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Las 10 carreras en la UCI: sin suficientes titulados para responder al mercado

Randstad Reseach y la Fundación Universitaria San Pablo CEU lanzan un estudio que alerta sobre el desequilibrio entre demanda y oferta en determinadas profesiones

12-05-23. (DVD 1160).  Alumnos de prácticas de la Escuela de Ingeniería de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid, el pasado mayo.
12-05-23. (DVD 1160). Alumnos de prácticas de la Escuela de Ingeniería de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid, el pasado mayo.Jaime Villanueva
Elisa Silió

La compañía de recursos humanos Randstad Reseach y la Fundación Universitaria San Pablo CEU han lanzado esta semana un informe, Jóvenes universitarios y empleabilidad, que pone de manifiesto la brecha entre oferta y demanda en determinadas profesiones. El análisis ―en base a datos de matriculaciones y de graduación― divide por colores las ocupaciones en alza, según sus previsiones de empleabilidad. Y en este balance, hay cuatro profesiones claramente en la unidad de cuidados intensivos, en color rojo (”nivel muy alto de desequilibrio que se prevé en el tiempo”): ingenieros en industria y electrónica, ingenieros en química industrial y medioambiental, ingenieros aeronáuticos e ingenieros en energías renovables. Y existen en el estudio otras seis profesiones en tono indefinido rojo y amarillo (nivel alto de desequilibrio y duración incierta): ingenieros en biomedicina, médicos, ingenieros de materiales en el sector de la automoción, desarrolladores de software, especialistas en inteligencia artificial y especialistas en el internet de las cosas.

La matriculación y las graduaciones en las ingenierías ha caído de forma dramática en la última década, aunque las carreras citadas en este reportaje tienen en su mayoría unas notas de acceso muy altas. Confluyen varios motivos para la deserción: los sueldos no son tan competitivos como antes, y muchos jóvenes no están dispuestos a dedicar muchos años a unos estudios muy complicados. Sostienen que no compensa el esfuerzo. Por otro lado, la tasa de abandono por su dificultad es enorme. El 39,9% de los que se matricularon en una ingeniería en el 2026-2017 la abandonaron antes del pasado curso, aunque un 17,6% de ese total no dejó la universidad, sino que se cambió de carrera, según los datos del Ministerio de Universidades.

Ingenieros en industria y electrónica (rojo). En el sector industrial cada vez se demanda más este perfil y, sin embargo, “es uno de los ámbitos de estudio con una mayor reducción de egresados en los últimos cinco años, un 14,4%”, explica el estudio. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el empleo está casi asegurado a los cinco años de graduarse y el 79% gana más de 1.500 euros.

Ingenieros en química industrial y medioambiental (rojo). La adaptación a las tecnologías limpias ha hecho que crezcan de forma exponencial las ofertas de trabajo, pero en paralelo han caído un 14,6% los que se han titulado en los últimos cinco años. Hay trabajo para los 2.100 graduados al año, según el INE, pero solo el 64% gana más de 1.500 euros pasado un lustro.

Ingenieros aeronáuticos (rojo). Hay una tónica de “crecimiento sostenido” de la demanda que no se corresponde con los egresados, que han mermado un 12% en un lustro, alerta el informe. El 96% encuentra un trabajo acorde a lo que han estudiado y el 92% gana más de 1.500 euros en sus primeros años, unos datos muy competitivos.

Ingenieros en energías renovables (rojo). La trasformación energética ha disparado la demanda, pero apenas hay egresados porque es una carrera de nueva creación. En el ámbito de “ingeniería de la energía” (no precisa renovable), el Ministerio de Universidades afirma que el número de estudiantes ha pasado de 3.100 a 3.500 en siete años, un número insuficiente. El Gobierno calcula que en una década habrá que crear 468.000 empleos relacionados con la sostenibilidad; por eso anunció recientemente que se van a generar 20.000 nuevas plazas de Formación Profesional.

Especialistas en internet de las cosas (rojo-amarillo). Cada vez se gradúan más ingenieros informáticos porque las universidades han encontrado un filón en esta carrera, pero tienen que atender a tantos requerimientos de la economía que no dan abasto. Para las conexiones a los dispositivos se necesitan expertos. La creciente disponibilidad de datos ha provocado que las empresas se rifen también a los especialistas en big data, pero el estudio no manda a la UCI a esta profesión, la califica en amarillo.

Médicos (rojo-amarillo). La carrera de Medicina es la joya de la corona, con una enorme demanda, pero hay numerus clausus y se prevé la jubilación en los próximos años de una parte importante de la plantilla. El Ministerio de Sanidad ha permitido aumentar las plazas en las universidades públicas para el próximo curso, pero es un tema polémico, pues las privadas cada vez gradúan a más doctores y, cuando terminen el MIR (Médico Interno Residente), los que empiecen la carrera este septiembre, las necesidades ya podrían estar cubiertas. La mayoría de los decanos de Medicina, al principio reticentes, decidieron al prometerles una mayor financiación. Las carencias son notables en algunas especialidades, sobre todo médicos de familia.

Ingenieros en materiales en el sector de la automoción (rojo-amarillo). La transformación tecnológica explica que suba la demanda, pero no tiene su traslación en los graduados, que aunque no han bajado, han crecido “en unas cifras bastante reducidas”, lamenta el informe.

Ingenieros en biomedicina (rojo-amarillo). Cada vez se necesitan más profesionales que diseñen y desarrollen nuevas tecnologías para la instrumentación y las imágenes médicas, pero también para trabajar en medicina regenerativa mediante ingeniería de tejidos. En este caso el problema es que es un grado nuevo que se está implantando en muchas universidades, también privadas, por su alta demanda y aún hay muy pocos titulados. El curso 2021-2022 fueron 513, según el estudio. Sin embargo, según el INE, casi uno de cada cuatro no trabaja a los cinco años de lo que estudió.

Desarrolladores de software (rojo-amarillo). El software, el conjunto de programas que permiten a un ordenador hacer determinadas tareas, requiere a un profesional que lo diseñe, despliegue y corrija. La falta de informáticos lastra su crecimiento, aunque el número de estudiantes de grado ha pasado de 40.500 a 46.900 en siete años. El 77% gana más de 1.500 euros pasado un lustro.

Especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático (rojo-amarillo). Se buscan personas con sólidos conocimientos en matemáticas aplicadas y ciencias de la computación para emprender la transformación digital. El grado de inteligencia artificial se han creado hace muy poco, en el curso 2020-2021, pero se está implantando a toda celeridad en muchas universidades, pues está garantizado que se llenarán las plazas. Al año siguiente se ofertó en siete universidades públicas y la expansión prosigue. Ingenieros informáticos y de otras ramas técnicas ocupan una parte importante de las plazas.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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