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El FMI advierte del “riesgo” de efectos retardados en la subida de tipos

Un análisis del organismo apunta que la política monetaria es menos efectiva que antes por los cambios en el mercado de la vivienda, pero no descarta consecuencias “inesperadas”

Londres
Carteles de venta de casas, la semana pasada en Londres.NEIL HALL (EFE)
José Luis Aranda

El Fondo Monetario Internacional (FMI) constata que la abrupta subida de los tipos de interés con la que muchos bancos centrales han respondido a la crisis inflacionaria no está dando los mismos frutos en todas partes. “Los efectos de la política monetaria son fuertes en unos países y débiles en otros”, señala el organismo en el documento de previsiones económicas mundiales que publicará el 16 de abril, y del que ya ha empezado a avanzar algunos capítulos analíticos. En concreto, existe la posibilidad de que se produzcan consecuencias retardadas e “inesperadas” de ese aumento del precio oficial del dinero. “El riesgo de que los efectos de enfriamiento [económico] por el endurecimiento monetario todavía estén por llegar debe ser tomado en serio allí donde las hipotecas a tipo fijo se recalculan en periodos cortos de tiempo”, avisa el texto, que refuerza ese mensaje para que las autoridades nacionales o supranacionales lo tengan en cuenta “especialmente si los hogares están muy endeudados”.

El motivo por el que esta divergencia sucede, creen los analistas del Fondo, se encuentra en las transformaciones que ha experimentado el mercado inmobiliario. A este dedica el capítulo dos de sus próximas previsiones, que ha sido adelantado este lunes con el título ¿Sintiendo el pellizco? Trazando los efectos de la política monetaria a través de los mercados de vivienda. El documento busca evidencia empírica para afirmar que la política monetaria “tiene mayores efectos” en países con más hipotecas variables; donde los hogares, y en particular los compradores de casas, están más endeudados; y donde la oferta de vivienda es más limitada. Es decir, en los lugares en los que muchos ciudadanos están más expuestos a sufrir a través de las hipotecas la subida de tipos con la que los bancos centrales han tratado de amainar la inflación, que en el caso europeo se ha saldado con la escalada más abrupta en la historia del BCE. Con ese encarecimiento de los préstamos, el consumo se resiente (que es lo que han buscado las autoridades monetarias para rebajar la tensión de los precios en general) porque muchas familias comenzarían a tener más dificultades financieras.

Sin embargo, pese a que “muchos analistas pensaron que tipos más altos conducirían a una ralentización, o incluso una recesión, el crecimiento global se ha mantenido estable”, indica el FMI. Eso es lo que le lleva a mirar a una serie de países, en los que determina si la política monetaria restrictiva tiene efectos más o menos fuertes. La clasificación la lideran Australia, Chile o Japón; y la cierran Israel, Colombia y Hungría. España se sitúa a media tabla, en el puesto decimosegundo de 25 economías analizadas, en la línea de países como EE UU, Italia, Austria o Suecia. El análisis del organismo se fija en cinco aspectos: porcentaje de hipotecas fijas, regulación de límites de crédito en función del valor del inmueble (básicamente, que la hipoteca no pueda exceder de un determinado porcentaje de lo que cuesta una casa), endeudamiento de los hogares, restricciones en la oferta de vivienda y sobrevaloración de la misma (que los precios se hayan calentado). En el caso español, los factores que más se harían sentir con la subida de tipos son los dos primeros.

Pero lo interesante es que luego analiza si esos mismos aspectos han evolucionado en los últimos años en el sentido de reforzar las decisiones de política monetaria o lo contrario. Y la conclusión es que claramente esa transmisión se ha debilitado globalmente, en parte por los cambios que provocó en muchas economías la crisis financiera de 2008. Como ejemplo, el FMI analiza la evolución de las hipotecas fijas. De 22 países para los que da datos, todos salvo dos (Japón y Canadá) tienen ahora un mayor porcentaje de préstamos con tipos invariables que en 2011. España se encuentra entre los que tienen un menor porcentaje total (en torno al 30%), pero es de los que más ha avanzado puesto que su peso en el mercado prácticamente se han duplicado en una década.

Acciones “más tempranas”

Los autores del análisis no descartan que en la pérdida de influencia de las políticas monetarias también tenga algo que ver la propia reacción de los bancos centrales a la crisis inflacionista. “El hecho de que los tipos hayan subido en los últimos dos años con una velocidad, grado y amplitud sin precedentes en décadas también podría haber afectado a la transmisión”, señala el Fondo, quien destaca que “estas evidencias tienen implicaciones para las autoridades monetarias y macroprudenciales”. Dicho de otro modo, los bancos centrales y los Gobiernos harían bien en tener en cuenta los cambios que se han producido en los últimos años. Estos se resumen en que, por un lado, “regulaciones macroprudenciales más estrictas mejoran la estabilidad económica y financiera, y deberían adoptarse con esos objetivos en mente”; pero eso aboca a la paradoja de que “las política montería podría tener menores efectos en países con una regulación relativamente estricta”.

“Donde la transmisión de la política monetaria es débil, se puede acometer una acción más temprana e impetuosa cuando aparecen los primeros signos de sobrecalentamiento o presiones inflacionista”, sugieren los expertos del organismo. “Seguir apretando o mantener las tasas de interés altas durante más tiempo podría suponer un gran riesgo ahora”, añaden en un mensaje directo a los bancos centrales, de quienes dicen que “aunque ya incorporan estas posibilidades a sus decisiones, los efectos sobre el consumo podrían todavía ser mayores de lo esperado”. Ello es así porque, por el desfase con que suelen notarse los efectos de la política monetaria en la economía —unos dos años aproximadamente, según la literatura académica a la que recurren los analistas del Fondo—, no se descarta que todavía estén por llegar consecuencias del viraje que se inició en 2022. Además, el estudio destaca que los efectos del cambio del precio oficial del dinero son más fuertes en las subidas que en las bajadas. “En resumen, cuanto más tiempo están altos los intereses, más probable es que los hogares acaben notando su pellizco, incluso donde hasta ahora parecen relativamente resguardados”, concluye el documento.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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