¿Qué Tordesillas queremos?
Es triste que un pueblo como Tordesillas se conozca ahora más por las fechorías que cometen todos los años contra un animal que por los hechos históricos que tuvieron lugar allí en el siglo XV.
Los mozos (y seguramente mozas) del pueblo acosan y persiguen a lanzadas a un pobre toro para no dejar que se salga de unos límites marcados. Si se sale, el toro es indultado. No sé si estos límites son fijos o variables, porque solo he encontrado una ocasión de indulto. En 1993, los lanceros no fueron capaces de acabar con la vida de Bonito. No corrieron la misma suerte los siguientes. Hemos pedido clemencia los últimos años por Afligido, Volante... Parece ser que la víctima de este año se llama Langosto. La muerte a lanzadas del Toro de la Vega es una tradición medieval. En aquellos tiempos también en Tordesillas se despeñaban animales para culminar los festejos. Esto último ya está prohibido. ¿Por qué no se acaba también con la insensatez del Toro de la Vega, para que Tordesillas no siga representando la macabra costumbre de celebrar las fiestas en España de esta forma ancestral? Si lo que quiere Tordesillas es que se hable del pueblo, que acaben con esta barbaridad. Seguro que entonces serán titular de todos los medios. Y esta vez para bien.— Lola Pereira.
