que había logrado la llamada supremacía cuántica: conseguir que un ordenador cuántico resuelva en unos minutos unas operaciones sin aplicación práctica que requerirían miles de años de una computadora convencional. “La computación cuántica que hacemos ahora nos habría parecido absolutamente irreal hace años”, explicó Martinis en una entrevista con este diario hace un par de meses.

El físico John Martinis, de Google, fotografiado en octubre en Madrid.
El físico John Martinis, de Google, fotografiado en octubre en Madrid.Kike Para

El trabajo de Wendy Rogers, experta en bioética en la Universidad Macquarie, en Sídney (Australia), también ha recibido este año la atención internacional. Rogers dedicó sus noches y fines de semana a revisar estudios científicos chinos sobre trasplantes de órganos. Ella y un equipo de voluntarios detectaron que más de 400 investigaciones, con 85.000 trasplantes realizados entre 2001 y 2017, no especificaban de dónde habían salido los donantes. Rogers apuntó al probable uso de prisioneros y dos revistas científicas, PLoS ONE y Transplantation, retractaron varios de los estudios chinos que habían publicado. “Insto a las demás revistas a tomarse en serio este asunto”, señala la experta en Nature.

La investigadora Wendy Rogers ha denunciado los turbios trasplantes de órganos en China

El neurocientífico Nenad Sestan, de la Escuela de Medicina de Yale (EE UU), también ha entrado en la decena de elegidos. Su equipo ha desarrollado un sistema de perfusión cerebral que imita el flujo sanguíneo. Al probarlo en los cerebros de 32 cerdos decapitados, cuatro horas después de su muerte en un matadero, los investigadores consiguieron restaurar algunas funciones básicas a nivel celular, abriendo la puerta al objetivo todavía muy lejano de frenar el deterioro cerebral asociado a la muerte.

El inmunólogo chino Hongkui Deng, de la Universidad de Pekín, completa la lista de Nature por sus trabajos pioneros con la revolucionaria herramienta de edición genética CRISPR. El equipo de Deng ha intentado imitar en el laboratorio una mutación natural en el gen CCR5 que hace inmunes al virus del sida a millones de personas (el 1%, en el caso de los europeos). Los científicos chinos extrajeron de un donante células madre precursoras de las células sanguíneas, las modificaron con las tijeras moleculares CRISPR y se las inyectaron a una persona con leucemia y VIH, buscando repetir el caso de Timothy Ray Brown, un paciente curado en 2008 gracias a un trasplante de médula ósea de un donante con la mutación en el gen CCR5. La estrategia de Deng no ha funcionado, aparentemente porque solo editó el 18% de las células trasplantadas, pero el experimento sí ha servido para demostrar que la técnica CRISPR “se puede utilizar con seguridad en adultos con VIH”, según destaca Nature.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III

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