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El futuro común de un continente

África busca la integración en el tablero internacional con la negociación de un nuevo acuerdo comercial. Este fue el eje central del XIX Foro Internacional sobre África, celebrado en Madrid

Lusmore Dauda

Vienen pidiéndolo desde hace tiempo. África y sus ciudadanos quieren empleo, mercado, productos propios y reconocimiento. Este reclamo no peca de osadía: es una petición acorde a los tiempos. En el continente hay una creciente mano de obra y unas cifras económicas que alientan al desarrollo. Por eso, su futuro ya no responde al esquinado lugar donde parece delegarse siempre sino a representar un papel estratégico del tablero internacional.

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Una conclusión que se alcanzó en el XIX Foro Internacional sobre África, celebrado este viernes en la Casa Árabe de Madrid. Durante la jornada se analizó el potencial del continente y su integración en el llamado “futuro común” que subtitulaba el acto. Para entender algunos de los motivos de este encuentro, se resaltaron varios datos: el continente africano tendrá 2.000 millones de consumidores en 2050; para 2025, habrá más de 80 ciudades con un más de un millón de habitantes y carreras accesibles para 24 millones de personas, lo que concentrará el 58% del Producto Interior Bruto (PIB) en estas áreas urbanas. El PIB, por cierto, ya suma cerca de 2.350 millones de euros, un 2,7% del total en el mundo.

Bajo esas coordenadas, los asistentes enfatizaron las “oportunidades” y “desafíos” que plantea un porvenir con los ojos puestos en estas latitudes. “La integración es un largo proceso que requiere voluntad política y recursos”, adelantó Mario Pezzini, director del centro de Desarrollo de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos). “Hay que mejorar el acceso a la energía y el suelo”, recordó antes de dar paso a Ángel Gurría, secretario general de la asociación. “Con frecuencia se dice que África es el continente del futuro, pero hay que convertirlo en el continente del presente. Invertir en África es invertir en un presente que derive en un futuro común”, expuso.

“África es la segunda región del mundo con más crecimiento después de Asia”, continuó Gurría, indicando que ese aumento es del 4,6% desde el año 2000. “Este marco es el resultado de una demanda impulsada por el desarrollo demográfico”, añadió, “que requiere una mayor conectividad”. También reseñó la “urgencia” de mejorar la fiscalidad y, por tanto, el ambiente para los negocios. Según comentó, un estudio en 16 países del continente devolvía que la rentabilidad fiscal oscila en torno al 17%, lejos del 24% de América Latina. Y cerró: “Tenemos que seguir mejorando la cooperación, alineándola en asuntos como la educación, la sanidad, la igualdad de género o la amenaza climática”.

Una de las sesiones del XIX Foro Internacional sobre África.
Una de las sesiones del XIX Foro Internacional sobre África. Javier Barbancho / Casa África

En esta línea se manifestó David Sassoli a través de un videomensaje. El presidente del Parlamento Europeo repasó la coyuntura actual de los países europeos en torno a África y resolvió que “la cooperación actual es insuficiente”. Un aviso que repitió Fernando Valenzuela Marzo, secretario de Estado en el ministerio de Asuntos Exteriores español. “África es un continente vibrante y en crecimiento”, subrayó Valenzuela, “a pesar de las imágenes que llegan de desastres humanitarios, que existen, pero no dejan ver otra realidad”.

Traducir ese excitante panorama es aludir a los 12 millones de africanos que se incorporan al mercado laboral cada año o a un aumento exponencial de población, que alcanzará los 2.400 millones de personas para 2050. En lo relativo a España, se habló de 600 empresas operando en el continente y 1.500 con relaciones comerciales en sectores como el agroalimentario, el pesquero o el turismo. “Lo que es necesaria es la seguridad y la transparencia de unas empresas cuidadas”, concluyó Valenzuela.

La prioridad del continente y el Plan África

El Foro tuvo lugar el viernes 29 de noviembre en Casa Árabe, en Madrid. El Gobierno de España, que ha reafirmado recientemente la prioridad otorgada al continente africano con la puesta en marcha de su III Plan África, se ha asociado a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación con el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y con la Unión Africana para organizar este evento, en el que también colaboran Casa África, Casa Árabe, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD).

