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El paisaje entra en casa

Anatxu Zabalbeascoa

Rodeada de abedules y con suelos de abeto y alfombras de lana, esta vivienda finlandesa tiende un puente entre el espacio exterior y el interior doméstico.

ESTA ES LA historia de los cambiantes olores, sonidos y vistas que ofrece la naturaleza a lo largo del día y mediante el fluir de las estaciones. También el relato de la permanente huella que esas transformaciones dejan en la memoria de una niña. La diseñadora finlandesa Kati Hienonen pasó los veranos de su infancia en una sencilla cabaña junto a uno de los 55.000 lagos que salpican su país. Años más tarde encargó esta vivienda junto a otro lago dos horas al norte de Helsinki, en Jyväskylä, no lejos de donde el arquitecto ­Alvar Aalto tuvo también su refugio estival.

Hienonen pidió a los arquitectos del estudio Sigge que le construyeran una ventana al bosque con madera de abeto local. Ella se dedica a fabricar alfombras con lana reciclada. Y fue en esta casa donde tuvo la idea de crear su empresa, cuando descubrió que el 80% de la lana vieja se desperdicia. Fundó su negocio buscando una manera de llevar la calidez al interior (extendiendo alfombras), de la misma manera que las grandes cristaleras de su vivienda hacen que el bosque entre en su casa.

Producción de Martina Hunglinger

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