La enigmática fortuna del hombre que redimió a Naomi Campbell
Entre especulaciones de regalos millonarios y conexiones con el Kremlin, la relación sentimental del magnate ruso Vladislav Doronin con la controvertida supermodelo británica se consolida ¿Sus claves? Adicción al 'fitness', buenas inversiones y una inesperada discreción
Vladislav Doronin es un empresario con buen ojo, no solo para los negocios, sino también para las mujeres. Hasta hace cinco años conservó un perfil bajo, por no decir invisible. Entonces apareció en su vida Naomi Campbell, a la que conoció en 2008 en una fiesta organizada por Dolce & Gabbana durante el festival de cine de Cannes. Su relación pasó de fugaz secreto a primera plana. De ella lo sabíamos todo: sus célebres noviazgos (con Adam Clayton, de U2; Flavio Briatore o Joaquín Cortés); sus broncas con asistentas, chóferes o agentes aeroportuarios; sus rehabilitaciones y condenas a cumplir horas de servicio a la comunidad. De él, nada.
Pronto salió a relucir que era un exitoso constructor inmobiliario ruso. Y, aparentemente, estaba dispuesto a saciar cualquier capricho de la modelo. El pasado octubre, la arquitecta Zaha Hadid aireó que estaba levantando para él un castillo futurista en Rubliovka, una exclusiva zona residencial al oeste de Moscú. El coste del proyecto podría ascender a más de 52 millones de euros. Según la revista rusa Finans, la fortuna de Doronin se cifra en algo más de 167 millones de euros. Lo que significa que el magnate estaría invirtiendo un tercio de ella en una casa que, según se ha publicado, quiere regalar a su prometida.
¿Quién es el señor Doronin? ¿Un playboy? ¿Un genio de los negocios inmobiliarios? ¿Un loco enamorado capaz de dilapidar su arcas por amor? Cuesta seguirle el rastro. No concede entrevistas, y desde la sede de la empresa que regenta, Capital Group, se niegan a revelar información sobre él. Apenas se deja ver si no es del brazo de Campbell. Sin embargo, parece gozar de incontables amistades y privilegios.
A principios de enero, se hizo público que la modelo había sufrido un tirón de bolso por dos moteros en las calles de París el 21 de noviembre. Como consecuencia, se había caído y roto el ligamento. Su novio se movilizó de inmediato. La subió a su jet privado y la trasladó a Vail (Colorado), donde fue atendida por el doctor J. Richard Steadman, uno de los cirujanos ortopédicos más reputados del mundo (habitual de deportistas de élite, de Martina Navratilova a Ricky Rubio). Desde entonces, Campbell había tenido que recurrir a una silla de ruedas. Pero, haciendo gala de su naturaleza rebelde, dos semanas después del percance la diva se apuntaba junto a su novio a una fiesta del rapero Diddy durante la feria Art Basel de Miami.
Doronin, además de ser coleccionista de arte, tiene una casa en Indian Creek, la isla en la costa interior de Miami Beach, que compró a Shaquille O’Neal en 2009 por 16 millones. Todo parece indicar que desde que comenzó su noviazgo con Campbell, el ruso ha entrado en una escalada de derroche inmobiliario. Junto con esta propiedad y el ovni de Zaha Hadid, en 2011 encargó al arquitecto español Luis de Garrido un refugio ecológico en la isla de Sedir (Turquía) que visto desde el cielo conforma el Ojo de Horus, ancestral símbolo egipcio que simboliza protección, poder y salud. Amén de poseer un palacio en Venecia (valorado en 30 millones), un ático en los alrededores de São Paulo (12,5 millones) y el piso que le compró en Moscú. Aunque muchas publicaciones den por sentado que todo son regalos a la modelo, en honor a la verdad hay que decir que nadie ajeno a Doronin ha visto los títulos de propiedad. Lo que sí se han visto son otras menudencias, regalitos, como un collar de diamantes de 600.000 euros o un enorme anillo de esmeraldas.
Ambos son dados a organizar grandes fastos el uno para el otro por sus cumpleaños. Cuando ella cumplió los 40, en 2010, él le montó una fiesta doble. Arrancó en la Costa Azul, con la presencia de Rania de Jordania y Sarah Ferguson. Y siguió días después en la Moscow City, el ambicioso complejo financiero impulsado por Capital Group, la empresa de Doronin, a la orilla del río Moscova, en un rascacielos por entonces aún inacabado. Por ese paisaje de grúas y barracas de obra se tendió una alfombra roja para que desfilaran el oligarca Román Abramóvich y su novia, la mercader de arte Dasha Zhukova; Jennifer Lopez y Marc Anthony; el jefe de la intendencia del Kremlin, Vladímir Kozhin, y el jefe de prensa del alcalde de Moscú, Serguéi Tsói, entre otras personalidades. A la cena, concierto y pase de modelos les siguió una subasta de arte. La recaudación, de más de dos millones de euros, se destinó a la Fundación Severnaya Korona, gestionada por la esposa del ministro de Finanzas de Rusia, Irina Kudrina, presente también en la gala. Doronin adquirió un retrato de su novia por 90.000 euros.
