El bajo crecimiento en Latinoamérica
Con una visión más estructural, Latinoamérica podrá recuperar algo de dinámica en su actividad a partir de 2025, cuando alcance crecimientos del PIB regional en torno al 2,3%
Las principales economías de Latinoamérica lograron en los últimos años, con éxito, un rápido y marcado ajuste en su política monetaria procurando frenar la inflación en ascenso. Hoy, la mayoría la tiene en torno a su promedio de los últimos 10 años. Este ingente esfuerzo ha venido acompañado de un alto coste, pues la región en 2023 creció el 1,9%, por debajo de la media mundial del 3,2%, y se espera que para 2024 el crecimiento sea incluso menor, del 1,5% frente al 3,1% global.
En este contexto, los bancos centrales han consolidado su ciclo de rebaja de tipos de interés en el último año y medio llevando el diferencial con los tipos de la Reserva Federal a niveles por debajo del promedio de los últimos 10 años en la mayoría de los casos, con la excepción de Colombia y México, que presentan un ciclo más gradual y rezagado de rebaja del precio del dinero. En adelante se espera que el ciclo de rebajas de estos continúe en la mayoría de los países conforme la Reserva Federal materialice la reducción de sus tipos de interés.
Por su parte, la inflación seguirá descendiendo en la región, aproximándose a las metas marcadas por los diferentes países en 2025, aunque con diferencias. Por un lado, Colombia, con una inflación más elevada y persistente; por otro, Chile y Brasil, que, tras alcanzar rebajas muy marcadas en la evolución de los precios, han experimentado algún repunte inflacionista reciente. O Argentina, que mantiene una inflación muy elevada, pero ya da señales de moderación en la variación mensual y se espera que tenga un ciclo de menor inflación en los próximos meses. Este panorama no está exento de riesgos, como lo son el alza reciente de las materias primas por las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo, los riesgos de nuevos choques de oferta, especialmente en el frente del proteccionismo en el comercio exterior, entre otros.
Con una visión más estructural, Latinoamérica podrá recuperar algo de dinámica en su actividad a partir de 2025, cuando alcance crecimientos del PIB regional en torno al 2,3% y los mantenga en estos niveles en los años siguientes. Sin embargo, estos seguirán siendo menores que los esperados para el mundo, en torno al 3,3%. Entre las posibles explicaciones a esta diferencia se encuentra el marchitamiento gradual de la posición de ventaja demográfica en la región, la baja tasa de inversión y el limitado crecimiento de la productividad.
Pese a haber logrado aplacar la inflación con una postura de política monetaria responsable, Latinoamérica enfrenta vientos en contra en el crecimiento económico, muchos incluso asociados a factores más estructurales. La región debe enfocar sus esfuerzos a ganar productividad y competitividad, y también aprovechar las oportunidades para lograr mayor desarrollo, como el nearshoring y la transición energética, entre otros.
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