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Tentaciones
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¿Machismo en la aviación española? Solo el 3,5% de los pilotos son mujeres

Las trabajadoras de este sector no se sienten discriminadas, aunque sí con la necesidad de demostrar más que sus compañeros hombres

Vanessa de Velasco.
Vanessa de Velasco.

Amelia, que no quiere revelar su verdadero nombre, supo que quería ser piloto de aviones desde que era niña. Su infancia transcurrió en el aire, debido a los frecuentes viajes de trabajo de su padre. Entonces pensó que esta segunda casa que se desplaza entre las nubes también podía ser un sitio donde trabajar. “Me puse a investigar y primero me dio por querer ser azafata. Luego, a los dos o tres días, cuando descubrí que también podía ser piloto, lo tuve claro”. Hoy tiene 21 años, acaba de salir de la academia y ya ha fichado por una gran compañía.

El motivo por el que Amelia no quiere dar su nombre ni desvelar la compañía en la que trabaja es que las mujeres aviadoras suponen tan solo el 3,5% del total de pilotos que hay en España. En el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) hay 200 mujeres afiliadas frente a los más de 5.000 hombres. Se trata de un sector en el que ellos son mayoría y ellas, por lo tanto, tienen mayor visibilidad. Dar cualquier detalle de su persona puede facilitar el identificarla. Acaba de empezar en la profesión y prefiere por ahora permanecer en el anonimato.

"En el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) hay 200 mujeres afiliadas frente a los más de 5.000 hombres. Se trata de un sector en el que ellos son mayoría y ellas, por lo tanto, tienen mayor visibilidad"

Dicho esto, nos hemo citado en la sede de SEPLA con tres aviadoras: Cristina Aguirre (44 años), comandante de Vueling con 18 años de experiencia; Vanessa de Velasco (40 años), instructora, piloto de Iberia y directora de Aviadoras, un proyecto cuya finalidad es “fomentar la conciliación y potenciar el acceso de la mujer en la profesión”, lleva 16 años volando, y Amelia, la piloto recién salida de la academia que prefiere no revelar su nombre y a la que hemos llamado así en honor a Amelia Earhart, la primera mujer piloto en cruzar el Atlántico.

¿Por qué hay tan pocas mujeres aviadoras en España? Esta pregunta es difícil de responder. Habría que remontarse entre la década de los 50 y los 70, entonces había dos maneras de formarse como piloto, o bien haciendo horas de vuelo en un hipódromo o por la vía militar. En ambos casos el perfil del aspirante era masculino, y esta sería una de las primeas causas. En 1969, Bettina Kadner, madrileña con orígenes alemanes, se convirtió con 22 años en la primera mujer española y europea en pilotar un avión comercial. Ese hito abrió la puerta a que otras mujeres se animaran a dominar los cielos.

En 1974, abrió en Salamanca la Escuela Nacional de Aeronáutica (ENA), la primera y última de carácter público. La forma de acceder era mediante oposición abierta. Este centro de estudios estuvo operativo hasta 1993, y desde entonces solo se puede estudiar aviación en escuelas privadas. Durante el tiempo que estuvo abierta solo un 4% de los alumnos eran mujeres. Adventia es una de las principales escuelas de aviación de España. En los últimos años, la media de matriculadas en esta escuela supuso un 11% del total de los alumnos. La cifra ha aumentado hasta el 15% en la última promoción.

En 2002, el porcentaje de mujeres pilotos era un 2,8% del total. Estamos en 2018 y ese porcentaje solo ha incrementado un 0,7%, no es mucho. Vanessa de Velasco, directora de Aviadoras y piloto de Iberia suele ir a colegios para dar charlas a los alumnos y explicarles en qué consiste el trabajo de piloto. “Nos dirigimos a niños de infantil, primaria y ESO y les damos referentes masculinos y femeninos. Al final de la clase pedimos que levanten la mano quienes quieren ser piloto. Levantan la mano los chicos y las chicas no. Es alucinante. Cuando son pequeños si, pero a partir de la ESO ninguna niña levanta la mano. Luego les preguntas quién quiere ser azafata y suben la mano muchas alumnas”. 

Cristina Aguirre.
Cristina Aguirre.

