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Blogs / El Viajero
El viajero astuto
Por Isidoro Merino
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Las Leónidas, una lluvia de estrellas verdes en la oscuridad de la noche

Las misteriosas Leónidas se cruzan con la órbita de la Tierra

Isidoro Merino
Rastro de una Leónida en el cielo boreal.
Rastro de una Leónida en el cielo boreal.Na Gen Imaging (Getty)

Esta noche, de madrugada, habrá una lluvia de meteoros y rayos verdes. Después del derbi entre el Real Madrid y el Atleti en el estadio Wanda Metropolitano (a mí me da igual, yo soy del Liverpool), también.

Se trata de las Leónidas, llamadas así porque su radiante, el punto del firmamento del que parecen proceder los meteoros, se encuentra en la constelación de Leo. Las Leónidas cruzan el cielo a una velocidad extremadamente rápida, hasta 250.000 kilómetros por hora, dejando una bonita estela verde.

Leónidas en la Torre de Guaita, en Sant Llorenç de la Muga (Girona).
Leónidas en la Torre de Guaita, en Sant Llorenç de la Muga (Girona).Juan Carlos Casado / tierrayestrellas.com / TWAN

Su origen está en los restos que deja tras de sí el cometa 55P/Tempel-Tuttle, que fue descubierto el 19 de diciembre de 1865. En años normales, se suelen avistar de 10 a 15 meteoros por hora, pero pueden dar lugar a espectaculares tormentas de estrellas, llegando a una frecuencia de miles de meteoros por hora, cada 33 años, cuando el cometa pasa por su perihelio. Algunas de estas tormentas estelares alcanzaron proporciones superlativas: la noche del 13 de noviembre de 1833, la costa oeste de Estados Unidos estuvo iluminada durante más de seis horas por miles de bolas de fuego, algunas de ellas tan grandes y brillantes como la Luna. Muchos pensaron que llegaba el fin del mundo. Según la NASA, la próxima gran tormenta de Leónidas no se producirá hasta 2098.

Aunque la lluvia de Leónidas permanecerá hasta el 30 de noviembre, el pico de meteoros será esta noche y la de mañana sábado. Este año la Luna está casi en fase de Luna Nueva, lo que favorece la observación, mejor en algún lugar abierto y oscuro, alejado de la contaminación lumínica de las ciudades (y bien abrigados). Las zonas donde habrá más probabilidad de ver la lluvia de estrellas en todo su esplendor serán el sur de las islas Baleares, el interior de la región de Murcia y Andalucía, donde los cielos van a estar despejados durante toda la noche, según los meteorólogos de la web Eltiempo.es. Con suerte podréis decir aquello de “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. He visto rayos verdes brillar en la oscuridad en la constelación de Leo. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia”. Y si os las perdéis, no pasa nada: volverán el año que viene por estas fechas.

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Lo que llamamos estrellas fugaces son pequeñas partículas de polvo, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas o asteroides a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol. La nube de partículas resultante, debido al deshielo producido por el calor solar, se dispersa y es atravesada por la Tierra. Dichas partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.

Existen otras lluvias de meteoros que se repiten cíclicamente: las Perseidas, o lágrimas de San Lorenzo, atraviesan el cielo nocturno entre los meses de julio y agosto, con un pico de máxima actividad entre el 12 y el 13 de agosto, la noche de San Lorenzo, cuando la Tierra cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que se acerca al sol cada 133 años. Su radiante está en la constelación de Perseo. Según la mitología, este héroe griego era hijo del dios Zeus, que bajó del Olimpo en forma de lluvia de oro para poseer a la bella Danae (debajo, la Danae de Tiziano que se puede ver en el museo del Prado, en Madrid).

La 'Danae' de Tiziano que se expone en el Museo del Prado de Madrid.
La 'Danae' de Tiziano que se expone en el Museo del Prado de Madrid.

Las Dracónidas (por su radiante en la constelación del Dragón), aparecen cada año a principios de octubre, y tienen su origen en la nube de partículas que dejó el cometa 21P/Giacobini-Zinner la última vez que se acercó a la tierra, a finales del siglo XIX. En 2011, la lluvia de Dracónidas alcanzó una intensidad de un meteoro por minuto. Y las Camelopardálidas (de Camelopardalis, camello leopardo, el nombre por el que los antiguos romanos conocían a las jirafas) son los restos que 209P/LINEAR, un cometa con un periodo orbital de cinco años descubierto en 2004 por el proyecto Lincoln Near-Earth Asteroid Research (LINEAR), dejó hace más de 200 años en una órbita que ahora se cruza con la de la Tierra.

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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