_
_
_
_
_
EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Que te invada Hitler tampoco es para tanto

Cada vez que un país planea una reforma educativa la Historia se echa a temblar

Jorge Marirrodriga
Vista del centro de Oslo.
Vista del centro de Oslo.NTB SCANPIX (REUTERS)

El pasado martes este periódico en su sección de Cultura informaba de que el Gobierno noruego maneja un borrador de reforma educativa en la que se contempla una considerable merma en las enseñanzas de ciencias sociales —en especial la historia— en favor de otras materias con contenidos “relevantes para el futuro”.

Si la reforma va adelante, por ejemplo, no se recogerán algunos sucesos de la II Guerra Mundial. Esto tiene su miga, porque Noruega es un país que obtuvo su independencia moderna apenas en 1904, y en estos ciento y pocos años, lo más grave, sin duda, que le ha sucedido es la invasión nazi. Esta comenzó el 9 de abril de 1940 y se prolongó durante cinco años. Tan importante fue que Noruega ha hecho su aportación al idioma planetario con la expresión ser un Quisling, esto es: ser un traidor. Vidkun Quisling fue un militar que encabezó entusiasmado el Gobierno colaboracionista mientras desde Londres el rey Haakon —un monarca electo, íntegro y adorado por su gente que esperó al último minuto para escapar literalmente bajo las bombas— dirigía la resistencia antinazi.

La comunidad judía noruega ha advertido de que por el camino tampoco se enseñará nada sobre el Holocausto, pero esto tiene su lógica: si no te parece relevante que Hitler invada tu país, lo que ocurriera entonces con tus conciudadanos —los judíos noruegos fueron encerrados, y una proporción de ellos, deportados a campos como Auschwitz— no tiene por qué resultarte interesante.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

¿Puede empeorar esto? Naturalmente que sí, porque este movimiento de amnesia colectiva ni siquiera se plantea en nombre de la ideología —lo cual ya sería un error—, sino en nombre del progreso. Simplemente, el que los estudiantes sepan lo que les sucedió a sus bisabuelos no se considera útil. Cuando vemos a un grupo de chicos del programa Erasmus, probablemente hay varios cuyos bisabuelos trataban de matarse unos a otros hace bien poco, claro que ser consciente de esto no sirve ni en una entrevista de trabajo ni en el universo digital.

Debe ser una epidemia que cada vez que a un país le da por reformar la educación, lo primero que se carga es la memoria y la reflexión —historia y filosofía— por irrelevantes. Vamos a llenar el mundo de expertos en Super Mario. Ay, Haakon.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_