"Probablemente Doronin posee influyentes amistades en el Kremlin, pero lo increíble es que prácticamente no haya huellas en los medios de sus relaciones de privilegio con el poder”, dice el politólogo Serguéi Jarlámov
La modelo le devolvió la sorpresa al millonario por su 50 cumpleaños, el pasado noviembre, con una fastuosa celebración de dos días en Jodhpur (India). No hicieron falta paparazis. Durante la fiesta, inspirada en el espíritu derrochador del Gran Gatsby, Edward Enninful, editor de moda de la revista W, tuiteó toda la noche los fabulosos estilismos de Sarah Ferguson, Kate Moss y los diseñadores Zac Posen y Stefano Pilati, por nombrar unos pocos. Diana Ross amenizó la fiesta, supuestamente por 370.000 euros. Hasta ahí la información contrastada. The Daily Telegraph publicó que ella había querido montar un torneo de polo con elefantes como parte de los festejos, algo que generó protestas por parte de ONG y que ella negó. Puso una demanda a ese diario por difamación y proclamó que ella siempre ha apoyado los derechos de los animales.
No podemos olvidar que Campbell se sumó a la cumbre en defensa del tigre, celebrada en 2010 en San Petersburgo, junto a Vladímir Putin, Wen Jiabao y Leonardo DiCaprio. El presidente ruso, reacio a las entrevistas, accedió a que la modelo le hiciera una para GQ. Él aprovechó la ocasión para relatar su heroico encuentro con un tigre al que disparó un dardo tranquilizador, y ella, para preguntarle cómo hacía para mantenerse en tan buena forma. El interés por el deporte de la modelo parece haber reverdecido gracias a su musculado novio. En una entrevista, le confesaba a Oprah Winfrey: “Vladislav es mi gurú del fitness y me vigila el régimen. Si vamos a cenar y hay pan sobre la mesa, me amonesta: ‘Naomi, no toques el pan”. El novio, en primera fila del plató, sonreía satisfecho.
Aparte de la afición por el gimnasio y el arte, poco se sabe de la vida privada del magnate. En 2009 se divorció de su mujer, Yekaterina (con la que tiene una hija de 16 años, Katia), tras un largo proceso a cambio de 7,5 millones de euros. Antes de Naomi mantuvo relaciones durante cinco años con la modelo sueca Karen Schonbahler, y se afirma que posee también la ciudadanía de ese país. Su matrimonio con Campbell ha sido rumoreado en incontables ocasiones, pero siempre se ha ido aplazando. A pesar de que su fortuna palidece frente a oligarcas como Abramóvich, se ha ganado el apelativo del Donald Trump ruso. Aunque no parece muy interesado en diversificar sus negocios, en 1999 ejerció de socio del diseñador Valentino para Rusia e invirtió en 2011 en el lanzamiento de la versión rusa de Interview, la revista fundada por Warhol.
Nació en Leningrado, hoy San Petersburgo, el 7 de noviembre de 1962; estudió en la Universidad de Moscú y después en Suiza. Su primer dinero lo hizo, aparentemente, en el comercio del algodón uzbeko, y sus primeros pasos en las altas finanzas los dio en la empresa internacional Marc Rich + Co AG. En 1991 fundó Capital Group, a la que dos años más tarde se unieron los empresarios rusos Eduard Berman y Pável Tio. Para hacerse una idea de lo que es la constructora hay que mirar su portafolio: 70 edificios con una superficie global superior a los siete millones de metros cuadrados.
Naturalmente, es imposible concretar este tipo de proyectos sin tener excelentes relaciones con las autoridades. “Por supuesto, Doronin gozaba de un trato especial en la época en que en Moscú reinaba el todopoderoso alcalde Yuri Luzhkov”, dice el politólogo Serguéi Jarlámov. “Pero después de la caída de este, Doronin sigue en la cresta de la ola. Probablemente posee influyentes amistades en la cúpula del Kremlin, pero lo que es increíble es que prácticamente no haya huellas en los medios de sus relaciones de privilegio con el poder”. Doronin no solo es un genio de los negocios, es también un maestro en mantener en la sombra lo que no quiere que se sepa.
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