Trump contra Ocasio-Cortez
El hijo de millonario de origen germánico que construye torres doradas pero se expresa con exabruptos, contra la hija del Bronx de antepasados puertorriqueños que ganaba premios mientras estudiaba con becas
Cuando Alexandria Ocasio-Cortez confirmó su victoria como la congresista de menor edad de la historia de Estados Unidos el pasado martes por la noche, una mujer, joven, latina (como ella), me dijo, mirando la foto de la nueva estrella del Partido Demócrata: “Soy yo”. La sonrisa le inundaba el rostro.
Lo que la ciencia política conoce como representación descriptiva es casi tan importante como la sustantiva. No solo queremos que quien ostenta el poder gracias a nuestro voto esté de acuerdo con nosotros. También aspiramos a vernos reflejados en nuestros representantes. La razón es doble. Por un lado, esperamos que quien se nos parece entienda mejor nuestros problemas, esté más cerca de nuestros intereses y de nuestra ideología. Por otro, supone una reafirmación identitaria, la prueba de que el grupo al que pertenecemos existe, e importa. Si, además, el votante forma parte de una minoría histórica, la elección vale doble, porque supone un contraste con un pasado (y un presente) de exclusión en el proceso de toma de decisiones.
En este proceso de división descriptiva, el Republicano es el partido de los hombres blancos, de mediana edad en adelante, que no cuentan con estudios universitarios, o viven fuera de los centros de poder del país. Sucede lo mismo con otros movimientos de derecha reaccionaria a lo largo de Europa. Habrá quien argumente que estos grupos se están convirtiendo en una minoría y, por tanto, su elección identitaria es equivalente a la de las viejas minorías. Pero ¿realmente son una minoría? Al fin y al cabo, la mayoría de posiciones de poder en el mundo occidental están ocupadas por personas que se le parecen. Salvo en la dimensión de clase, es cierto. Ahora bien, los líderes reaccionarios del mundo no representan a la vieja clase obrera en términos descriptivos. La inmensa mayoría de ellos vienen de entornos acomodados, o incluso adinerados. Solo (mal)imitan las formas y los símbolos de los segmentos populares.
Es mucho imaginar, pero supongamos por un momento que en las elecciones presidenciales de 2020 Trump se enfrenta a Ocasio-Cortez. El hijo de millonario de origen germánico que construye torres doradas, pero se expresa con exabruptos, contra la hija del Bronx de antepasados puertorriqueños que ganaba premios mientras estudiaba con becas. ¿Quién de los dos presenta una mejor representación descriptiva de la clase obrera? @jorgegalindo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.