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Las autonomías del PP critican la nueva Selectividad porque no prevé un examen único para todo el Estado

Las competencias educativas están transferidas y no existe un bachillerato unificado, por lo que la evaluación conjunta es, a juicio del Gobierno, inviable. Ni Aznar ni Rajoy impulsaron un cambio en el modelo

Elisa Silió
Una alumna repasa apuntes en Bilbao, antes de examinarse de la Selectividad el 9 de junio.
Una alumna repasa apuntes en Bilbao, antes de examinarse de la Selectividad el 9 de junio.LUIS TEJIDO (EFE)

Los consejeros de Educación de las autonomías gobernadas por el Partido Popular han criticado, tras reunirse este miércoles con la ministra del ramo, Pilar Alegría, la reforma escalonada de la Selectividad: esta gravitará sobre una prueba de madurez académica, habrá la mitad de exámenes para subir nota y será distinta en cada comunidad, como en la actualidad. Los populares lamentan desde hace años que no haya una única EVAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad), aunque no cambiaron el modelo de examen cuando estaban en el poder, y han pasado de puntillas por la “prueba de madurez académica”, conscientes de que la OCDE y la mayoría de expertos inciden en la idea de ir hacia una enseñanza más transversal y útil para la vida cotidiana. A través de textos, imágenes, infografías, gráficos o tablas, el Gobierno quiere que los alumnos respondan a varios tipos de preguntas (cerradas, semiconstruidas y abiertas) en torno a un mismo tema. En la tarde de este miércoles, los números dos de Educación y Universidades se ven con el presidente de los rectores, Juan Romo.

Los rectores, por su parte, nunca han apostado por una EVAU única, la ven un imposible con 17 bachilleratos. “Son ganas de crear mayor crispación y nerviosismo a las familias. Es meter ruido en el sistema“, lamentó en 2019 en EL PAÍS su entonces presidente, José Carlos Gómez Villamados, elegido este martes por el PP consejero andaluz de Innovación y Universidades. “La prueba de acceso a la universidad, como todo en esta vida, es mejorable, pero nos ofrece suficientes garantías de objetividad. El sistema no estaría funcionando si los alumnos que llegan de otra comunidad tienen un nivel tan bajo que no terminan la carrera, pero eso no parece que ocurra”. La polémica se desactivó durante los dos primeros años de la pandemia, en 2020 y 2021, porque la máxima prioridad era garantizar la seguridad durante su celebración. Previsiblemente, la reacción oficial de la conferencia de rectores (CRUE), que se consensúa, tardará en llegar.

Los gobiernos comandados por el Partido Popular reclaman desde hace años ―también Alberto Núñez Feijóo como presidente de Galicia―una prueba única de Selectividad para toda España, no 17, aunque ha sido Ciudadanos quien ha hecho de esta causa una bandera. “El sistema educativo de Castilla y León destaca por su calidad y equidad, donde prima una cultura del esfuerzo que no regala aprobados. Por ello, con un distrito universitario único, es injusto que las pruebas de la EVAU sean diferentes en cada comunidad”, se ha quejado Rocío Lucas, la consejera de esta comunidad tras la reunión. Ninguna pega a la prueba de madurez académica. El ejemplo reiterado es el de Castilla y León, donde ocupan muchas plazas en Medicina ―la carrera ansiada― alumnos de otras comunidades con mejores notas de ingreso.

Coincide en las críticas Román Rodríguez, su homólogo en Galicia: “El borrador presentado hoy parece querer cambiar todo para que todo siga igual o incluso peor”. Galicia, como Castilla y León, se siente especialmente perjudicada por el modelo: “A pesar de estar a la cabeza de España en resultados académicos, estas comunidades quedan por debajo de la media en las calificaciones [finales, cuando se incluye el expediente del centro] de la EVAU”.

Un grupo de alumnos durante el examen de Selectividad, en junio en Madrid.
Un grupo de alumnos durante el examen de Selectividad, en junio en Madrid.Chema Moya (EFE)

Patricia del Pozo, del PP, nombrada este martes consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional de Andalucía, incide en los mismos peros: “No entendemos que el ministerio reconozca que hay preocupación con los desequilibrios territoriales entre comunidades, pero que la solución sea solo una evaluación menos memorística y más competencial. Esta propuesta ahonda en un modelo, el de la LOMLOE, que no compartimos porque camina en sentido contrario a la cultura del esfuerzo y a la excelencia educativa”.

El consejero madrileño, Enrique Ossorio, también del PP, propone “llevar a cabo un modelo como el de Francia, Alemania o Italia, es decir, un examen único, externo y evaluable”. Porque considera que la Selectividad “contradice a la propia Lomloe (artículo 38), puesto que no garantiza la igualdad de oportunidades”.

A principios de los noventa, las competencias educativas fueron cedidas a las comunidades y desde entonces no hay un bachillerato único sino 17, lo que a juicio del Gobierno y los rectores hace imposible una prueba común. Esta supondría que los ejecutivos regionales cediesen competencias para hacer un currículo único. Ahora en una comunidad hay 15 temas de Historia y en otra 35; y, mientras en una región se examinan con preguntas cortas, en otra tienen que desarrollar un tema largo y en una tercera responder a un cronograma de hechos históricos.

La intención del Gobierno es alejarse de las pruebas memorísticas y lograr que los resultados sean equiparables y, por tanto, homologables consensuando con las autonomías un marcó común para elaborar la prueba y corregirla. Ahora no hay consenso ni para penalizar las faltas de ortografía. El consejero vasco (PNV), Jokin Bildarratz, que es radicalmente contrario a una EVAU común, recela. Le preocupa la “voluntad homogeneizadora que se intuye en la primera propuesta realizada por el ministerio”.

Los populares creen que con la prueba única todos los alumnos se someterían al mismo grado de dificultad y serviría para evaluar el conjunto del sistema educativo, algo que ya hace el Informe PISA y el Estudio Internacional de tendencias en competencias matemáticas y ciencias (TIMSS).

Los gobiernos del PP reprochan también a Alegría que no les haya consultado antes de presentar su reforma, que Educación denomina “documento de trabajo”. El ministerio responde que los ejecutivos regionales tienen hasta finales de septiembre para hacer aportaciones al texto y después se presentará el borrador del decreto que pasará a audiencia pública antes de llegar al Consejo Escolar del Estado y el Consejo de Estado.

El consejero vasco (PNV), Jokin Bildarratz, también ha reprochado las formas al ministerio. Cree que ha cundido la precipitación cuando era “necesaria una reflexión, diagnóstico y puesta en común”. Educación argumenta que quiere que los alumnos que en septiembre comienzan el Bachillerato sepan como será su EVAU en 2026.

Comisiones Obreras, el sindicato mayoritario entre el profesorado, saluda la reforma. “El objetivo de simplificar, de alguna manera, el número de pruebas, reducir el número de pruebas y hacer más simple los exámenes de la nueva EVAU nos parece un objetivo razonable”, ha manifestado su secretario general de enseñanza, Francisco García.

La asociación Cicae, que aúna a un grupo de colegios privados, ha acogido bien la reforma: “Sería incoherente que la educación de los estudiantes se dirija a que sepan aplicar de manera práctica los conocimientos que adquieren y que la forma de evaluar no vaya en la misma dirección”. Aunque considera que es un error eliminar la evaluación de la lengua extranjera y que no haya una única Selectividad.

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Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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