Así es la película en la que no verás a Kevin Spacey
A un mes del estreno, Ridley Scott decidió sustituirlo en el papel del poderoso y maquiavélico Jean Paul Getty por Christopher Plummer en 'Todo el dinero del mundo'
Después de ver el retrato de Jean Paul Getty que realiza Ridley Scott en Todo el dinero del mundo, a partir del libro de John Pearson y del guion de David Scarpa, el multimillonario fue un hombre frío, manipulador, tacaño, carente de cualquier rastro de humanidad y centrado, básicamente, en conseguir un éxito rotundo en el mundo empresarial. Aunque eso le costara sacrificar a su familia porque pensaba que los hijos no eran buenos para los negocios, y según se apunta en el film es una idea forjada por un complejo infantil: su padre pensó que no llegaría a nada y él se pasó toda la vida pelando por desmentir esa afirmación.
En definitiva, un misántropo de manual y con mucho dinero, tanto dinero que, como reconoce en un momento de la película, no sabe ni cuánto tiene. Pero lo que sí tiene bien claro es que todo tiene un precio, para él no existe la expresión "precio incalculable". Todo se puede pagar, todo se puede conseguir, nada está lejos del alcance de la persona "más rica de la historia del mundo", como la define al comienzo del film su nieto, que ejerce de narrador ocasional a lo largo del metraje.
Precisamente, él es el gran protagonista de Todo el dinero del mundo. El joven, de 16 años, es secuestrado a comienzo de los setenta por un grupo de mafiosos de poca monta que quieren hacer fortuna a costa del empresario, que, recordemos, a su vez la hizo especulando y explotando a países árabes con el negocio del petróleo. A John Paul Getty III le obligan a subir a una furgoneta a la fuerza cuando pasea por un lugar poco recomendable de la noche de Roma, lugar en el que vive junto a su madre, que nunca ha sido considerada como una Getty, aunque lleve el apellido al haber estado casada con uno de ellos.
Por uno de los quince nietos del magnate, los secuestradores piden 17 millones de dólares, y, claro, el abuelo, al que en la película se tilda de extremadamente avaro, no piensa soltar ni un centavo de su repleta cartera. Aunque la película se plantea como un thriller (con secuestro, rescate, investigación, etc...) en realidad es un análisis de la figura influyente de Getty y, por extensión, de todos aquellos que han utilizado su riqueza para ejercer un poder despótico en todos los ámbitos de su vida: tanto social, como familiar o profesional.
Ridley Scott pensó en un principio en Christopher Plummer para este papel, pero no fue el británico el encargado de dar vida al magnate. Finalmente, lo hizo Kevin Spacey. El ganador del Oscar por Sospechosos habituales (1995) rodó el film, en el que sus productores, entre los que se encuentra el propio Ridley Scott, habían depositado muchas esperanzas de cara a los Oscar y los Globos de Oro.
En octubre estalla el escándalo en torno Spacey. Comienza la catarata de denuncias por abusos sexuales y las abyectas e injustificables explicaciones. La carrera del actor, hasta ese momento de éxito, gira hacia el lado opuesto. Adiós a House of Cards y Ridley Scott decide que debe eliminarle de su película. Sabía que con el actor en el cartel, la carrera comercial de la película estaba destinada al fracaso más rotundo. Sobre un presupuesto de 40 millones de euros, gastó diez adicionales para volver a rodar todas las secuencias de Getty con Plummer (y ciertamente aparece en más de la mitad del film) cuando solo quedaba un mes y medio para el estreno de la película.
¿Decisión moral o simplemente comercial? Eso solo lo saben Ridley Scott y los ejecutivos que manejan lo hilos de la productora. Nunca veremos a Kevin Spacey como Getty. Un villano que parece sacado de un cómic, de la maldad que atesora y las malas intenciones que desarrolla y que, a buen seguro, daría para una buena cantidad de dobles lecturas, algunas de ellas posiblemente muy acertadas, comparando su vida con la del que una vez fue uno de los actores más poderosos de Hollywood.
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