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Columna
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Subjetivamente

Tal como éramos. Robert cumple 80 años. Parada obligatoria. Los papeles de Basquiat. Noooooo. Obama y La chica del tren

El actor Robert Redford en los Princess Grace Awards, en Mónaco el pasado septiembre.
El actor Robert Redford en los Princess Grace Awards, en Mónaco el pasado septiembre. ERIC GAILLARD (REUTERS / Cordon Press)

Tal como éramos. Robert cumple 80 años

¡80 años! ¡Robert Redford! Lo que es lo mismo que decir Hubbell, en Tal como éramos o Denys Finch-Hatton en Memorias de África. ¡Uf! Cuando los mitos alcanzan la edad de un bisabuelo, aunque todavía esté de buen ver, algo se encoge en nuestros corazoncitos cinéfilos (horror, todos nos hacemos muy mayores).

Reconozcamos que un cadáver joven y bello suele garantizar un lugar de honor en la historia del cine, pero lo verdaderamente difícil es permanecer décadas y décadas en activo, sin caer ni en el patetismo ni en la auto parodia. ¡Felicidades, Bob!

Parada obligatoria. Los papeles de Basquiat

El Pérez Art Museum de Miami muestra por primera vez ocho de los cuadernos en los que Jean-Michel Basquiat recogió notas, esbozó rostros como máscaras o anotó los textos que funcionan como elementos gráficos en sus obras.

Son 160 papeles, u obras al final, en las que se reconoce el trazo, la mezcla de elementos y el nervio del joven artista, muerto de una sobredosis de heroína a la fatídica edad de 27 años.

Hasta el 16 de Octubre, los papeles de Basquiat estarán en Miami.

Noooooo. Obama y La chica del tren

Ay, pero cómo se le ocurre; con el poco tiempo que debe tener para leer, y va, y lo dedica al típico best seller que además es de hace varios veranos. Ese libro que no encuentra sitio de vuelta en la maleta y que queda olvidado, con las hojas abarquilladas, en algún remoto lugar. La película se va a estrenar ya, en octubre, con lo que para qué.

Por estos pagos, nuestros políticos no han debido tener más lectura veraniega que la de los posos del café, tratando de adivinar un futuro que veíamos tan negro como un expreso sin gota de leche. Los imaginamos super concentrados, sin tiempo ni de leer las instrucciones del Nervocalm que los demás llevamos tiempo consumiendo a kilos. Nadie es perfecto, pero al menos Obama lee.

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