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El supermercado digital de Barcelona que reduce el desperdicio

Buo vende excedentes de proveedores grandes y pequeños con descuentos del 20% al 80% en la Ciudad Condal

De izquierda a derecha, Borja Solé, Ruben Vilar y Carlos Costa, fundadores de Buo.
De izquierda a derecha, Borja Solé, Ruben Vilar y Carlos Costa, fundadores de Buo.

Cuando Borja Solé, Ruben Vilar y Carlos Costa empezaron a darle vueltas a Buo a principios de 2022, ya habían creado una plataforma para economizar comprando en grupo, con el fin de compartir suscripciones a distintos servicios. Con su nueva idea, apunta Solé, pretendían ir un paso más allá y facilitar a otras personas encontrar productos de supermercado más asequibles. “Ayudarles a ahorrar dinero al mismo tiempo que reducimos el desperdicio”, dice. Porque aunque originalmente apostaron por otro modelo, Buo es, desde septiembre del año pasado, un súper online de excedentes que opera en el área metropolitana de Barcelona y que prevé superar los 3,5 millones de euros de facturación en 2023.

“Los tres fundadores de Buo tenemos una vocación muy clara de ayudar a la gente a ahorrar”, cuenta al teléfono Solé. Eran conscientes de que las cifras de despilfarro son abrumadoras: un tercio de los alimentos producidos anualmente en el mundo no llegan a consumirse. El 14% de la producción total se pierde antes de llegar a las tiendas y el 17% se desperdicia en hogares, restaurantes y otros servicios de comida, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Con esta comida, asegura esta rama de la ONU, se podría alimentar a 1.260 millones de personas.

De modo que en Buo arrancaron con un sistema de compra colectiva, pero poco después decidieron cambiar el enfoque. “Nos dimos cuenta muy rápido de que, si quieres ser mucho más barato y al mismo tiempo ser sostenible como empresa —económicamente hablando—, el modelo de compra en grupo no funcionaba”, rememora Solé.

El cofundador y director ejecutivo, cargo que comparte con Costa, reconoce que cambiar el paso no fue fácil. “Es un periodo de dudas, y eso es difícil psicológicamente para todo el mundo. En ese momento hay que ser muy valiente y tener la mente fría”. Buo cerró 2022 con unos ingresos de alrededor de 900.000 euros, de los que facturó 600.000 después del cambio. Por el momento, aún no tienen beneficios, pero, aseguran, no están lejos: “No es un modelo de quemar mucha caja, es un modelo tradicional y sostenible”.

Los productos salvados, como los llaman, son excedentes que proceden, por ejemplo, de sobreproducciones, de cambios de empaquetado, pedidos cancelados, campañas estacionales o de partidas que se quedan fuera de las horquillas de vencimiento de otras empresas. “Siempre es producto de calidad con fechas de caducidad que pueden ir desde los cinco meses al mes. No se trata de productos [con fecha de caducidad] de días”, aclara Solé. Tienen referencias tanto de proveedores grandes, como Danone, Reckitt o Nestlé, como de otros más pequeños, y los descuentos van desde el 20% al 80% respecto a otros establecimientos.

Recibir o recoger

Su modelo, exclusivamente online, cambia los pasillos por lineales digitales a los que se accede a través de una aplicación en la que se puede ver la diferencia de precio respecto a otros competidores y el porcentaje de rebaja. “Una vez que has creado tu cesta, tienes dos opciones: que lo envíen a casa o pasar a por tu pedido totalmente gratis en uno de los puntos de recogida que tenemos”, dice Solé. Por el momento, esta última opción, para la que cuentan con alrededor de 120 localizaciones, principalmente tiendas de barrio, en Barcelona y otros municipios del área metropolitana, es la más utilizada.

Cada mes compran en Buo alrededor de 2.500 usuarios que, además de buscar el ahorro, aprovechan productos en perfecto estado que, señala Solé, de otra manera acabarían destruidos.

“Este año el plan es expandirnos en España”. La compañía, en la que trabajan 23 personas, cerró a mediados del año pasado una ronda de financiación de dos millones de euros a la que acudió el fondo Mangrove Capital Partners, en cuyo catálogo de inversiones hay empresas como Wallapop o Skype, e inversores como Oscar Pierre, fundador de Glovo, entre otros.

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