El inasumible déficit de la Universidad Complutense: 65 millones el ejercicio anterior que se multiplicarán este curso
Los decanos, que plantaron en un acto al rector, confían en que el Gobierno de Ayuso, el que menos invierte por alumno de España, les salve de la ruina
La Universidad Complutense de Madrid, el campus presencial más grande de España, cerró 2023 con un déficit de 65 millones de euros, según la rendición de cuentas de su ejecución en el último Consejo de Gobierno, celebrado hace 13 días. Y el descubierto irá a más este curso, porque la plantilla cada vez cuesta más y los fondos no se incrementan. Sobre estos números rojos versó este lunes toda la reunión de la vicerrectora de Economía y los 26 decanos y gerentes. Desde gerencia el 1 de julio se avisó a los decanos de que les iban a hacer una “retención de no disponibilidad por el 30% de los saldos de créditos disponibles, a fin de racionalizar y contener el gasto ordinario”, y llegaron a bloquear ese dinero, pero este lunes les han comunicado que serán ellos los que supervisen directamente ese recorte en el gasto. Es decir, el rectorado les traslada la responsabilidad.
El exvicerrector de Investigación Ignacio Lizasoain, que clavó las anteriores cuentas, estima que en 2024 van a gastar 30 millones más de los presupuestados en gastos de personal y 30 en gastos reales (por ejemplo de nuevas aulas), y que lo ingresado por tasas de los estudiantes está sobrevalorado en 13 millones, porque hay menos alumnado que hace años. Por lo que, para que hubiese un equilibrio presupuestario, habría que reducir un 45% el gasto en investigación y obras, algo que en ningún caso se contempla.
Nadie duda de que la UCM, como las otras cinco universidades públicas de Madrid, está infrafinanciada, pues es la autonomía que menos invierte por alumno de España: 4.779 euros por estudiante en 2021, cuando la media española estaba en 6.118 euros. Pero tampoco los decanos comparten la forma en la que el rector Joaquín Goyache está gestionando esta situación. Por eso el 1 de julio una veintena de los 26 decanos le plantó en el acto de inauguración de los cursos de verano de El Escorial. El sentir general fue que en una situación de déficit no se debería haber celebrado un cóctel y ese día les notificaron la retención del 30%.
Una parte del déficit se ha generado porque la subida salarial en 2023 fue de un 3% y la Comunidad de Madrid solo ingresó un 2,8%. Esas dos décimas suponen mucho dinero en el total, porque el 67% del presupuesto se va en personal (464 millones). Además, la UCM cada vez invierte más en complementos de producción y antigüedad de su plantilla (trienios, sexenios y quinquenios), ha repuesto a más personal jubilado ―tras años en los que la tasa de reposición fue del 0%, 10% (se relevaba a uno de cada 10) o 30%― y ha contratado a nuevos perfiles acordes a las nuevas necesidades.
“Es un problema estructural y crónico que ha aumentado en los últimos dos años y que se solucionaría con una mayor financiación, pero también internamente tenemos que hacer un control”, reconoció la vicerrectora de Economía María Begoña García. En la reunión de este lunes, la decana de Ciencias Políticas, Esther del Campo, ha reclamado un plan estratégico de ingresos en la estela de su programa en las elecciones que ganó Goyache. No ha podido explicárselo al rector, que no ha acudido a la reunión, para enfado de muchos de los presentes.
Del Campo sostuvo en campaña que se podía ingresar mucho más dinero del canon a los colegios mayores ―a su juicio, irrisorio― o de Las noches del Botánico, un negocio privado de conciertos en verano muy exitoso y con escaso beneficio para la UCM, o invertir en las clínicas propias (fisioterapia, óptica, veterinaria o odontología) para sacarles rédito económico. La decana cree que se externalizan demasiados servicios. Otros gestores reclaman menos gasto en protocolo o en obras sobredimensionadas en las que, a su juicio, se gasta más de la cuenta. Los decanos de Matemáticas e Historia se han centrado en acciones concretas, como un plan para reducir el gasto energético.
En 2030, según la Ley Orgánica del Sistema Universitario, las Administraciones tienen que invertir en universidad el 1% del Producto Interior Bruto y ahora se discute si será en base al indicador regional o nacional. Goyache calcula que, de ser el madrileño ―el más alto de España―, la inversión en la UCM tendría que duplicarse en los próximos seis años. El rector estima que cada año se van a jubilar 100 profesores y recuerda que no se forman en un día.
Los rectores calculan que necesitan 200 millones de euros para “salvar los muebles” de forma puntual, por lo que una gran parte de la tarta se la llevaría la mastodóntica UCM. Los seis ―algunos próximos al PP― no actúan como una piña, sino que intentan salvarse de forma aislada, una estrategia que hasta ahora ha resultado fallida. “Es verdad que el proyecto de ley universitaria anticipa inversiones a cinco años y veremos si tenemos la fortuna de que se reconozca la necesidad de financiar a las seis universidades públicas”, confió en el Consejo de Gobierno celebrado hace 13 días. Que el plan sea plurianual no garantiza que se incremente la partida regional, aunque el director general de Universidades, Nicolás Casas, reconoció a EL PAÍS el escenario: “Somos perfectamente conscientes de la situación [financiera] de las universidades”. "
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