El ahorro de los hogares españoles se disparó en 2023 por la menor inflación y el tirón del empleo
La tasa se situó en el 11,7% en el conjunto del año, la tercera más alta de la serie
La tasa de ahorro de los hogares españoles se disparó en el último trimestre del año pasado hasta niveles cercanos a los registrados en pandemia: se situó en el 17,3% de su renta disponible, más de dos puntos por encima del mismo periodo de 2022 —un 13,1% si se eliminan los efectos estacionales y de calendario—. En el conjunto de 2023, el porcentaje fue del 11,7%, 4,1 puntos superior al del año anterior y el tercero más alto de la serie histórica, según las Cuentas Trimestrales no Financieras de los Sectores Institucionales que ha publicado este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). A este resultado han contribuido con fuerza la moderación de la inflación, que ha sido más pronunciada de lo esperado, y el tirón del empleo con la recuperación salarial —aunque incompleta— de la que se han beneficiado los trabajadores. Esos dos elementos han permitido a las familias reforzar ese colchón que se había erosionado en 2022, un año marcado por la repentina escalada de precios y el incremento en los costes de financiación.
“El repunte de la tasa de ahorro el año pasado obedeció a la sorpresa que representó para muchos hogares la desescalada de los precios, pues muchas familias habían anticipado precios más altos y habían ajustado su consumo en consecuencia”, resume Raymond Torres, director de Coyuntura Económica del centro de estudios Funcas. “Por tanto, el consumo ha crecido menos, aproximadamente la mitad que la renta disponible de los hogares, y esto explica el repunte de la tasa de ahorro”.
El año anterior la situación había sido diametralmente opuesta: el elemento sorpresa fue una inflación por encima de lo esperado, superior al 8%. Este abrupto incremento de los precios mermó la capacidad de compra de las familias, que se vieron abocadas a recurrir a la bolsa de ahorros generada de manera forzosa durante la pandemia.
El otro ingrediente que explica la mayor tasa de ahorro de 2023 es el mercado laboral, que sigue enseñando su vigor en cuanto a creación de empleo —el número de afiliados a la Seguridad Social en marzo ha sido el segundo mejor de la serie histórica— y que el año pasado registró mejoras salariales generalizadas como compensación a las subidas de precios.
Los sueldos pactados en los convenios colectivos crecieron un 4,1% en 2023, por encima de la inflación del año (3,5%). Este incremento no fue suficiente para recuperar todo el poder de compra perdido desde el inicio de la espiral inflacionista, pero sí permitió compensar parcialmente la merma en la capacidad adquisitiva. “Esto, junto con la creación de empleo, ha impulsado la renta disponible de los hogares, que ha crecido un 11%. Por otra parte, con la desescalada de la inflación, se ha ganado aproximadamente un 6,5% de poder adquisitivo, y solamente se ha utilizado parcialmente para el consumo, porque era un incremento inesperado por la rapidez de la desescalada de los precios”, analiza Torres.
El ahorro bruto de las familias, de acuerdo con los datos del organismo estadístico, alcanzó los 108.139 millones de euros en el conjunto del año, un 70,6% más que en 2022. Su renta disponible avanzó de los 832.166 millones a los 923.560, lo que supone un incremento anual del 10,9%, frente a un aumento en el consumo del 6,1% (813.066 millones).
Tan solo en el último trimestre, la renta disponible bruta de los hogares avanzó un 9,8% comparado con el mismo periodo del año anterior, hasta los 250.382 millones. En el mismo periodo, las familias registraron una capacidad de financiación —es decir, un saldo positivo— de 23.017 millones de euros, cuando en 2022 había sido de 19.571 millones. Eliminando los efectos estacionales y de calendario, la tasa de ahorro alcanzó en los últimos tres meses de 2023 el 13,1%, lo que supone el porcentaje más alto desde el tercer trimestre de 2021.
Déficit público
El ahorro bruto del conjunto de la economía creció por encima del 12% en el año, con un superávit de 54.013 millones, una mejora de 33.000 millones con respecto al año previo. Al margen de lo que pasó con los hogares, las sociedades no financieras también terminaron 2023 en positivo, con un saldo de 32.783 millones, aunque inferior a los 41.626 millones de 2022; las instituciones no financieras presentaron una capacidad de financiación de 32.783 millones, también menor a la del ejercicio previo (40.356 millones).
La renta disponible de las Administraciones públicas aumentó un 10,5%, ante un incremento del 6,3% en consumo final; la inversión creció un 10,8% y el ahorro bruto fue negativo en 18.481 millones. El déficit se redujo hasta el 3,7% del PIB (53.159 millones), cerca de un punto menos con respecto al año anterior. La mejora se explica por el crecimiento económico, del 2,5% el año pasado, y, una vez más, la enérgica creación de empleo. Ambos elementos impulsaron la subida de ingresos públicos por cotizaciones e impuestos. “Otro factor muy importante, aparte del crecimiento, ha sido la inflación muy potente que va a desaparecer”, matiza Torres, y que “tiene un efecto de erosión sobre todos los saldos, tanto el déficit público como la deuda pública, en proporción del PIB”.
De hecho, Funcas estima que la subida de precios se moderará este año y que, junto a una ralentización de la economía, frenará la reducción de los números rojos de las Administraciones públicas, que el Gobierno se ha comprometido a situar en el 3% del PIB, el máximo que permiten las reglas europeas de gasto público, que volverán a estar en vigor. “Va a ser difícil mantener el ritmo de reducción del déficit este año y el que viene (...). Por tanto, el ajuste va a depender de lo que pase con la propia política fiscal”, dice Torres, que aplaza a 2025 la meta del 3%. “Es una buena noticia con respecto a la reactivación en las normas presupuestarias y en un contexto de tipos de interés todavía altos, pero muestra que todavía tenemos un importante agujero estructural”, valora.
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