_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El príncipe heredero es culpable

El brutalismo político de Trump concede directamente a Arabia Saudí el derecho al crimen de Estado, gracias a su capacidad de producción petrolera y a sus compras de armas a Estados Unidos

Lluís Bassets
El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman (MBS), en Riad, el pasado 19 de noviembre.
El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman (MBS), en Riad, el pasado 19 de noviembre. BANDAR AL-JALOUD (AFP)

No hay apenas dudas acerca de la responsabilidad de Mohamed bin Salmán, conocido como MBS, en la trampa tendida al periodista Jamal Khashoggi el pasado 2 de octubre en el consulado saudí en Estambul, en su asesinato organizado desde la cúpula del Estado saudí y en su posterior desaparición, probablemente mediante descuartizamiento y disolución en ácido de su cuerpo. Lo acredita el Gobierno turco y, con mayor autoridad, la CIA, a pesar de la insostenible y persistente incredulidad exhibida por Donald Trump. Las sucesivas e inverosímiles explicaciones y coartadas aportadas por el Gobierno saudí han añadido infamia al horror de un crimen tan espantoso. Casi todos los esbirros que participaron en el asesinato se hallan arrestados e inculpados, e incluso en cinco casos con petición de pena de muerte. Todo lo que han hecho la fiscalía y la policía saudíes hasta ahora ha sido destruir pruebas, eliminar testigos e intentar enmascarar la responsabilidad del heredero de la corona y hombre fuerte del régimen, el hijo treintañero, impulsivo y violento, del anciano rey Salmán. La única forma de exculpar convincentemente al príncipe, fuera del alcance de los saudíes por la naturaleza patrimonial y despótica del régimen, sería una investigación a cargo de la justicia de otro país, como Turquía, o de una comisión internacional.

Más información
La CIA concluye que el príncipe heredero saudí ordenó la muerte del periodista Khashoggi
EE UU sanciona a 17 funcionarios saudíes por el asesinato de Khashoggi

También Trump ha querido contribuir a la cobertura del crimen con un comunicado en el que admite la posibilidad de que MBS sea el asesino de Khashoggi, pero se niega a extraer consecuencias. Al contrario, carga de razones al príncipe en la neutralización del periodista, considerado por los saudíes como enemigo del Estado y miembro de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, tachada de terrorista. El presidente apoya además la posición de Riad en su rivalidad con Irán, país al que define como la única potencia terrorista en la región y al que responsabiliza de la guerra de Yemen. Regala así una baza a MBS, promotor de la intervención saudí en la guerra civil yemenita, y sometido estos días a presión para que abandone su aventurismo bélico en castigo a la muerte de Khashoggi.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

El brutalismo político de Trump concede directamente a Arabia Saudí el derecho al crimen de Estado, gracias a su capacidad de producción petrolera y a sus compras de armas a EE UU. Su principal y más cínico argumento es el mismo de su campaña electoral, America First, Estados Unidos ante todo, una simplificación de la política exterior profundamente dañina para Washington y la comunidad internacional. De la condescendencia trumpista tomarán nota todos los déspotas del mundo, con los que el presidente suele simpatizar más que con los gobernantes debidamente elegidos.

No serán los únicos que tomarán nota. ¿Asistirá el asesino a la reunión del G20 que se celebrará el 30 de noviembre en Buenos Aires? ¿Le admitirán los otros jefes de Estado y de Gobierno? ¿Mantendrá la Casa Real española sus estrechas relaciones con una familia reinante ahora liderada por un sujeto tan poco recomendable?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_