Educación y estereotipos. “¿Cómo tiene que ser el piloto? Tiene que ser valiente, fuerte y un líder. Son características que la sociedad asocia a lo masculino. Sin embargo, las mujeres tenemos el cuidado, el cariño, la protección y el trabajo en equipo”, explica de Velasco acerca de los valores en los que educamos a los niños y que pueden condicionar en la toma de decisión de determinadas profesiones. “Yo también le echo la culpa a la sociedad. A las chicas no se les ocurre ser piloto. Pero eso está cambiando y se está viendo que si tienen la igualdad desde chiquititos, de mayor la tendrán interiorizada”, añade la comandante Aguirre, que es madre de una niña y asegura que la mejor forma de educarla es no ponerle límites a lo que puede llegar a ser, como sus padres hicieron con ella.

Lo cierto es que cuando se les pregunta a las pilotos sobre si esta es una profesión machista dicen que no. También es verdad que todo lo relacionado con la aviación está sujeto a fuertes protocolos que se han de cumplir al pie de la letra, independientemente de si eres hombre o mujer. “El machismo en sí, más allá del que te puedes encontrar en la calle no lo hay. Nosotras somos muy pocas, entonces hay veces que en un curso de salvamento o de rehenes eres la única chica y todos son hombres y bueno, hay algún comentario. Me encantaría que haya más mujeres y que se forme comunidad”, reflexiona de Velasco.

Para la comandante, una de las experiencias que mejor refleja la aceptación de las mujeres en la cabina de un avión es cuando después de un trayecto sale a saludar a los pasajeros: “Se ponen muy contentos cuando me ven. Cuando comienza el vuelo das la voz por megafonía y te presentas y muchas veces te aplauden. Cuando termina el viaje me dan la mano y me dicen que se alegran mucho o que ha sido el mejor vuelo de su vida. Esto me pasa todos los días. Con las abuelas es alucinante, te dan la mano orgullosas y te llaman señora comandante”. También ha vivido el caso contrario, el de pasajeros que al saber que la comandante es mujer no han querido subirse al avión. Pero estos son muy pocos. 

“Nosotras tenemos que ser perfectas, hay muchas mujeres pilotos que pensamos que tenemos que hacerlo todo bien. Como somos más visibles, al final tienes que dar el callo y sientes que tienes que demostrar lo que vales pero yo creo que eso es más de nuestra generación"

¿Qué os gustaría cambiar del sector de la aviación? “Que las mujeres se animaran a tener puestos de responsabilidad en las compañías, como por ejemplo el de director de operaciones”, responde de Velasco sin necesidad de pensar la respuesta. “Nosotras mismas es verdad que nos ponemos las trabas, no nos animamos a presentarnos a esos puestos. Sobre todo las mujeres que tienen hijos, porque saben que les va a quitar tiempo de familia, y esto es también un problema de la sociedad, porque normalmente ¿quién concilia en la familia los hombres o las mujeres?”, añade Aguirre. Las respuestas de las dos veteranas contrastan con la de la Amelia, que recién llegada al sector asegura sin dudarlo que su intención es “acceder en un futuro a algún puesto de responsabilidad”.

Ninguna de sus empresas les ha obligado nunca a trabaja más que los hombres, pero al ser tan pocas, aseguran que al final han tenido que esforzarse el doble. “Nosotras tenemos que ser perfectas, hay muchas mujeres pilotos que pensamos que tenemos que hacerlo todo bien. Como somos más visibles, al final tienes que dar el callo y sientes que tienes que demostrar lo que vales, pero yo creo que eso es más de nuestra generación”, explica De Velasco.

Finalmente, le hemos pedido a cada una de las pilotos un par de líneas para animar a las nuevas generaciones femeninas a que apuesten por la aviación, y esto es lo que han dicho:

Amelia: “Porque es el mejor trabajo del mundo. Me parece tan bonito conocer otros países, culturas nuevas y tener un estilo de vida completamente distinto.”

Vanessa: “Ser piloto es algo vocacional. Si te gusta y es tu sueño, no vas a trabajar nunca más porque tu trabajo va a ser tu hobby durante toda tu vida.”

Cristina: “Volar es una sensación fantástica. Es muy divertido y ningún día es igual que el otro. Llena un montón. No se te ocurre hacer otra cosa.”

 

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