Tres de cada cuatro empresas se consideran optimistas sobre el futuro de la relación entre la UE y Latinoamérica
Un 20% de las compañías iberoamericanas tiene certeza de que invertirá en América Latina y el 50% considera muy probable iniciar alguna actividad en la región
Pese a los vientos de cambio que han traído los desafiantes años tras la pandemia, la Unión Europa y América Latina continúan buscando estrechar lazos comerciales. Así lo evidencia un nuevo estudio del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), que concluye que al menos tres de cada cuatro de las empresas consultadas ven con optimismo el futuro de la relación entre la UE y Latinoamérica y el Caribe (CELAC). En concreto, un 20% tiene absoluta certeza de que iniciará alguna actividad en América Latina, mientras que el 50% considera muy probable empezar a invertir en la región. “Nos unen intereses, la cultura y los valores empresariales”, comparte Érika Rodríguez, la autora del informe e investigadora del Instituto Complutense de Estudios, quien considera que la última cumbre UE-CELAC marcó un importante antecedente de entendimiento entre ambas partes y un punto fundamental para acercar a los mercados.
Según la encuesta, en la que han participado 50 compañías de gran tamaño de ambas regiones, las empresas creen que es prioritario que se terminen de cerrar los acuerdos comerciales, en concreto el pacto con el Mercosur, puesto que no hacerlo “es un riesgo para la relación UE-CELAC a largo plazo”. El informe también pone de manifiesto la urgencia de aumentar la seguridad jurídica, es decir, la garantía de que las inversiones quedarán protegidas por el Estado ante cualquier amenaza. En juego, detalla, está mejorar la participación de las empresas en un mercado em el que participan más de 1.100 millones de personas.
Una de las claves que empuja el acercamiento de ambas regiones es la percepción de la mejora en las condiciones económicas tanto en la UE como en América Latina. Más de la mitad de los empresarios consultados (62%) alberga entusiasmo con respecto a la recuperación de la economía en lo que va de año. Sin embargo, hay que matizar que ciertos aspectos siguen preocupando a los directivos y se han convertido, según estos, en un escollo para las inversiones. Para ambas regiones, estos son los costes laborales, el coste de la energía y las presiones fiscales. Especialmente este último; el 70% de los encuestados cree que en lo relativo a los impuestos empeorará en el futuro.
En Europa, en particular, también se destaca la escasez de mano de obra especializada. Entre los sectores que más evidencian este problema, según el sondeo, están: la construcción, la atención médica, las ciencias, las tecnologías de la información y las comunicaciones. Por este lado, Rodríguez subraya que América Latina tiene un saldo demográfico positivo de ciudadanos que entran y salen de la universidad. Este es un elemento, considera, del que la UE puede beneficiarse.
La gran mayoría de compañías (80%) percibe que pueden ser afectadas por los efectos de la invasión en Ucrania y las crecientes tensiones geopolíticas. También destacan el impacto derivado de las políticas de control de precios, que han encarecido el acceso a los créditos y mermado el poder adquisitivo de los hogares. En el caso latinoamericano, la preocupación reposa sobre el tema de la seguridad ciudadana. Aunque en lo que va de siglo los homicidios han disminuido en todo el mundo, América Latina y el Caribe sigue siendo la región más violenta.
Vientos favorables
Pese a todo, entre 2021 y 2022 la inversión latinoamericana en la UE aumentó un 75%. En España, en concreto, superó los 68.000 millones de euros, lo que supuso el 11% de todas las inversiones extranjeras. La inversión española en Latinoamérica, en cambio, ha sido principalmente productiva en países como Perú y Chile, donde la media de creación de valor duplica la obtenida en otros países con mercados más grandes. Únicamente Chile, Brasil y México acumulan el 93% de la creación bruta de valor. En el otro lado están Argentina y Venezuela, que han producido pérdidas por alrededor de 15.000 millones de euros, debido, como indica el estudio, a la volatilidad regulatoria que ambos países han padecido en las últimas dos décadas.
“Las empresas se han convertido en elementos fundamentales de la relación birregional, por lo mismo, es necesario mejorar la articulación entre los diferentes espacios de la relación UE-CELAC, entre ellos las cumbres empresariales y las de ministros de finanzas como proveedores de iniciativas para la toma de decisiones de alto nivel”, zanja el estudio.
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