_
_
_
_
_
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las esclavas del siglo XXI cargan en España

Las porteadoras del Tarajal llevan hasta 80 kilos para las mafias de contrabando y a veces mueren

Berna González Harbour
Paso por la frontera del Tarajal, en Ceuta. Dos porteadoras murieron ayer en una avalancha en la cola.
Paso por la frontera del Tarajal, en Ceuta. Dos porteadoras murieron ayer en una avalancha en la cola.Reduan (EFE)

Frágil equilibrio, la película de Guillermo García López que ganó el último Goya al mejor documental, es una genial manta de leches contra nuestra complacencia habitual. El director nos mete en vena un revulsivo auténtico —y muy global— al rodar en 10 países e hilvanar las historias de depredación que amenazan hoy nuestra civilización, desde la deshumanización de la vida en Japón a la virulencia de las heridas, la soledad y la congoja de los inmigrantes que intentan el salto a España.

“La religión de la propiedad está hoy por encima del valor de la vida”, es una de las sentencias de José Mujica, el expresidente de Uruguay y narrador de esta entrega que nadie se debería perder. “Los problemas de África no son de los africanos, sino de la humanidad”. Esta es otra. La que nos trae hasta aquí.

Solemos contar los muertos en las vallas, las pateras y alta mar, aunque lo hagamos mal. Tampoco se nos da bien contar las deportaciones. Para los refugiados que acogemos no necesitamos muchos números. Pero hay otra cuenta que África nos trae hasta la puerta que nos apela también, y es la de las mujeres porteadoras de Marruecos que entran a cargar al Tarajal, en Ceuta, para llevar sobre la espalda de vuelta a casa hasta 80 kilos de productos que otros van a vender. Dos de ellas han muerto este lunes.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Las mafias del contrabando aprovechan un vacío legal: al no reconocer Marruecos la españolidad de Ceuta, no hay aduana comercial y está permitido pasar la frontera con equipajes “de mano” que sin embargo doblan el cuerpo y en ocasiones el peso de sus porteadoras. En general, cientos de marroquíes que guardan filas peligrosas hasta llegar a los polígonos del Tarajal, donde unos hombres les colocan sobre los hombros los productos que previamente han llegado a Ceuta, donde antes los han empaquetado para enviarlos así, como mercancías reorganizadas, sin pagar los aranceles y el IVA que exige Marruecos a las importaciones. Puro equipaje de mano.

Una avalancha humana en el lado marroquí provocó ayer de madrugada estas dos muertes. Según algunos testigos, unas porteadoras recriminaron a otras que intentaban pasar sin pagar el soborno a los agentes y a partir de ahí se organizó el tumulto que terminó en avalancha. Otras cuatro murieron en 2016. La única regulación marroquí consiste en que las mujeres pueden hacer cola lunes y miércoles y, los hombres, martes y jueves. Entre 7.000 y 9.000 personas cargan este contrabando que genera 405 millones de euros al año a cambio de unos 50 euros por viaje. Sin contar los sobornos a gendarmes, la reventa por parte de los plantones, que mercadean con los tiques de cola sin tener que cargar, para qué hablar de las heridas y daños en la espalda de estos porteadores que envejecen rápido. Es un ejemplo de la nueva esclavitud que denuncia Mujica, y esta vez carga los fardos en España sin que a nadie se le mueva una ceja. Ah, por cierto: siete personas murieron ayer al encallar su patera en Lanzarote, una estupenda reserva de la biosfera desde 1993.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_