Los debates se basaron en las conclusiones del informe Dinámicas del desarrollo en África 2019, recientemente publicado por la Comisión de la Unión Africana en colaboración con el Centro de Desarrollo de la OCDE.

Recogió el testigo María Teresa Fernández de la Vega, presidenta de la fundación Mujeres por África, cuestionando por qué el crecimiento económico no se convierte en desarrollo. “Existe un consenso en esta paradoja”, advirtió, señalando que una de las causas puede ser cómo la mayor parte de productos que se exportan son bienes no procesados: un 50%, apuntó, en contraposición con Asia (otra región en desarrollo), donde ocupa solo un 10%. “Existe un claro desajuste. Crece la desigualdad y se ven países ricos que no acaban de despegar”, anotó antes de culminar con que, tras 12 años de descenso, ha vuelto a crecer la inseguridad alimentaria, afectando en la actualidad a 257 millones de personas.

Centrándose en las soluciones regionales, Fernández de la Vega dio paso a Amy Jadesimi, directora de la empresa logística Lagos Deep Offshore, que enfatizó la importancia de que “el capital local esté bien invertido” y de que “los gobiernos den facilidades y a la vez regulen”. “Mercado, empresas y ciudades deben ser los actores imprescindibles”, argumentó a su lado Jong-Dae Park, embajador de Corea en Sudáfrica, arengando a los países para salir de su zona de confort. “Hay dinero y hay capacidad de inversión, pero tenemos que ver por qué no llega”, razonó Félix Fernández Shaw, director de la política de Cooperación Internacional y del Desarrollo Internacional de la Comisión Europea. “Si queremos tener cadenas de mercados regionales, hay que tener mercados regionales, y hay que fijarse una política común de objetivos públicos y desarrollo”, atajó.

Destacó la intervención del etíope Arkebe Oqubay, asesor del primer ministro. Oqubay resumió el acto diciendo que hay que cambiar de paradigma en las relaciones con el continente africano. Para él, hay que negociar nuevos acuerdos que pongan a África en el lugar que se merece. El foro, agregaron sus responsables, tiene precisamente ese objetivo: la movilización de recursos financieros adicionales para impulsar la inversión en el futuro de África y mantener el diálogo entre los dirigentes africanos y sus socios para el desarrollo. “Es fundamental para lograr la Agenda 2063 de la Unión Africana y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, sostenían, “utilizando eficazmente los ingresos públicos, así como la inversión pública y privada”.

África es un continente vibrante y en crecimiento, a pesar de las imágenes que llegan de desastres humanitarios, que existen, pero no dejan ver otra realidad Fernando Valenzuela Marzo, secretario de Estado en el ministerio de Asuntos Exteriores español

Íñigo de Palacio, director global de relaciones institucionales y vicepresidente de Indra, remarcó la urgencia de una mayor conectividad y esgrimió que, según crecen las ciudades y los países, crecen los desafíos. Muchos de ellos relacionados con el boyante ‘e-commerce’. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, María Reyes Maroto, recogió el testigo alabando los vínculos geográficos, “pero también históricos y culturales”, de nuestro país con África y enumeró varios factores clave en el desarrollo: el peso demográfico –el cálculo de que para 2050 África habrá duplicado su población, de los 1.200 a los citados 2.400 millones-, la mejora de las instituciones (“se ha reforzado la estabilidad y el clima de certidumbre atrae la inversión”, matizó) y la apertura de sus economías.

“Nuestras industrias españolas han tenido una actuación relevante en su desarrollo. Y no solo España, sino toda la Unión Europea, primer socio y principal inversor”, incidió Reyes Maroto, que catalogó a nuestro país de “puente” no solo con el Magreb sino con el África Subsahariana: “Estamos convencidos de que estas relaciones aportarán grandes beneficios a ambos lados”, apostilló. “Las respuestas son colectivas. Las relaciones bilaterales deben ser reconfiguradas con estadística y con el peso de África”, zanjó Manuel Escudero, presidente del Consejo de Administración del Centro de Desarrollo de la OCDE, “porque tiene mucho potencial y este diálogo nos sirve para contemplar todas las circunstancias”.

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