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Jian Ghomeshi, el icono de Canadá que huye por acusaciones de acoso

La estrella de la radio abandona Canadá mientras se defiende en los tribunales de cuatro acusaciones de agresión sexual

Jian Ghomeshi abandona el tribunal de Toronto tras declarar el pasado 26 de noviembre.
Jian Ghomeshi abandona el tribunal de Toronto tras declarar el pasado 26 de noviembre.MARK BLINCH (REUTERS)

Mientras Estados Unidos desmadeja las acusaciones por abuso y agresión sexual que más de una docena de mujeres han manifestado contra el actor Bill Cosby, al otro lado de su frontera norte un presentador de la radio canadiense ve descarrilar su carrera en una polémica que crece casi a velocidad paralela. Ambos casos han desatado un amplio debate en los dos países sobre la violencia contra las mujeres, el trato de los medios de comunicación a las víctimas y cómo las redes sociales pueden revolucionar la narrativa en torno a un personaje famoso cuando las cámaras y los micrófonos han dejado de apuntar a su rostro.

Jian Ghomeshi, estrella de la radio canadiense, ha abandonado su país mientras se defiende en los tribunales de cuatro acusaciones de agresión sexual. La emisora CBC, donde presentaba el programa de entrevistas Q y desde el que conquistó los oídos de los canadienses, le ha despedido. Ghomeshi respondió con una demanda de 55 millones de dólares (44,4 millones de euros) contra la CBC por expulsarle de acuerdo con el uso indebido de información de su “vida sexual privada”. El presentador ha retirado la denuncia, mientras los directivos de la CBC examinan en sus conciencias por qué nadie informó de los supuestos abusos a la policía mientras mantenían a Ghomeshi en el puesto.

Para el diario National Post, el presentador, nacido en Reino Unido e hijo de inmigrantes iraníes, ha pasado de “ser un icono cultural a un paria”. Ghomeshi ha sido acusado por nueve mujeres por actos violentos que van desde intento de ahogamiento hasta agresión física. Dos de ellas han declarado contra él: la actriz Lucy DeCoutere y la abogada Reva Seth. Ésta última detalló personalmente en The Huffington Post la supuesta agresión, ocurrida en 2002, cuando en medio de una cita “de repente, se convirtió en otra persona”.

Su expareja y ahora editora del diario The Guardian en EE UU, Ruth Spencer, acaba de revelar en otro artículo que la narración del resto de víctimas coincidía con su propia experiencia. “Me salvé de la violencia cuando me mudé”, escribe Spencer. No se habían acostado juntos porque, según Ghomeshi, ella “no estaba lista”. Se separaron a los cinco meses de conocerse.

Una cuarta mujer, productora de su programa de radio, denunció a los ejecutivos de la emisora el hecho de que Ghomeshi le hubiera tocado los glúteos y le agrediera verbalmente. La respuesta, según ha escrito ella misma, fue que el presentador “nunca iba a cambiar”, pero que siempre podían hablar sobre cómo “podía hacer ella que el ambiente en el trabajo fuese menos tóxico”.

El protagonista del último escándalo en Canadá ha contribuido a la polémica, además, a través de una nota publicada por el presentador en su página personal de Facebook. Gracias a ella ha puesto una parte del país a debatir sobre las prácticas sadomasoquistas, defendiendo que cualquiera de sus relaciones con las mujeres que le acusan fueron consentidas. “Quiero ser el primero en decir que mis gustos en la cama no tienen por qué agradar a todo el mundo. Puede que sean extraños, raros, normales o simplemente ofensivos”, aseguró. “Pero se trata de mi vida privada y nadie, desde luego ningún jefe, debería tener poder sobre lo que hace la gente en su vida privada”.

La policía canadiense asegura que hasta ahora ninguna mujer ha presentado una denuncia contra Ghomeshi por agresión. Las autoridades están investigando las alegaciones a raíz del despido por parte de la CBC, que sólo actuó tras recibir “pruebas gráficas” de las heridas causadas a una mujer, a pesar de que conocía las alegaciones contra él desde el pasado junio. El presentador se encuentra en libertad, pendiente de la resolución de su caso por agresión a cuatro mujeres, tras pagar una fianza de 100.000 dólares (unos 80.000 euros).

Mientras la CBC indaga en la actuación de sus responsables, en EE UU varios periodistas -empezando por un columnista de The New York Times- han pedido disculpas por no cubrir ni investigar las alegaciones de supuestas víctimas de Cosby desde hace décadas.

Lucy DeCouture ha escrito que estas últimas semanas han sido “dolorosas”, pero también esperanzadoras. “Espero que las voces de las mujeres sigan siendo escuchadas y que este sea el principio de un cambio que necesitamos tan desesperadamente”. La actriz ignoró la legislación canadiense, que contempla el secreto de identidad de las víctimas para protegerles, y reveló su nombre y apellido. Otras mujeres han dado el paso en Twitter, confesando bajo la etiqueta #BeenRapedNeverReported (víctima de violación, nunca denuncié).

El efecto del caso Ghomeshi, afirma la publicación canadiense MacLean’s, es que ha revelado cómo “un sistema ideado para proteger a las víctimas puede desembocar en silencio”. Cada vez más víctimas, desde las 19 mujeres que aseguran haber sufrido abusos del actor estadounidense Bill Cosby o las 15 que ya se han unido contra Ghomeshi, sienten que el silencio no es la solución. Algunas, como Seth, Spencer o DeCouture, además de su nombre y apellido, han puesto rostro y firma a su propio relato.

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