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EL RINCÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

“Reformistas: quedaos en la oposición”

Lectores de EL PAÍS lamentan la victoria de un PP bajo sospecha de corrupción y los errores de Podemos

Noche electoral en la sede del Partido Popular con Mariano Rajoy.
Noche electoral en la sede del Partido Popular con Mariano Rajoy. Gorka Lejarcegi

Mariano Rajoy, empleando en campaña argumentos simples, de presidente de diputación provincial, ha logrado batir nuevamente a sus tres rivales reformistas. Estos, suficientemente formados aunque sin experiencia en gestión política ni legislativa, lo lógico es que se queden por ahora aprendiendo en la oposición a coordinarse, a fijar tanto la agenda legislativa como las directrices estratégicas a seguir por el Gobierno. Su mayoría absoluta lo permite. Y eso será, de trabajarlo bien, bueno para la mayoría social y para el país. No olvidemos que esta clase política nos debe a la ciudadanía seis meses perdidos en rifirrafes e inanidades que, espero, ahora sí, nos compensen con responsabilidad y sentido de Estado.— Joan V. Llàcer Mont. Algemesí (Valencia).

Como para echar cohetes. Lo veníamos diciendo mis amigos y yo desde al menos febrero pasado: “Rajoy se está frotando las manos; en las próximas arrasará”. Era de cajón, pero qué desastre haber acertado. ¿Qué politólogo es ese que desconoce la fidelidad, a prueba de lo que sea y contra toda ética y lógica, de los votantes del PP? Lo han vuelto a hacer: unidos en la adversidad hasta la victoria. ¿Para esto sirven las redes? Se malbarató en enero la oportunidad de dotarnos de un gobierno progresista, y ahora ya veremos cuándo levantamos cabeza. La campaña del miedo y la polarización se salió con la suya, pero también el Brexit dio un empujoncito en favor de Rajoy y en contra de quien preconiza la autodeterminación para Cataluña, Euskadi y Galicia. Sin embargo, estamos sobre todo ante las consecuencias de echarse en los brazos de Anguita, ese aprendiz de brujo que seduciendo a jóvenes mal informados y peor intencionados, ha vuelto a hacérnosla. E imposible dejar de referirse a Pablo Iglesias, el gran prestidigitador: su soberbia leninista, su mendacidad, su autoritarismo, su engreimiento y todas sus flagrantes contradicciones le han hecho a la izquierda de este país un daño irreparable del que tardará lustros en rehacerse. Izquierda Unida ha desaparecido, cuando antes de su integración en Podemos barajaba ya a solas la probabilidad de unos ocho o diez diputados (resultaba patético ver en televisión a ese pobre líder, Garzón, calladito como un buen subordinado, a la espalda de Pablo Iglesias): ¿Tampoco eso lo vieron venir sus militantes? Imagino a Cayo Lara y a Gaspar Llamazares (¿también a Íñigo Errejón?) tirándose de los pelos. En estos momentos podíamos estar disfrutando desde hace un par de meses de un gobierno por fin... diferente.— Alfonso Alonso Barcón. Valencia.

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El domingo, más de dos terceras partes de los españoles lamentaban estos 137 escaños que van a privatizar otros cuatro años de legislatura en nuestro país. La vieja derecha se ha afianzado en el poder, ha reforzado seis meses de convulsiones en el centro izquierda y ha salido victoriosa en las urnas gracias al miedo. No voy a felicitar ni de lejos al Partido Popular por haber ganado las elecciones con la misma demagogia y populismo del que pretendía protegernos. La ciudadanía ha hablado y la ley electoral ha otorgado; soy un defensor absoluto de una soberanía popular, donde la gente decide lo que cree que es mejor para su futuro. Pero, llegado a este punto, no sé qué pensar de la ciudadanía en general. Nunca he sido muy fan de la derecha, llamémoslo incompatibilidades programáticas, pero jamás llegaré a entender, y no sé si quiero, cómo una persona mentalmente capacitada decide que la mejor opción de gobierno en su país es un partido imputado en un juicio por corrupción, infestado por personas corruptas que han ejercido un abuso sistemático de las arcas públicas, personas encargadas de velar por la seguridad urdiendo planes para desestabilizar proyectos políticos, aparte del daño del neoliberalismo en todo el tejido de servicios públicos. Me gustaría diferenciar entre la derecha y el PP, la derecha es una ideología política que se merece todo el respeto democrático como alternativa política. El PP es un partido político, fundado por exministros franquistas, acusado de corrupción, financiado ilegalmente y con gran parte de la cúpula investigada por estos motivos y actualmente ganador de las elecciones generales del Estado español. Pero no es menos cierto que los motivos de su victoria, ¡y de su ascenso! sean la fragilidad del sistema izquierdista, el amansamiento de un indignado Pablo Iglesias y la disputa entre Ciudadanos y PSOE por un puñado de votos ha provocado que el conservadurismo acelere por la derecha, fagocitando al centro y desestabilizando, aún más, a la izquierda. En conclusión, una incongruencia social es lo único que se me puede ocurrir para explicar esos 14 escaños ganados por el partido de la corrupción y el miedo, haciendo que al final no sean los comunistas quienes nos quiten las casas, sino el IBEX 35 y su protector, una vez más, el Gobierno de España.— Ghenadi Avricenco. Santander.

