_
_
_
_
Tentaciones
_

El largo camino de Kesha hasta actuar en los Billboard

Aunque estuvo a punto de no poder hacerlo, la cantante actuó ayer en la gala de premios a pesar de que continúa con un litigio legal, que va para largo, contra Dr. Luke, su productor al que acusa de abusos sexuales

Kesha en su actuación en los Billboard.
Kesha en su actuación en los Billboard.Cordon Press

La cantante Kesha (Los Ángeles, 1987) consiguió actuar ayer en la gala de los Premios Billboard a pesar del litigio que la enfrenta al productor Dr. Luke. Hasta hace apenas unos días, ni siquiera supo si podría salir al escenario, donde hizo un homenaje a Dylan, ya que dependía de la autorización de Luke al que Kesha acusa de abusar de ella. Al final, el productor decidió permitir que actuara. ¿El resultado? Una ovación tremenda por parte del público, aunque sus reinterpretaciones de Dylan sean cuestionables por los más puristas.

Su drama, a nivel jurídico, comenzó el pasado 19 de febrero  cuando- entre lágrimas y completamente destrozada– la artista escuchaba el veredicto del juicio en el que se jugaba su futuro profesional y personal. Pasaba así, en un breve periodo de tiempo, de animar las listas de éxitos con canciones como Tik Tok o Die Young, a engrosar una larga lista de mujeres a las cuales la justicia no ha apoyado después de contar su fatídico testimonio.

La moción de la artista era no era otra que pedir que se la liberase de su contrato con Kemosabe Records (filial de Sony Music) después de alegar que cumplirlo significaría continuar trabajando con Dr. Luke, que la descubrió cuando apenas tenía dieciocho años y que durante casi una década –según ha relatado la cantante– abusó de ella psicológica, física y sexualmente.

Una situación parece que va atardar en resolverse

Varios fans de Kesha se manifiestaron a su favor el pasado 11 de marzo en Nueva York.
Varios fans de Kesha se manifiestaron a su favor el pasado 11 de marzo en Nueva York.Cordon Press

Ni el testimonio de la cantante, ni el apoyo de algunas de sus colegas de profesión e incluso de sus fans con la mediática campaña #FreeKesha han conseguido convencer a la juez Shirley Kornreich–de la Corte Suprema de Nueva York– del peligro que entraña para Kesha mantenerse fiel a un contrato que la obligaría a trabajar con su abusador durante varios años más –seis discos, en concreto–. La otra opción, radicalmente opuesta, sería despedirse completamente de su actividad como cantante. Para Kornreich el veredicto estaba claro: la discográfica ya había gastado 60 millones en la carrera de la artista y rescindir el contrato no tendría sentido comercial.

Ante el veredicto y la imagen de la cantante desconsolada, la reacción de multitud de personas no se hizo esperar. Se han significado quienes tachan automáticamente de mentirosa a cualquier víctima de abusos sexuales que se decide a dar un paso adelante. Otros se plantean cuestiones como el estado de la carrera de la artista hasta este boom mediático, su comportamiento pasado supuestamente errático o sus problemas con determinados trastornos alimenticios. Incluso, hay quien cuestiona si sus canciones o su actitud eran apropiadas, si era bisexual… ¿Acaso importa?

Estas insinuaciones son tan viles como preguntarle a cualquier otra una víctima de violación qué llevaba puesto el día o los días de los hechos, con cuántos hombres o mujeres se ha acostado o si acaso no había bebido de más de la cuenta sin recabar en las consecuencias. La actitud de quienes apuntan a la cantante como única responsable escenifica la perpetuación de una sociedad vergonzosa que culpabiliza sistemáticamente a las víctimas. Y Kesha es una más de ellas.

Kesha con Lady Gaga, una de las artistas que más le está apoyando.
Kesha con Lady Gaga, una de las artistas que más le está apoyando.Cordon Press

El apoyo de sus compañeras de profesión

Fiona Apple aparecía en el Instagram de la cómica Margaret Cho sosteniendo un cartel en el que expresaba su furia por la situación a la que las discográficas y la justicia han sometido a Kesha.

Kesha a la salida del juzgado de Nueva York el pasado mes de febrero.
Kesha a la salida del juzgado de Nueva York el pasado mes de febrero.Cordon Press

Grimes, además de unirse a la red de apoyo vía Twitter, compartía sus opiniones al respecto en una entrevista con Time Out en la que expresaba que “no se debería poder mantener un contrato con un ser humano contra su voluntad, independientemente de las acusaciones o lo que diga la gente. Es básicamente esclavitud. Kesha debería poder grabar música con otros”.

Lena Dunham también se ha sumado a las voces de apoyo a la artista, entre otras cosas, escribiendo en su newsletter –llamada Lenny– “cuando vi el resultado del juicio de Kesha, me puse enferma. El sistema judicial americano continúa dañando a las mujeres al fallar en protegerlas de los hombres que éstas identifican como sus abusadores”.

Demi Lovato, Ariana Grande… La lista crece día a día e incluye algunos de los nombres con más peso del panorama musical actual. Taylor Swift donaba 250.000 dólares para que Kesha pudiera hacer frente a los costes judiciales y Adele aprovechaba su discurso de agradecimiento en los recientes Brit Awards para dejar clara su postura al respecto: “Me gustaría aprovechar este momento para apoyar públicamente a Kesha”.

Una de las voces que más ha hablado al respecto es Lady Gaga, que recientemente confesaba haber sido también víctima de una agresión sexual, y que en más de una ocasión ha expresado su preocupación por la tendencia sistemática de culpabilización de las víctimas que sufre nuestra sociedad. En Kesha, decía, pensaría durante su emotiva intervención en la reciente gala de los Oscars con la nominada (y temáticamente apropiada) Til it happens to you.

“Sé mucho más del caso de Kesha de lo que puedo decir públicamente” declaraba Gaga, “toda artista femenina ha sufrido alguna vez a un hombre queriendo pararle los pies”.

La luz al final del túnel, cómo no, está en los números. En la suma del valor de cada tuit de apoyo, de cada #FreeKesha y de que cada persona que dé un paso adelante, no para culpabilizar ni cuestionar a las víctimas, sino para ofrecer su apoyo. ¿Cuánto vale todo eso, enfrentado con la publicidad negativa que la discográfica que retiene a Kesha está recibiendo? ¿Acaso no sería la decisión “con mayor sentido comercial” liberar a la artista?

“Esto no termina aquí”, escribía Lady Gaga en un tuit. “Estamos a tu lado hasta que seas libre para vivir una vida feliz. Todo el mundo se merece eso”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_