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Columna
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Demasiado ocupado para acudir a los tribunales

Igor Sechin, director de la petrolera estatal, se niega por cuarta vez a declarar como testigo

Pilar Bonet
El presiente de Rusia, Vladimir Putin escucha al director ejecutivo de Rosneft, Igor Sechin en Rusia.
El presiente de Rusia, Vladimir Putin escucha al director ejecutivo de Rosneft, Igor Sechin en Rusia.REUTERS

Igor Sechin, el director ejecutivo de Rosneft, la primera petrolera de Rusia, controlada por el Estado, se negó por cuarta vez a testimoniar públicamente ante los tribunales en el caso del exministro de Desarrollo Económico, Alexéi Uliukáyev, acusado de aceptar un soborno de dos millones de dólares a cambio de dictaminar de forma favorable sobre una operación de Rosneft.

Sechin es el principal testigo de cargo y su apretada agenda de trabajo, alegan sus abogados, le impide acudir a la cita con la justicia antes de fin de año. En las dos primeras citaciones, el ejecutivo no acusó recibo. En la tercera, estaba en Siberia y en la cuarta, en Roma. El comportamiento de Sechin, un colaborador de Vladímir Putin en San Petersburgo que llegó a ser vicejefe de la administración presidencial, desacredita aún más un sistema de justicia ya falto de credibilidad. Anatoli Chubáis, jefe de la corporación estatal Rosnano, ha acudido a declarar ante los tribunales en el caso de uno de sus colaboradores acusado de despilfarro. En la Rusia de hoy, Chubáis, del equipo de tecnócratas del presidente Borís Yeltsin, no puede permitirse faltar a una cita judicial; en cambio Sechin sí, ya sea por tener el apoyo de Putin, ya sea porque los jueces creen que lo tiene.

El proceso contra Uliukáyev es un culebrón. En noviembre de 2016, Sechin lo invitó a acudir a la petrolera, donde le entregó un cestito de embutidos (regalo corporativo) y una maleta, donde supuestamente estaban los dos millones de dólares. Cuando Uliukáyev se disponía a partir, la alarma se disparó: el ministro había caído en la trampa. El 27 de noviembre, ante los jueces, Uliukáyev dijo haber creído que en la maleta estaban las botellas de buen vino prometidas por Sechin en una reunión del grupo de los BRICS en Goa. Llevada al juicio, la maleta no se pudo abrir por haberse perdido la llave. En cuanto al cestito, su contenido —“salchichón de cazador”, “salami polaco” y otros embutidos— fue destruido por orden del juez.

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No habrá una quinta citación para Sechin. El tribunal se ha dado por vencido y ha renunciado a convocarlo de nuevo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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