Creo que no acertarían ni Mariano Rajoy ni el PP si se creen que el notable éxito en las últimas Elecciones Generales es para seguir dando botes de alegría en ninguna balconada. Esta segunda oportunidad concedida el 26-J por la mayoría de votantes es fruto de su innegable esfuerzo por enderezar el rumbo de una maltrecha economía heredada de la última legislatura de Zapatero; y fruto de su firme posición frente a desafíos secesionistas de ultranacionalistas periféricos. Pero tiene otras dos cuestiones sobre las que continuar trabajando: endurecer la contundencia sin límites hasta no permitir la menor impunidad con la lacra de la corrupción, venga de donde venga. Además debe, sin descanso, buscar el consenso con las fuerzas constitucionalistas para formar un gobierno estable que dé garantías de gobernabilidad ante la presencia de radicales populistas autonombrados salvapatrias de postureo. No. Sinceramente, todavía hay poco que celebrar y mucho por hacer. Tarea de todos el lograrlo, desde el presidente del Gobierno en funciones, hasta la oposición responsable de PSOE y Ciudadanos. Prohibido seguir perdiendo el tiempo y el dinero de los ciudadanos.— David García. Madrid.

El PSOE parece no querer pactar con el PP para que éste forme Gobierno. Si forma Gobierno el PP quiero que el resto de los partidos actúen de contrapoder; para eso los hemos elegido y para ello están en una democracia. Pero no todos ellos tienen ahora el mismo peso y no todos pueden hacerlo al mismo nivel. El PSOE, formando Gobierno junto al PP, puede actuar como contrapoder desde dentro, desde los altos núcleos de toma de decisión y esa creo que es su obligación. Puede moderar e influir, y evitar o modular la toma de decisiones desde el momento en que empiezan a tomar forma. En fin, puede presionar, los números se lo permiten. Puede que algunos de sus miembros o simpatizantes de entrada puedan no entenderlo y quizás pensar que se bajaron los pantalones; tendrán que explicárselo. El PSOE no debe inhibirse para que el PP forme su gobierno. Actuar de contrapoder desde dentro es una actitud mucho más moderna, valiente, funcional y responsable para con sus votantes que mirar hacia otro lado.— Eliseo Pascual Gómez. Alicante.

España ha hablado, a grito vivo ha expresado sus miedos. Su miedo al fantasma del comunismo. Ese que le gusta más pasear a la derecha que a la izquierda. Su miedo a la juventud, a la inexperta juventud que poco a poco coloniza Europa a golpes de escoba y estropajo. Su miedo a los extranjeros. Pero se han callado otros miedos que tanto reivindicaban y seguirán reclamando. En fin, el miedo al cambio. Pero haya tranquilidad, si somos capaces de inventarnos nuestros miedos y alimentarlos también lo somos de crearnos ilusiones. Mañana todos los niños volverán a soñar con ser futbolistas y toda esta pesadilla habrá acabado.— Roberto Muelas Lobato. Salamanca.

Una vez pasada la euforia del cava en las sedes del Partido Popular por ganar las recientes Elecciones, sus dirigentes, creo que deberían pensar en el futuro inmediato ante la posibilidad de la formación de un Gobierno en minoría enfrentándose a sus propias contradicciones en materia, inicialmente económica —apartando las sociales y políticas— como prometer, simultáneamente, una bajada de impuestos con el ajuste del déficit prometido por el señor Rajoy a Bruselas de 8.000 millones de euros. Dudo mucho que las autoridades comunitarias nos exoneren de la multa de 2.000 millones de euros por el incumplimiento del déficit como escarmiento para posibles incumplidores. Contamos poco o nada en Europa, se acaban de reunir los primeros ministros de los países fundadores y los primeros ministros de Francia, Alemania e Italia después, y no he visto a Mariano Rajoy en ninguna de ellas. ¿De dónde vamos a sacar los 2.000 millones? Un nuevo zarpazo a la hucha de las Pensiones de 10.000 millones para la paga de los jubilados en junio, una prima de riesgo al alza y una deuda pública desbocada no es el mejor escenario para el posible nuevo Gobierno Popular en minoría lastrado por la corrupción, ni por supuesto para todos nosotros. ¿Nuevas Elecciones? ¿Gobierno para dos años escasos? El futuro para nuestro país es complicado y las agencias de calificación lo saben. ¿A que al final les sienta mal la copa de cava?— Arturo Bonet García. Valencia.

Veo en los telediarios las caras exultantes y la alegría desbordante de los dirigentes del Partido Popular. Cánticos, saltos, risas, besos, todo por el éxito obtenido en las Elecciones del domingo. Pero si quedaron a 40 escaños de la mayoría absoluta, ¿cómo puede ser esto así? ¿La razón es únicamente que han quedado mejor de lo que preveían las encuestas? Y las declaraciones son casi de: dejaros de tonterías y no pongáis obstáculos para que gobierne quien ha ganado las Elecciones. Pero la realidad es que el resultado es muy parecido al de diciembre y que no le va a ser fácil al PP formar gobierno. Y que si es capaz de formarlo, va a ser muy condicionado y pendiente del hilo de la voluntad o estrategia de los demás partidos. Se olvidan de que PSOE, más Unidos Podemos, más Ciudadanos, suman 188 escaños por 137 el PP.— Luis González Iglesias. Mairena del Aljarafe (Sevilla).

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