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Boda en las antípodas de los tabúes

Un político gay australiano se casa en Jun (Granada) al no poder hacerlo en su país

Foto: atlas | Vídeo: Atlas
Fernando J. Pérez

Fue una ceremonia desenfadada, natural y muy entrañable. Ian Hunter, de 52 años, y ministro de Comunidades e Inclusión Social del estado de Australia del Sur –equivalente a un consejero autonómico en España- se casó el miércoles en Jun (Granada) con su novio, el artista plástico Leith Semmens. La pareja, que llegó a Granada el pasado jueves, decidió contraer matrimonio civil en España después de que en 2011 el Parlamento del estado desaprobara las bodas entre personas del mismo sexo.

A la boda, que fue oficiada por José Antonio Rodríguez, alcalde de Jun, localidad de 3.500 habitantes en la periferia de Granada, asistieron 22 invitados y otros tantos periodistas de medios nacionales e internacionales. Además, el acto fue emitido por Internet, cosa absolutamente natural en una localidad que ha sido pionera en iniciativas de democracia y administración eléctronica. Los novios y los invitados llegaron sobre las 16.00 al Pabellón de las Artes, un colosal edificio de inspiración gaudiniana diseñado y construido por el escultor local Miguel Ruiz y que el regidor, solo medio en broma, calificó como “la catedral de Jun”.

Antes de empezar con las formalidades, Hunter, que, como todo novio que se precie, se confesaba “un poco nervioso”, afirmaba: “Hemos elegido España porque es un país que nos encanta y porque en nuestro país no podíamos casarnos. Allí el debate de los derechos de las personas homosexuales no ha avanzado tanto como aquí. Ojalá eso cambie algún día”. Ambos miembros de la pareja han acudido vestidos idénticamente: chaqué gris, pantalón gris de rayas, camisa blanca y corbata roja listada. En la solapa, los dos portaban una flor roja.

Para evitar lagunas legales, uno de los contrayentes se empadronó hace meses en la casa del alcalde. El viernes pasado, ambos novios se sometieron a la preceptiva entrevista con el juez del Registro Civil de Granada, que debía autorizar el enlace. La boda se inició con los himnos español y australiano y fue un compendio de todas las tradiciones locales en materia nupcial, junto con algunas peticiones expresas de los novios, como el encendido de dos velas para simbolizar su unión.

El discurso del regidor, con la ayuda en la traducción de su hermano, profesor de Filología Inglesa, pivotó sobre la socorrida trilogía “salud, prosperidad y amor”. Las arras fueron reunidas sobre la marcha por los novios entre los invitados, después de que el alcalde pidiera que fueran monedas australianas. “No son muchas”, bromeó Hunter al intercambiarse las monedas con Semmens. Tras darse el “sí, quiero”, los recién casados tuvieron que darse “el beso de los 17 segundos” –otra costumbre de las bodas civiles injundenses-.

El acta de la boda fue firmada por el alcalde, los novios y los testigos con el mismo bolígrafo –ya casi agotado- que ha servido para otras 94 uniones civiles en el pueblo desde 1995. “De todas las parejas que he casado con él no se ha divorciado ni una sola. Cuando termine, lo guardaré en una caja fuerte municipal”, bromeó Rodríguez, del PSOE.

La pareja pasará tres semanas de luna de miel en España. En este tiempo pretenden recorrer Andalucía, Madrid, Toledo y Salamanca, entre otros lugares. Lo harán como marido y marido.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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