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Los primeros implantes de una tráquea bioartificial, bajo sospecha

El Insituto Karolinska investiga al autor del trabajo por conducta poco ética al ocultar los reveses del trabajo

Paolo Macchiarini en 2011, cuando implantó las primeras tráqueas biosintéticas.
Paolo Macchiarini en 2011, cuando implantó las primeras tráqueas biosintéticas.karolinska instituet

La creación de tráqueas bioartificiales en 2011 fue considerado un hito: era la primera vez que se fabricaba y usaba un órgano mezclando la física clásica (la base era una estructura plástica) con lo más avanzado en biomedicina: el sembrado de ese andamio con células madre del paciente para convertirlo en un material que no causara rechazo. Pero aquel trabajo, que dirigió Paolo Macchiarini, está ahora bajo sospecha. El Instituto Karolinska de Estocolmo ha investigado varias denuncias de excolaboradores y competidores del médico –que fue jefe de cirugía torácica del hospital Clínic de Barcelona-. La conclusión es que el investigador puede haber incurrido en conducta poco ética (directamente, misconduct o mala conducta en inglés) por falsear los resultados de sus trabajos, ya que no puede acreditar que los procesos fueran como él describió en sus artículos. Tampoco hay constancia de que contara con los permisos de todos los pacientes involucrados.

El informe recoge los casos de los tres pacientes que se sometieron a la técnica de Macchiarini. El primero, Andemariam Teklesenbet Beyene, un eritreo que vivía en Islandia, sufría un cáncer de tráquea que no tenía ya tratamiento. Fue operado el 9 de junio de 2011 en el Karolinska. Murió el 30 de enero de 2014. En ese tiempo, volvió a Islandia y hasta tuvo un hijo, pero la prótesis dio problemas muy pronto. Tanto, que a los cinco meses, el segundo paciente recibió una prótesis diferente, para solventar los inconvenientes. Este hecho y el del fallecimiento fueron obviados en un artículo publicado en abril de 2014, en lo que es un caso, según el investigador, de mala práctica. Y eso a pesar del largo tiempo de sufrimiento que experimentó.

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El segundo paciente era un americano de 30 años al que se operó el 17 de noviembre de 2011, y que murió el 5 de marzo de 2012. El tercero fue una mujer del norte de Turquía a la que se operó el 24 de julio de 2012, se reoperó el 9 de julio de 2013 y acabó en una sala de intensivos.

Pero el informe no critica tanto los fallecimientos en sí, que se dieron en personas ya con muchos problemas previos, sino que las complicaciones se obviaran en las publicaciones al respecto y que no se tuvieran todas las salvaguardas éticas a la hora de tratarlas, empezando por pedirles un consentimiento informado.

En un correo, Macchiarini ha manifestado que “se trata solo del primer paso del proceso de investigación”. “Hasta que no tengamos ocasión de contestar al informe, y no haya una decisión final, no haré más comentarios”.

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