_
_
_
_
_

¿A qué se dedica el niño de “Hola, soy Edu, feliz Navidad?

Tiene 27 años y dirige su propia empresa de marketing digital

Fotograma del primer anuncio de Airtel protagonizado por Enrique Espinosa.
Javier A. Fernández

A Enrique Espinosa le cambiaron el nombre a los siete años. No fueron sus padres, sino los creativos de la agencia Casadevall Pedreño PRG, que, en 1997, idearon la campaña para Airtel —hoy Vodafone— protagonizada por Espinosa que popularizó aquella frase de "Hola, soy Edu, feliz Navidad". Los españoles adoptamos al rebautizado Edu y su saludito con mucho entusiasmo. Los transeúntes lo paraban gritando para pedirle que soltara su frase, al estilo de Bart Simpson y su "yo no he sido". Para Enrique aquello era un juego, para Airtel uno de sus anuncios más conocidos. Dos décadas después, aquel sencillo saludo sigue inoculado en la memoria de muchos españoles.

Aquel niño de gafas, parlanchín y simpático, se ha convertido en un emprendedor de 27 años que dirige su propia compañía de marketing online y desarrollo web. Parecía inevitable que él, protagonista de un fenómeno viral, antes de que Internet llegase a todas las casas, se dedicara a algo así. “Llevo muchos años desentrañando los porqués del éxito de la campaña que protagonicé que, curiosamente, tuvo un impacto gigantesco, pero que no logró el objetivo principal, que el público lo asociara con una marca. Muchos no recuerdan para qué compañía era”, afirma este barcelonés, en conversación telefónica, que desde su empresa, Agencia Ninja, en la que cuenta con un equipo de cinco profesionales, ofrece asesoría digital a pymes y grandes compañías.

Así es ahora Enrique Espinosa, Edu en el anuncio de Airtel.
Así es ahora Enrique Espinosa, Edu en el anuncio de Airtel.

"A mí estos impactos publicitarios me fascinan, me gusta provocar reacciones en la gente”, añade. Esa era una de sus especialidades de pequeño cuando recorría los platós de televisión —Crónicas Marcianas y Esta noche cruzamos el Mississippi, entre ellos— charlando con mucho desparpajo con los presentadores. También cuando le saludaban por la calle. “Se formaban tumultos, la gente se arremolinaba en torno a mí en Las Ramblas y me cantaban, pero siempre era en positivo”, asegura. Él solo iba a divertirse, como a los castings. Para el de Airtel, los organizadores le pidieron que simulara una conversación tomando un teléfono móvil. "Yo me imaginé que hablaba con mi padre, que por trabajo pasaba mucho tiempo lejos de casa. Lo hacía de manera tan convincente, con sus pausas e inflexiones, que preguntaron si el aparato tenía línea realmente”, así que tuvieron claro que yo tenía que hacerlo", recuerda. No era su primera vez, ya había aparecido en otros anuncios para Chupachups, el diario deportivo Sport, Aviaco o Prenata. Este, sin embargo, sería el más importante. Tanto que repitió las siguientes dos Navidades.

A los 10 años desapareció para volver a ser un niño normal. “Lo último que hice creo que fue un capítulo de Barrio Sésamo [el mítico programa infantil tuvo una última resurrección entre 1996 y 2000]”. Su sueño no era ser actor, aunque no reniega de su pasado. Él mismo subió el vídeo de su anuncio a YouTube. “Me compré una convertidora de VHS a digital y lo publiqué”, apunta. Asegura que no le importaría volver a hacer el anuncio, pero como algo extraordinario, no quiere dedicarse a la publicidad. “Nunca me creí famoso, me divertía estar con otros niños en los castings, solo tuve suerte”, se sincera.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_