Los tipos de interés juegan a favor de Mapfre
Mientras la inflación penalizó a la aseguradora en 2022, la subida del precio del dinero ayuda al manejo de su tesorería
El presidente de Mapfre, Antonio Huertas, se presentó hace un par de semanas ante los analistas e inversores con una amplia sonrisa. A priori no tenía excesivos motivos para estar contento: el resultado del grupo en 2022, de 642 millones, supone una reducción significativa (-16%) del beneficio. La rama de sus seguros de no vida, en especial los de automóviles, presentó un resultado un 23% menor porque la inflación hizo que los costes de los siniestros —piensen en reparaciones o asistencia en carretera— disparasen los gastos de explotación mientras las pólizas que cobran a los clientes se mantenían sin cambios. La ratio de apalancamiento del grupo está por encima del límite máximo que la empresa se ha marcado, que es el 25%.
Ya se sabe que el asegurador es un negocio de caja: se cobran primas por anticipado para pagar accidentes futuros, y aunque sus modelos de predicción forjados a base de cientos de miles de datos suelen funcionar, no siempre ocurre a corto plazo. Precisamente por eso, Huertas sabe que ese problema será temporal, y así lo trasladó cuando tuvo que explicar cómo se ajustarán los precios. “Más de la mitad de los clientes pagarán más, y muchos pagarán menos”, admitió a preguntas de los accionistas. “Al final tenemos que fijarnos en la suficiencia de las primas en su conjunto. En automóviles, la competitividad y el ajuste de precios a la baja en los últimos años ha sido impresionante”, añadió, queriendo relativizar las alzas que irán aplicando a medida que se renueven los contratos.
Pero más allá de ese bache —y otros, como la hiperinflación de algunos de los países donde operan, como Argentina o Venezuela— las aseguradoras como Mapfre tienen motivos poderosos para estar satisfechas. El grupo español, el décimo mayor de Europa, ha conseguido unos ingresos récord, de casi 30.000 millones de euros. Tiene 83.000 mediadores y 7.573 oficinas, de las cuales 3.386 están en España. La covid, y con ella sus gastos, se va quedando atrás mientras mantienen una ratio de solvencia (técnicamente se cifra en el 217%) de las más altas de su historia. Algunos de sus mercados, como el brasileño, registran crecimientos notables. Pero por encima de todo, las subidas de tipos de interés les van a proporcionar un colchón de seguridad extra a su negocio.
Las aseguradoras son compañías que se dedican a gestionar enormes cantidades de tesorería: en el caso de la española, unos 2.500 millones. “Y eso no está al 0% en depósitos bancarios”, abundó el director financiero, Fernando Mata. El dinero se coloca en instrumentos del mercado que les puedan dar liquidez y, a la vez, una rentabilidad adecuada. Era más difícil obtener rendimientos durante la época de tipos negativos, pero esa “anomalía”, en palabras de los responsables de Mapfre, está quedando atrás. Calculan que, si los tipos se mantienen tal y como están, los próximos cinco o 10 años su resultado seguirá subiendo porque sus inversiones en renta fija, renta privada o corporativa, acciones o inmuebles, les devolverán rendimientos cada vez mayores —sus ingresos financieros superan los 2.000 millones—. Además, la nueva situación de tipos más altos incentivará que más clientes depositen sus ahorros en alguno de sus productos. De modo que, como opina Nuria Álvarez, analista de Renta 4, en 2023 las cuentas de Mapfre deberían mejorar y, con ello, la cotización de las acciones.
Opiniones favorables
Los analistas consultados trasladan opiniones favorables a medio plazo sobre el grupo. Muchas de las expectativas están puestas en lo que se llama la ratio combinada, que es la medida técnica de rentabilidad que se aplica a seguros de no vida (coches, seguros generales, salud o accidentes). La ratio de autos, ya mencionada, empeoró, pero la de seguros generales, en cambio, fue bastante mejor porque se comportaron bien las pólizas agrarias y de decesos. Los seguros sanitarios se mantuvieron con la misma rentabilidad por el aumento del coste medio de las prestaciones sanitarias.
“En su plan estratégico se han propuesto mejorar dos puntos ese objetivo de rentabilidad hasta 2024″, recuerda Álvarez, y también se han puesto como meta elevar otro indicador de rentabilidad, el ROE (que mide la relación entre el beneficio neto y los fondos propios). “Hay crecientes expectativas de que el sector asegurador, ahora que los tipos se empiecen a estabilizar, pueda cotizar a ratios atractivos, pensando en el largo plazo”, escribe en un análisis Javier Molina, de eToro. Eduardo Cabero, desde Bankinter, destaca de Mapfre la rentabilidad por dividendo, el nivel de solvencia y el esperado cambio de tendencia a mejor en Latinoamérica.
El medio plazo podría ser favorable a la compañía, pero el sector del seguro está más que nunca pendiente de las grandes catástrofes. La guerra en Ucrania y la amenaza climática están haciendo que suba el coste del reaseguro —un mecanismo con el que las aseguradoras distribuyen los riesgos y limitan su responsabilidad en caso de siniestro—. De hecho, la propia Mapfre sufrió quebrantos recientes de 110 millones, como recordó Huertas, por los episodios de sequías no vistas en un siglo en la cuenca del río Paraná, que nace en el sureste de Brasil. En Turquía, donde tienen más de 600 empleados y llevan 15 años operando, el impacto de los terremotos también les ha afectado, aunque en menor medida. Han habilitado, por cierto, un fondo de emergencia para ayudar a los afectados de Siria y Turquía y un programa para comprar casas prefabricadas.
Hay otros frentes que las aseguradoras no pueden descuidar. A finales de la década pasada surgieron muchas dudas sobre si la tecnología iba a causar una gran disrupción en unas compañías un tanto acomodaticias. Las empresas, sin embargo, han sido bastante hábiles en utilizar la fuerza de su conocimiento sobre los clientes para mantener su cuota de negocio. La de Mapfre está en el 13,8% del mercado español de no vida y del 7,1% en vida, y araña un 5,5% del mercado latinoamericano. Mónica García Cristóbal, responsable de Transformación de Mapfre España, dirige un equipo con dos centenares de personas que se dedica a “medir, mejorar y anticipar” lo que quieren los clientes para no dejarse ganar por la competencia. “Pensamos que el cliente es soberano en su relación con nosotros, que tenemos que darle procedimientos sencillos independientemente del canal que elija. Tanto si decide ir a una oficina, como si está a las diez de la noche en su casa y quiere dar un parte de lunas o si necesita que un asesor le explique qué opciones tiene para invertir sus ahorros”. Su equipo se encarga, además, de hacer compatibles todos esos procesos con la rentabilidad: “Sin rentabilidad, esto no es sostenible”. El tiempo dirá si las previsiones de la aseguradora se cumplen y si Huertas tenía razones para estar contento.
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