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Tribuna
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El ejército de Cataluña

Como no es posible entrar en la OTAN sin fuerzas armadas, CiU y Mas deben explicar su propuesta militar

En la OTAN, sin ejército? El presidente Artur Mas ha declarado que el nuevo Estado que propone no tendría ejército y se integraría en la OTAN. Es decir, si se ha explicado bien, la seguridad y defensa de la Cataluña independiente, en lo que a las fuerzas armadas se refiere, se haría depender de la Alianza Atlántica.

La respuesta de Artur Mas sobre un hipotético ejército de Cataluña es una precisión importante por parte de quien declara, desde una elevada responsabilidad, estar decidido a iniciar un proceso de independencia, nada menos. Si se habla en serio, y se debe suponer que lo hace, la política de seguridad y defensa prevista es un buen test para juzgar la calidad del proyecto, su viabilidad. Veamos.

El funcionamiento de la OTAN se regula por el Tratado del Atlántico Norte, firmado por los Estados fundadores en 1949, y su artículo 5 establece un principio, el de la defensa colectiva, que es la razón de ser de esta organización: si un Estado miembro es agredido, todos los demás tienen la obligación de defenderlo. Si la iniciativa de independencia de Mas es seria, y tiene que serlo, debe saber que su propuesta de una Cataluña independiente sin fuerzas armadas y como Estado miembro de la OTAN es inviable, a no ser que la más importante organización del mundo modificase sus normas. No puede ignorar que no es posible que un Estado sin ejército pueda ser admitido en una alianza que se basa en el principio de asistencia militar mutua. O sí, pero, en ese caso, su propuesta de “dotar a Cataluña de estructuras de Estado” no resultaría creíble. ¿En la OTAN, sin ejército? No le van a entender.

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Y, aún disponiendo de unas fuerzas armadas propias, una Cataluña independiente tendría que solicitar el ingreso en la Alianza y contar, como para entrar en la Unión Europea, con el acuerdo unánime de sus miembros para, con los demás Estados, “contribuir a la seguridad de la región del Atlántico Norte”, como se señala en el artículo 10 del Tratado.

Una Cataluña independiente tendría que solicitar el ingreso en la OTAN y contar, como para entrar en la UE, con el acuerdo unánime de sus miembros

¿Qué pasos se tendrían que seguir para formar parte de la OTAN y beneficiarse de su estructura de defensa colectiva? Construido el Estado con su ejército correspondiente, tendría que solicitar el ingreso y, si lo deciden los aliados, le concederían el estatus de país candidato a entrar en la Alianza, para lo que debería cumplir con un “plan de acción para la adhesión”, el MAP, y cumplir estrictas condiciones sobre capacidades militares.

Se entiende que Artur Mas haya dado importancia a formar parte de una estructura de seguridad colectiva como la Alianza Atlántica, sobre todo en un escenario de amenazas como el que sufre el área en el que vivimos, pero no se puede ignorar en qué condiciones es posible formar parte de esa organización.

Para disfrutar de la seguridad colectiva de la OTAN hay que tener un ejército, y un ejército homologable cuesta dinero, mucho dinero. Ya que se cita tanto Dinamarca, utilicemos el caso danés para entender qué significaría para el nuevo Estado una política de defensa propia. Con datos presupuestarios de la OTAN para el año 2011, el presupuesto militar anual del país nórdico fue de 4.000 millones de euros, un 1,4% de su PIB que, traducido a una Cataluña independiente, significaría, al menos, 3.000 millones de euros. Un ejército de unos 20.000 efectivos que, previamente, tendría que ser dotado de medios materiales, con el nivel de exigencia de la Alianza, que habría que financiar. Esa sería la traducción de las aspiraciones confesadas; se puede, por supuesto, utilizar otros Estados como modelo, pero, estos son los propósitos que se han trasladado a la opinión pública y, se supone, son serios.

En cualquier caso, los destinatarios de la propuesta de Artur Mas y CiU se merecen todos los datos; los ciudadanos que se manifiestan en las calles no están obligados a cuantificar con precisión los costes de sus reivindicaciones, los responsables políticos que dicen seguir “el mandato de la calle”, sí. CiU y Artur Mas deberían volver sobre su propuesta militar y explicarse mejor; está en juego, en un apartado no menor, la credibilidad de su iniciativa de Estado independiente.

¿Por qué es importante hacer frente a este debate? Si el presidente de un Gobierno autónomo dice solemnemente que inicia un proceso para la independencia, es vital debatir con rigor sobre el contenido concreto de su proyecto. No puede ser considerado como una broma ni se debe eludir el contraste de las opiniones.

Si Artur Mas dice independencia, hablemos de qué significa eso, en serio. Puede que haya políticos en Cataluña que crean que se puede construir un Estado sin dedicar un segundo a la seguridad y la defensa de sus ciudadanos, pero, no puede ser que el presidente de la Generalitat esté entre ellos. Así que, como no es posible, sin ejército, estar en la OTAN, CiU y Artur Mas tendrán que explicarse mejor o corren el riesgo de que no se les tome en serio.

Jesús Cuadrado es miembro y presidente de la delegación española en la Asamblea Parlamentaria de la OTAN (2004-2012).

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