_
_
_
_
Tentaciones
_

Este tipo es una estrella del rock sin haber grabado un solo disco

Hablamos con Billy Raffoul en Madrid. Con 22 años, y apadrinado por Kid Rock, revienta Spotify y Youtube y ha teloneado a Pixies o Kings of Leon

Billy Raffoul es insultantemente alto, guapo y asentado a sus 22 años. Pero cuando uno lo oye cantar, estas virtudes se quedan en nada: roza a Jeff Buckley en las notas altas, y suena como el Bruce Springsteen de I´m on fire en los tonos graves. "Nunca había estado en España, esto es impresionante", saluda el canadiense.

Estamos en la azotea de un hotel de la Gran Vía madrileña, con el vasto paisaje naranja de las tejas malasañeras bajo nosotros. Raffoul aún no ha lanzado su primer disco (saldrá en 2018) y solo ha publicado dos temas de adelanto, pero ya ha teloneado a Pixies y The Kings of Leon en un macrofestival de Hide Park, Londres, ha colaborado con artistas como AVICII y está a punto de iniciar una gira apretadísima por Estados Unidos. Su tema Driver, en el que la voz y las guitarras disparan al esternón, ya roza las tres millones de escuchas en Spotify. "Juanes [el músico superventas que mejor combina la cumbia y el rock] lo escuchó ayer y dijo que su voz te araña el alma", desvelaba poco antes de la entrevista una portavoz de Universal, la multinacional que promociona a Raffoul a través de su sello Interscope.

El joven artista se empapó de rock desde que era un cigoto: su padre, el músico Jody Raffoul, tiene bastante relevancia en Canadá y a nivel internacional ha teloneado a grandes como Joe Cocker o Bon Jovi. Su madre es pintora, y melómana confesa. "Siempre había conflicto en casa por el mismo motivo: mi padre quería poner a The Beatles, Led Zeppelin o The Rolling Stones. Mi madre, los primeros discos de U2 o Damien Rice", recuerda Raffoul. Tuvo un par de guitarras de juguete, y a los 14 se compró la primera de verdad: una Gibson Les Paul. "La única canción que me enseñó a tocar mi padre fue Harvest Moon. Me mostró cuáles eran los acordes y me dijo, 'toca'. Y hasta hoy no he parado. Supongo que por eso adoro a Neil Young. Puedo escuchar en bucle Live at Massey Hall, y nunca deja de asombrarme. Ahora tengo más de 200 canciones compuestas. Lo más trabajoso de la grabación de este disco está siendo decidir con cuáles me voy a quedar", reconoce el artista.

En puridad, Raffoul es hoy músico gracias a dos momentos: cuando su padre actuó en el gimnasio de su colegio ("en ese momento decidí que quería subirme a un escenario"), y cuando, unos pocos años más tarde, el famoso rapero country Kid Rock alucinó con él, por casualidad. Lo explica: "Había un compositor en Detroit, amigo de la familia, que vivía a unos tres cuartos de hora de mi ciudad, Ontario. Y estaba componiendo algunas canciones para Kid Rock. Me pidió mi voz para cantar en algunas maquetas. Solo para unas tomas previas. De modo que fui a su estudio de Michigan, y empecé con una de las canciones. No pasaron ni 30 segundos. Kid Rock dijo: "Un momento, un momento, para. ¿Esto qué es? Olvida mi canción. ¿Tienes temas propios?". Le dije que sí, y entonces me plantó una guitarra en las manos. Me puse a tocar, me grabó con su iPhone y se lo mandó a un colega de una discográfica de Nashville. Y así empezó todo".

"Soy canadiense. Mi país es como una burbuja de serenidad y cordura, en un mundo que se está volviendo rematadamente loco. No solo Estados Unidos. Hablamos de gente que se mata, y el único motivo es su lugar de procedencia"

Kid Rock ha declarado que quiere presentarse a senador por Michigan, pero Raffoul prefiere no opinar sobre eso. "Soy canadiense. Mi país es como una burbuja de serenidad y cordura, en un mundo que se está volviendo rematadamente loco. No solo Estados Unidos. Hablamos de gente que se mata, y el único motivo es su lugar de procedencia". Hace apenas cuatro años que llegó a la mayoría de edad, pero ya tiene una visión bastante certera del mundo. Y la proyecta en algunas de sus canciones. "He crecido escuchando música de denuncia", cuenta Raffoul. "U2 con Sunday, bloody sunday, o John Lennon, que usaba a menudo su música para quejarse de lo que le repateaba. Y Neil Young, por supuesto. Tenía la habilidad de contar cosas terribles en canciones bellísimas, como Ohio".

Aún no sabe cuáles de sus canciones de denuncia entrarán en el próximo disco. Pero promete que serán unas cuantas. Sí podemos adelantar que, a poco que suene como Drive, su debut lo va a convertir en un fenómeno de masas. Su música no cabe en pequeñas salas, es carne de estadios. El joven Raffoul es consciente de que, si Donald Trump y Kim Jong-un no acaban con el planeta antes, muy probablemente va a tener que digerir, de sopetón, una fama estratosférica. "He hablado con mis padres de eso. Y me han puesto los pies en la tierra. De adolescente soñaba con ser famoso y tener un montón de fans", reconoce, pero recula: "Ahora, si te digo la verdad, me da un poco de agobio. Yo solo quiero que mis canciones lleguen al mayor número de gente posible. Y no sé si eso es compatible con llevar una vida normal. Ya veremos".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_