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Depedro y Coque Malla, la continuación de una hermosa amistad

montse velando
Silvia Hernando

COMO BUENOS melómanos, ya se tenían mutuamente localizados. Pero la primera vez que se vieron en persona fue hace cosa de cinco años, en Nueva York. “Tocábamos Carmen París, Jairo y yo en un garito alucinante”, rememora Coque Malla. “Estábamos sentados en el bar Carmen y yo, y le veíamos a él. Luego él se sentaba y salía Carmen, y así. Recuerdo esa experiencia como algo increíble. Después nos fuimos de marcha, ¿te acuerdas?”. Jairo, de apellido Zavala y nombre artístico Depedro, asiente enérgicamente. Vaya que sí se acuerda. “Después el camino nos encontró gracias al bajista Héctor Rojo, que toca con los dos”, apostilla. “Además, luego has venido a la [sala] Galileo a tocar conmigo en un par de ocasiones…”, prosigue Depedro. “Y, por supuesto, hay otra anécdota: una cena con Rubén Blades, a la que me invitaron Jorge Drexler y Coque”.

No se tarda en detectar los gestos de complicidad entre ambos cantantes. Señas, palmadas y sonrisas que manifiestan que sus trayectorias, en su discontinuidad, han discurrido por sendas entrelazadas. “Somos músicos, somos hermanos. Y no lo digo en un sentido guay de la palabra, sino en el literal, porque vivimos las mismas experiencias todos los días”, abunda Malla. De ahí que cuando Depedro le propuso cantar en un tema de su recién horneado Todo va a salir bien (Warner) no tuviera ni que pensárselo. “Hacer duetos es el mejor invento del mundo. Antes me sonaba a marketing, pero me he dado cuenta de que no tiene que ver con eso si lo haces con gente con la que compartes cosas”.

Depedro, que ha firmado cuatro discos largos en solitario, sabe de sobra lo que significa convivir con otros colegas en el estudio y sobre el escenario. Con los estadounidenses Calexico ha colaborado durante años tras haber entrado en contacto con ellos a través de otra cómplice habitual: Amparo Sánchez, Amparanoia. Eso sin mencionar su banda de rock, Vacazul, fundada allá por 1995, que por entonces compaginaba con varias formaciones. En este nuevo proyecto coral ha querido plantear un experimento en torno a esas y otras amistades a través de algunos viejos temas de su cancionero y tres propuestas inéditas. Junto a Malla y Amparo Sánchez le acompañan las voces de Luz Casal, Fuel Fandango o Santiago Auserón, el “padre-abuelo de los que escribimos canciones en castellano”, según le define un devoto Malla.

A todos ellos Depedro se permite el lujo de llamarlos compañeros, además de contarlos entre sus referentes musicales. Vetusta Morla, que también participan en el disco, pueden presumir incluso de haber dado un empujón, al menos simbólico, a la carrera como solista de Zavala. “Es el primer grupo que me ofreció telonear con ellos”, recuerda. “Antes de salir a tocar me preguntaron: ‘¿Cómo te vas a llamar?’. Y dije: ‘Depedro’. ‘Pues venga, vente para acá’, respondieron. Y así fue el comienzo”. Desde aquel bautismo inesperado, el artista reconoce haberse dado unos cuantos batacazos. “Pero sé que soy un privilegiado”. Ahí se encuentra la razón de haber echado mano de su particular “mantra” —­ese optimista Todo va a salir bien— a la hora de titular el álbum. “También creía que ilustraba muy bien el milagro de que se junten todos estos genios y aporten su talento y energía”, se jacta, mientras barrunta sus próximas andanzas con Malla: “Después de las buenas experiencias que hemos vivido, aún nos queda ­Nueva Orleans”. 

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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