_
_
_
_
_

“La democracia es argumentar y pactar”

El autor de ‘Estado de Derecho y sociedad democrática’, ensayo que cumple 50 años, reflexiona sobre la Transición y la situación política actual

José Andrés Rojo
Kike Para

El 31 de octubre de 1966 el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, ordenó el secuestro de Estado de Derecho y sociedad democrática. Se amparaba en su nueva Ley de Prensa que acababa de aprobar. El favor que le hizo al libro fue inmenso: 10 ediciones después, y para un trabajo académico, haber vendido más de 70.000 ejemplares vendidos es un éxito indiscutible. A Elías Díaz (Salamanca, 1934), su autor, le resulta sin embargo más grato otro detalle relacionado con aquel ensayo, reeditado por Taurus en 2010, que cumple estos días 50 años. El artículo primero de la Constitución de 1978 —“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho (…)”— tiene mucho que ver con lo que explicaba allí, y es que uno de los constituyentes, Gregorio Peces-Barba, había sido su discípulo, amén de amigo próximo y compañero de fatigas políticas y académicas.

Pregunta.¿De dónde salen los temas de su libro?

Respuesta.Pertenezco a la generación de 1956. Ese año, tras los sucesos estudiantiles, Joaquín Ruiz-Giménez fue cesado como ministro y regresó a su cátedra de Salamanca. Se convirtió en uno de mis maestros; el otro fue Enrique Tierno Galván. Y, ya después, José Luis López Aranguren. Y en Italia, Norberto Bobbio.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

P.¿Qué tenían que ver entre sí?

R.Eran radicalmente distintos: Tierno, agnóstico, pertenecía a la España que había perdido la guerra y estaba próximo al socialismo y al marxismo, mientras que Ruiz-Giménez era católico, los suyos estuvieron entre los vencedores y procedía en buena medida de la filosofía escolástica. De Ruiz-Giménez fui ayudante de cátedra; Tierno me impulsó a desarrollar mis inquietudes políticas y sociales, que debía llevar incorporadas casi genéticamente.

P.¿Cómo se canalizaba ese afán de compromiso?

R.Las condiciones que te ponían para entrar en el PSOE, que llevaba desde Toulouse con mano férrea Rodolfo Llopis, eran casi draconianas. Así que en Salamanca Tierno decidió trabajar políticamente al margen, y eso terminó concretándose más tarde, en 1968, en el Partido Socialista del Interior, y ya en 1974 en el Partido Socialista Popular (PSP).

“La Italia de Mussolini y la Alemania nacionalsocialista no eran para nada Estados de Derecho”

P.¿Qué trasfondo hay tras su célebre ensayo? R.Con la llegada en 1957 de los tecnócratas del Opus Dei la dictadura quiso cambiar de registro, e hizo en 1962 algún tímido amago de acercamiento al Mercado Común Europeo. Bruselas respondió con un informe, El imperio de la ley en España, donde se mostraba que estaba lejos de ser un Estado de Derecho. Fraga no se hizo esperar: contraatacó con un libro que tituló, precisamente: España, Estado de Derecho.

P.El que escribió usted no debía remar en la misma dirección.

R.Empieza con una frase: “No todo Estado es Estado de Derecho”. Y de lo primero que se ocupa es de analizar la filosofía jurídica y política de la Italia de Mussolini y la Alemania nacionalsocialista. Eran Estados donde existía un imperio de la ley, pero no eran para nada Estados de Derecho. Es curioso, yo no hacía alusión alguna al franquismo, pero la censura informó que algo olía mal allí, que esas referencias a Italia y a Alemania en realidad estaban apuntando al régimen.

P.¿Cuál fue, entonces, su aportación?

R.Primero, que ese imperio de la ley debe ser expresión de la voluntad popular, democrático; dos, separación de poderes; en tercer lugar, fiscalización de la Administración, del Ejecutivo, del Gobierno: se debe luchar contra las inmunidades del poder; y cuarto, ¿para qué vale este tinglado?, para proteger y hacer efectiva la realización de los derechos humanos.

“Ha sido bueno que Pedro Sánchez dimitiera. Su ‘no’ es estático, y eso va contra los fundamentos de la acción política”

P.Todo eso tiene que ver con la España que construyó la Transición. ¿Cómo ha sido su relación con el partido socialista?

R.Tras las complicidades iniciales con Tierno en Salamanca, ya en Madrid, participé en 1963 con Ruiz-Giménez en la creación de Cuadernos para el Diálogo. Entre 1967 y 1974 me sumergí en la preparación de las oposiciones para la cátedra y publiqué varios libros de mi especialidad. Antes había estado en Bolonia y Múnich. Obtuve la cátedra y me tocó Oviedo en 1974. Cuando llegamos a la casa donde íbamos a vivir, mis hijos se precipitaron al televisor y supimos en ese momento del atentado de la calle del Correo en Madrid. Inmediatamente tocaron la puerta. Era gente del PSOE. Querían que colaborara con ellos.

P.¿Terminó en la cárcel como tocaba en esa época?

R.No en la cárcel, pero sí detenido y confinado en 1969. Estaba ya casado. Vinieron a detenerme de “noche y con niebla”. Me llevaron dos meses a Villargordo, en Jaén, mientras duró el estado de excepción. Luego salí de España un año, a la Universidad de Pittsburgh.

P.¿Ha llegado a ser militante?

R.En 1976, de regreso a Madrid desde Oviedo, iba en un coche con Felipe y Peces-Barba. No sé cuál de los dos fue el que comentó que cuándo me metían en danza. Me hicieron los papeles y los firmé. Desde entonces soy militante, pero no siempre simpatizante. No comulgué, por ejemplo, con temas como el del GAL. Y así lo hice saber.

P.¿Cómo ve ahora las cosas?

R.Creo que ha sido bueno que Pedro Sánchez dimitiera. Su no es un no estático, y eso va contra los fundamentos de la acción política. La democracia es razonar y pactar. Es verdad que el no es necesario, por aquello de la dialéctica (tesis-antítesis y una nueva síntesis), pero su enconamiento ha sido paralizante. Hay que sostener argumentalmente una posición, y no supo hacerlo. No se puede ir contra las leyes de la lógica.

P.Para muchos la salida de Sánchez significa abandonar posiciones de izquierda.

R. Celebré la llegada de Podemos. Era una fuerza que llevaba las inquietudes de la calle al Parlamento, y eso es bueno. Y es verdad que su agenda social puede coincidir con la del PSOE. El problema es su agenda independentista, que pasa por dinamitar la legalidad: y eso no es propio de demócratas y socialistas. No hay que olvidar que en la investidura de Sánchez lo dejaron compuesto y sin novia. Su objetivo es engullir al PSOE. Ya lo ha hecho con Izquierda Unida. No se puede caer en las trampas de un partido atrapalotodo como es Podemos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_