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Los alemanes huyen de la muy provinciana Suiza

Por primera vez, los germanos que se van del país helvético superan a los que llegan

Un joven cruza la frontera entre Alemania y Suiza.
Un joven cruza la frontera entre Alemania y Suiza.Getty Images

Cualquiera que haya vivido una temporada en Suiza conoce las dificultades que franceses y alemanes tienen para integrarse. De hecho, podría afirmarse que el idioma común les separa más de lo que les une. El tema ha sido siempre un secreto a voces, a medio camino entre el humor y la realidad. Pero a juzgar por un reciente estudio realizado por la Universidad de Viena, la cosa empieza a ser bastante seria.

En Suiza viven unos 300.000 alemanes y, según el mencionado estudio, el 41% “no se siente aceptado ni integrado”. Un reportaje publicado por el portal de noticias multimedia Swissinfo da más detalles: los que mejor se integran, cosa obligada, son aquellos que forman familias mixtas con locales. Entre los que se quejan, las razones principales suelen ser por la sensación “de vivir en un pueblo”, que se respira incluso en ciudades como Zúrich, o la falta de novedades. Todo ello sumado al rechazo que afirman sentir.

Parece que la proverbial modestia y discreción helvética choca con el carácter más expansivo de los alemanes. Pero la verdadera razón del conflicto es económica. Los alemanes gozan de una formación equivalente a la suiza y hablan el mismo idioma, por tanto compiten por los mejores puestos de trabajo, a menudo importando colegas alemanes que ya conocen para formar equipos. Una realidad que alimenta el programa de partidos de derecha nacionalista como el SVP/UDC.

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Pero la tendencia ahora, al alza desde 2009, es que los alemanes regresen a su país, entre otras razones por la mejora de la economía y las políticas de Angela Merkel que buscan repatriar a sus trabajadores más cualificados. Ahora, por primera vez, son más los alemanes que se van de Suiza que los que llegan. Lo que no parece preocupar a los helvéticos: “Vaya, ¿que los alemanes no están contentos? Pues que se larguen por donde han venido”, expresa una empresaria en Basilea en lo que puede ser un sentir generalizado.

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