_
_
_
_
_

Natursnacks da una doble vida a la fruta

Sandra de Blas dejó sus estudios de capataz forestal para producir alimentos que compra a agricultores de proximidad en un pequeño pueblo de Valladolid y deshidrata

Natursnacks
Yogur con frutas deshidratadas de la empresa Natursnacks.

Llegar a un negocio como el de la fruta deshidratada, sin conocimiento concreto del proceso y siendo una consumidora esporádica, no parece un camino natural, pero para Sandra de Blas, fundadora de Natursnacks, sí lo fue. Había terminado sus estudios de capataz forestal y ojeando un periódico vio un artículo sobre creación de empresas. “Lo relacioné con la idea de conservar los alimentos de temporada para tenerlos todo el año y me enganchó”, concreta De Blas.

Con apenas 15.000 euros de un préstamo bancario, compró maquinaria y montó un pequeño obrador que, según reconoce, no era sostenible. “No tenía una marca que me respaldara”. Con 22 años y sin más recursos, llamaron a su puerta unos clientes que necesitaban a alguien que deshidratara kale, una apreciada variedad de col, para hacer chips. “Fue un golpe de suerte. Ellos tenían la posibilidad de comprar máquinas y financiación para construir la marca. Yo, a cambio, les ofrecía un buen producto”. Era 2016 y empezaba una nueva aventura sin moverse de su pueblo, Pedrajas de San Esteban (3.371 habitantes), en Valladolid.

Para ampliar su catálogo empezó a comprar fruta a agricultores de la zona: fresas, naranjas, manzanas…, porque los mercados centrales no le ofrecían ni precios ni productos estables. “Ellos ya nos conocen y saben lo que queremos. No compramos frutas bonitas para consumo, nos van bien aquellas que son irregulares, más feas o pequeñas. Así, además, se evita el desperdicio”.

Produce una tonelada de frutas y verduras deshidratadas que se extraen de entre 7.000 y 8.000 kilos al año. “La merma es enorme, se pierde casi un 90% de producto”, explica. Tiene 20 referencias diferentes (fresas, kiwi, arándanos, manzana, piña, kale, tomate…), que distribuye en el canal online (el 15%), tiendas de alimentación ecológica, vending de productos saludables y venta a otras industrias con productos a medida, como zanahoria picada para postres, recortes de pulpa para muesli o granola o lima molida para rellenos de aceitunas, una vía esta última que, apostilla De Blas, le permite ajustar facturación y rentabilizar el proceso. “También se nos ha abierto la puerta de la venta a granel para marcas de bebidas en el mercado internacional como Bélgica, Hungría o Francia”.

De momento no se plantea dar el salto a la gran distribución en España por la baja rotación del producto y porque la marca no está preparada para competir en precio. Pero sí aspiran a hacerlo en supermercados del norte de Europa, donde la demanda es mayor. Gracias a la coctelería, una de sus referencias llegó de forma puntual a Japón o Canadá, algo que quieren potenciar.

Con cuatro empleados y 150.000 euros de facturación en 2022, su próximo proyecto es cultivar la verdura que luego deshidratará. “De momento hemos comprado la tierra para plantar calabacín, tomate o calabaza”.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_