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La teología es una rama de la albañilería

En 'Las santas del escándalo' Erri De Luca recorre cinco vidas contadas a sangre y fuego entre el altar y el fango

Javier Rodríguez Marcos
'David y Betsabé' (1562) de Jan Massys.
'David y Betsabé' (1562) de Jan Massys.Album

Hay ateos que llevan un teólogo dentro. Sin ir más lejos, Erri De Luca. No es que el escritor napolitano sea estrictamente un ateo. Un ateo, según él mismo, es alguien que se priva de Dios; un creyente, por contra, alguien que le habla de tú. De Luca no puede hacer ni una cosa ni la otra. Digamos que no cree en la existencia de Dios, sino en sus consecuencias. Antes de poder vivir de sus novelas –que empezó a publicar con 39 años; hoy tiene 65–, trabajó como albañil. Cada mañana, antes de acudir a la obra, leía un fragmento de la Biblia y anotaba sus impresiones. El resultado fue Hora prima (Sígueme), un volumen que interpreta el episodio de la Torre de Babel como un despido masivo al tiempo que nos ilustra sobre las estructuras del hebreo, la lengua que estudió el escritor para acudir sin muletas al original de “la historia más ambiciosa del mundo”: el monoteísmo.

Consagrado desde hace años a la literatura, el autor de Tres caballos no ha perdido la costumbre de leer y traducir la Biblia. Fruto de esa labor es Las santas del escándalo, que recorre las vidas de Tamar, Rajab, Rut, Betsabé y María, las cinco mujeres que san Mateo destaca expresamente en la genealogía de Cristo. Con cercanía y erudición, Erri De Luca repasa episodios de exilio, prostitución y embarazos fuera del matrimonio para subrayar el origen mestizo del Mesías. De Luca escribe sus historias sin ponerse estupendo. Lo mismo tira de suspense siguiendo a dos espías por Jericó que desmonta una etimología machista o nos informa de que, frente a la sureña Belén, Galilea era “la Suiza de entonces”, el lugar al que se emigraba en busca de trabajo. Como hizo san José. Y así todo: lo divino y lo humano. Cuando está en buenas manos, la teología parece una rama de la albañilería.

Vidas de santas

No hay personaje literario tan fascinante como aquel que dice tener tratos con Dios. Tal vez por eso Emmanuel Carrère ha dedicado su último libro, El reino (Anagrama), a san Pablo y san Lucas (y a sí mismo, como de costumbre), al tiempo que Amos Oz ha hecho, al menos parcialmente, otro tanto con Judas (Siruela). Erri De Luca, por su parte, contribuye a este otoño divino con Las santas del escándalo (Sígueme), cinco vidas contadas a sangre y fuego entre el altar y el fango.

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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

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