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Tu lisboa y la mía

Cómo disfrutar de Eurovisión en Lisboa (y sin entradas)

En la céntrica Plaza del Comercio, en la calle y en fiestas privadas se vivirá el ambiente más loco de la cita

El escenario del festival de Eurovisión de Lisboa.
El escenario del festival de Eurovisión de Lisboa.J. M.
Rosa Cullell

Del 29 de abril al 12 de mayo, Lisboa cambiará de cara; de su elegancia decadente a una colorista, excesiva y pop más propia de Eurovisión. El antaño festival de las televisiones públicas europeas es hoy un acontecimiento mundial, con audiencias de 1.500 millones de espectadores, de Pekín a Canberra. Los chinos aún no participan, pero los australianos sí, y no se conforman con ver la televisión. Australia es uno de los países que más entradas ha solicitado para el Altice Arena, escenario lisboeta del macroconcurso pop.

A estas alturas, no queda ni una entrada para la final ni para las dos semifinales en la taquilla online; pero la organización ha estirado el espectáculo hasta convertir el original show único, en nueve actuaciones, todas con público en directo. De esas nueve, aún se puede encontrar alguna localidad para los ensayos. Mientras, los teléfonos siguen sonando en las casas de los lisboetas; son amigos dispuestos a lo que sea por conseguir un billete o una cama donde dormir (los hoteles han aumentado sus precios un 18%).

Aníbal con sus empleados de Bota Feijão.
Aníbal con sus empleados de Bota Feijão.J. M.

Turismo de Lisboa ha apostado muy fuerte por el festival. A cambio de pagar cinco millones de euros, los artistas de los 43 países concursantes presentarán sus canciones con un vídeo de 30 segundos realizado en un rincón de Portugal, y no en sus respectivos países. La ciudad se ha volcado para recibir a todos, con o sin billete, en una semana que aumentará el turismo un 30% respecto al año anterior.

¿Qué más da no tener entradas cuando la ciudad organizadora goza de un clima cálido, de la mejor luz de Europa y de un río que es un mar? Las galas se celebrarán en el Altice Arena, en el Parque das Naçoes, barrio moderno construido para la Expo de 1998. No tiene el encanto de la vieja Lisboa, pero esconde sus secretos. Los hoteles cuentan con magníficas vistas al Tajo desde sus terrazas, y el paseo en bicicleta junto al río es una buena opción para las familias con niños. Los family shows son otro de los aciertos de Eurovisión para atraer un público más amplio que el del frikismo. Además, el estilo intimista de Salvador Sobral, el anterior ganador, ha encontrado seguidores. Este año aumentan las baladas dedicadas al amor tierno y tranquilo.

Los euroimprescindibles

El eurovisivo barrio Parque de las Naciones esconde modestos secretos y otros secretos a voces, como el Oceanário, que no se acaban en un fin de semana.

-Restaurante Bota Feijão. Tasca pequeña y barata, con el mejor cochinillo de Lisboa. En Olivais, barrio cercano a los rascacielos y al auditorio de Eurovisión.

-Oceanário.  Ocho mil especies marinas y siete millones de litros de agua. Una visita obligada para familias con niños.

-River Lounge. Hotel Myriad by Sana. Bar y restaurante con espléndidas vistas sobre el Tajo. Perfecto para una copa al caer la tarde.

-Ministerium Club. En el mismo centro de la Plaza del Comercio, lugar de encuentro de los participantes.

-Estación de Metro Oriente. Sus murales de azulejos combinan la tradición con las últimas tendencias.  Obras de Scully a Za Wou Ki.

Los sinentradas y/o amantes de los centros históricos no están obligados a recluirse en el Parque de las Naciones. El corazón de Eurovisión durante toda la semana se levanta en el centro, en la vieja Plaza del Comercio (entre los lisboetas también llamada Terreiro do Paço), una de las más bellas plazas europeas y donde durante siglos tenían su palacio los monarcas portugueses. Allí, en el estuario del río,  atracaban las carabelas. Y en esa plaza se instala el village del festival, que tendrá vida del 6 al 12 de mayo. El acceso es público. Aparte de pantallas gigantes para ver las galas, se sucederán lo conciertos en directo de los más variados estilos musicales, del tradicional fado al hip hop. Día y noche, todo gratis.

Los fans irredentos, y con posibles, aún pueden conseguir tiques en la reventa. Hoy se están pagando 500 euros por un billete para la final. Pero los sin entradas y sin dinero más imaginativos también pueden intentar colarse en alguna de las muchas fiestas particulares que se organizan en palacetes y pisos lisboetas. Siendo notable el buen gusto de la comunidad gay lusa, esas fiestas prometen ofrecer una buena combinación del barroco portugués con la mejor música pop.

Otra buena opción nocturna —aunque solo para personas acreditadas por la organización— será el Euroclub, situado en el restaurante Ministerium Club, en un lateral de la Plaza del Comercio. Allí, los Dj’s ofrecerán una play-list con las músicas históricas del festival. Una oportunidad única de escuchar Congratulations a la vera del Tajo. ¿Que no se saben Congratulations? Pues entonces no son eurofans.

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