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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Junqueras y Romeva van de compras en pareja

Cunde el temor, pero ahora el verdadero valor ya no es ponerse al frente, sino decir alto y claro la verdad

Berna González Harbour
Romeva, Junqueras y Puigdemont.
Romeva, Junqueras y Puigdemont.Quique García (EFE)

El Gobierno catalán está tan firmemente decidido a sacar adelante el referéndum que es capaz de organizar webs y sesiones de teatro, de prometer todas las garantías de legitimidad y amparo legal a los ciudadanos para que le crean a ciegas aunque —pequeño detalle— sus propios dirigentes no parezcan animados a ponerse al frente. Vosotros avanzad, ciudadanos, ayuntamientos, funcionarios, sociedad civil, que ya veremos quién asume el mando. No temáis. La mengua repentina del valor no deja de ser triste, irónica, para algunos irrisoria. Porque ¿qué grandes misiones se pueden emprender en la vida y en la historia sin valentía y liderazgo?

El propio president Puigdemont era el mejor posicionado para inmolarse por la causa, ya que expresó su deseo de no seguir en el cargo ni en la lucha política una vez conseguido el referéndum, pero no está siendo así. A la hora de la verdad quiere delegar en un coordinador —el vicepresidente Junqueras— que ponga su nombre, su apellido y su firma en los documentos que desarrollen las leyes que de momento están elaborando en secreto. Por si acaso. Pero Junqueras no sabe, no contesta cuando le preguntan, y aunque oficialmente fue designado coordinador en septiembre, quiere la firma colegiada de todos los consejeros para no exponerse en solitario. Mientras su miedo se convierte en noticia, la solución que han acordado es acudir en pareja (él y el consejero de Exteriores, Romeva) a comprar juntos las urnas. El concurso anterior que quedó desierto fue convocado en solitario por la consejera de Gobernación, que ya es objeto de querella, y esta vez irán de compras Romeva y Junqueras como la guardia civil, en pareja. Para acompañarse. Y para controlarse.

Hay pocos voluntarios, por tanto, para ponerse al frente ahora que arrecian la fiscalía y los jueces. El valor no dura tanto. Todos saben que después del 1 de octubre llegará el 2, que habrá elecciones y quieren un futuro. Junqueras saborea el liderazgo en las encuestas y sabe que la ecuación que arrojen las futuras elecciones puede componer una repetición del eje independentista o inaugurar otro diferente y transversal, que incluya desde ERC a PSC pasando por los Comunes.

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Los secretarios e interventores, por su parte, que se la juegan de verdad y a cambio de nada, ya han anunciado que respetarán la ley y la Constitución. Algo que no por obvio es menos digno de aplauso. Y es que todo ha llegado a un punto peliagudo: el momento de reconocer que el verdadero valor tal vez no consiste en ponerse al frente, sino en decir alto y claro lo que está arriesgando cada uno en la ilegalidad, desde el patrimonio a la posición. El consejero Baiget fue purgado en escasas horas por ello. Pero no podrán purgar a todos.

Las leyes que preparan incluyen la impunidad judicial para estas actividades, pero no deben creérsela mucho cuando ellos mismos están dando este espectáculo. Cuando lo terminen tal vez podamos abrir el verdadero debate: ¿cómo organizar la convivencia sin dar la espalda a más de la mitad de los catalanes?

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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