¿Cómo se celebra el Día de los Muertos (que no Halloween) en Latinoamérica?
El Día de Muertos es una de las grandes fiestas mexicanas y tiene origen prehispánico
Lo confieso: si hay alguna americanada que odio es la de Halloween. Acepto que un imperio está hecho para colonizar. Y que el imperio dominante nos colonizó culturalmente hace mucho tiempo: acepto los McDonald's, las ceremonias de graduación en Bachillerato, la música de Britney Spears y Woody Allen como sinónimo de genio del cine… Pero si hay algo que me saca de quicio es la tontuna de las calabazas con sonrisa boba y los niños vestidos de Embrujada clamando esa gilipollez de "truco o trato" del jalogüín.
Por eso prefiero mil veces volver a mis raíces… aunque cada vez estén más al otro lado del Atlántico. Ante la invasión de Halloween prefiero reivindicar el Día de Muertos que se celebra en Latinoamérica, y muy en especial en México.
El Día de Muertos es una de las grandes fiestas populares mexicanas y tiene sus orígenes en el mundo prehispánico. Los antiguos aztecas festejaban a Mictecacíhuatl, la Dama de la Muerte. Los misioneros católicos, tan hábiles ellos para enmascarar ceremonias paganas y animistas adaptándolas al nuevo credo la diluyeron en el día de Todos los Santos.
La calavera, lejos del concepto tremendista que tiene en la religión católica, es un elemento divertido y colorista
Para el Día de los Muertos, que se celebra el 2 de noviembre, los mexicanos construyen altares en sus casas y en espacios públicos, decorados con cempasúchiles, flores autóctonas de un intenso color naranja. También se coloca agua -símbolo de la vida-, velas, pan de muerto y fotos y ropa de los finados de la familia. La imagen de la calavera está presente en todos lados: en los dulces de Muertos, por ejemplo. O en la artesanía. Para mí ha sido siempre un deleite entrar en tiendas de artesanía mexicanas y ver como la calavera y la muerte, lejos del concepto tremendista que tienen en la religión católica, son elementos divertidos y coloristas que sirven para crear arte.
Otro de los ejemplos son las figuras de la Catrinas, esqueletos rematados por una calavera de amplia sonrisa que ejemplifica la desdramatización de la muerte y las ganas de vivir y reír. La primera Catrina la pintó el caricaturista José Posada y el gran Diego Rivera se encargó de hacerla famosa en uno de sus murales. Hoy es el emblema del Día de Muertos. Por supuesto, ese día se visitan los panteones y cementerios. El Día de Muertos, la relación con la muerte en definitiva, es todo un espectáculo sincrético en el México rural. México es recomendable en cualquier circunstancia, pero si un año podéis hacer coincidir vuestro viaje con el 2 de noviembre descubriréis una de las fiestas más singulares de América.
Ecuador
La fiesta de los muertos es también muy importante y festejada en todo el país, sobre todo en zonas con fuerte cultura indígena. La tradición manda el día 2 preparar una comida en la que el plato principal son las guaguas de pan: figuritas que representan a los difuntos. Se sirven con colada morada, una bebida hecha a base de maíz, moras y trocitos de fruta. En la cosmogonía andina, los muertos pasan a otro mundo, pero no desparecen por lo que el diálogo con ellos es posible. Ese día las familias visitan los cementerios, ataviadas con sus mejores galas, y llevan comida y bebida, incluso algunos de los utensilios que usaba el fallecido; es un día de fiesta, en el que se canta y se baila las melodías que fueron más queridas por el difunto.
Bolivia
La cultura aimara también honró a la muerte, pero como un tránsito natural a otra vida, sin mayor duelo. Por es también el sincretismo hizo del 1 y 2 de noviembre una fiesta especial que mezcló aquellos ritos paganos con los nuevos de lo colonizadores católicos. Durante esos dos días se instalan altares ante tumbas y nichos en los que se pone comida, bebida, dulces, flores y velas. Y dos elementos muy especiales: escaleras hechas con pan (el ascenso a los cielos) y la tantawawa, bizcocho con forma humana que representa al muerto al que se honra.
Perú
En las regiones andinas es una fiesta de mucha raigambre. El día 1 se suele prepara lechón con tamales de maíz para comer en casa; por la tarde, todas las familias acuden a los cementerios para preparar los altares en los que se ofrece comida y agua a los difuntos, incluido el tantawawa de pan. Durante toda la noche se vela a los difuntos; se les reza, pero también se canta y se baila en su honor y sobre todo, se come mucho, con productos típicos de cada región, todo regado con chicha.
El Día de Muertos también se celebra con variaciones locales en Guatemala, Nicaragua y otros países latinoamericanos.
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