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Los saqueos provocan estragos en las tiendas de Estados Unidos

Los asaltos organizados de tiendas se disparan y el sector ya cifra las pérdidas por robos en 112.000 millones de dólares

Una tienda de Filadelfia tras ser saqueada el pasado miércoles 27 de septiembre.Foto: ELIZABETH ROBERTSON (AP)

Grupos de jóvenes tomaron al asalto comercios del centro de Filadelfia el pasado miércoles. Decenas de tiendas, entre ellas de Apple, Foot Locker y Lululemon, fueron saqueadas. La policía actuó y hubo decenas de detenciones, pero incidentes similares se vienen repitiendo en algunas grandes ciudades de Estados Unidos en los últimos meses. Se ha acuñado un nombre, smash and grab. Rompe y agarra, literalmente; saqueos o robos relámpago, atendiendo a su significado. En muchas ocasiones, los asaltos se realizan con total impunidad, a plena luz del día, con las tiendas abiertas, ante la impotencia de los empleados y sin que la policía llegue a tiempo de intervenir.

Ese mismo día de los saqueos de Filadelfia, la cadena de supermercados e hipermercados Target anunciaba el cierre definitivo de nueve establecimientos por el auge de la violencia y los robos. La víspera, el martes, la Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos había alertado del auge del crimen organizado contra las tiendas y cifraba las pérdidas del comercio por robos de todo tipo en un récord de 112.000 millones de dólares (unos 106.000 millones de euros, al cambio actual) en 2022.

Las redes sociales están llenas de vídeos de saqueos, muchos de ellos en la costa Oeste del país, con las áreas metropolitanas de Los Ángeles y San Francisco/Oakland como escenario frecuente. En uno de agosto, un grupo de entre 30 y 50 encapuchados irrumpieron en la tienda Nordstrom de Topanga, al noreste de Los Ángeles, y se llevaron productos de lujo como bolsos de diseño con un valor de entre 60.000 y 100.000 dólares, de acuerdo con la policía. Los ladrones encapuchados utilizaron un espray repelente de osos para alejar a los empleados de seguridad de la tienda. Las imágenes que muestran cómo los asaltantes arrasan con todo se hicieron virales.

A Eric Nordstrom, consejero delegado de Nordstrom, le preguntaron por el incidente días después en una conferencia con analistas. “Lo sucedido en nuestra tienda de Topanga es perturbador para todos nosotros. Las pérdidas por robo están en máximos históricos. Y yo diría que nos parece inaceptable y debe ser abordado. Dicho esto, aunque es inaceptable, está dentro de nuestros planes. No hemos visto un aumento continuado de las mermas que haya superado lo que habíamos planeado”, aseguró.

Pese a lo dicho por Nordstrom, los robos están desbordando la mayoría de las previsiones. “Nuestra rentabilidad en el segundo trimestre fue inferior a nuestras expectativas debido en gran parte al impacto de la elevada merma de existencias, un problema cada vez más grave que afecta a muchos minoristas”, señaló en la conferencia con analistas de presentación de resultados Lauren Hobart, consejero delegado de Dick’s Sporting Goods, un grupo especializado en artículos deportivos con más de 850 tiendas repartidas por todo el país y con una facturación anual de más de 12.000 millones de dólares. Hobart se refirió a la “delincuencia organizada minorista y el hurto en general” como “un problema cada vez más grave que afecta a muchos minoristas”. “El número de incidentes y el impacto de la delincuencia organizada en el comercio minorista fueron significativamente superiores a lo que habíamos previsto”, añadió el director financiero, Navdeep Gupta.

El director financiero de Foot Locker, Michael Baughn, también advirtió en su llamada a analistas: “Seguimos observando elevados niveles de mermas”. En el sector se suele usar eufemismos como mermas o pérdida desconocida, que incluye extravíos, pérdidas por deterioro y robos, tanto externos como de empleados. Pero cada vez más las empresas prefieren llamar al fenómeno por su nombre. Al anunciar el cierre de nueve tiendas (tres en Portland, tres en el área de San Francisco y Oakland, dos en Seattle y una en Nueva York), Target declaró: “No podemos seguir explotando estas tiendas porque los robos y la delincuencia organizada en el comercio minorista amenazan la seguridad de nuestro equipo y nuestros clientes”.

Previamente, en su presentación de resultados, Brian Cornell, presidente y consejero delegado de Target, ya había denunciado “una cantidad inaceptable de hurtos y delincuencia organizada en el comercio minorista”. “Y, por desgracia, los incidentes de seguridad asociados al hurto van en la dirección equivocada. En los cinco primeros meses de este año, nuestras tiendas registraron un aumento del 120% en los incidentes de hurto con violencia o amenazas de violencia”, explicó.

Oleadas de robos

Ese tipo de saqueos o robos relámpago, especialmente los violentos, son los que han encendido la alarma social. No son del todo nuevos. Llegan como se producen: rápidamente y por temporadas. California sufrió una intensa oleada hacia las navidades de 2021. Esto hizo que el gobernador, el demócrata Gavin Newsom, prometiera invertir en seguridad unos 300 millones de dólares en tres años. Las autoridades se enfocaron en elevar la presencia de policías en centros comerciales y negocios que han sido saqueados, como joyerías.

Las cinco ciudades o áreas metropolitanas más afectadas por los episodios de crimen organizado son Los Ángeles, San Francisco/Oakland, Houston, Nueva York y Seattle, según la patronal del sector. Las dos primeras están en California. A mediados de septiembre, Newsom recordó que aún dispone de cerca de 267 millones de dólares que dará a 55 departamentos de policía y oficinas del sheriff. El dinero pretende financiar equipos de investigación y reforzar el número de policías en otoño, la temporada alta comercial.


Los sectores conservadores sostienen que la proliferación de los asaltos en California es el resultado de la aprobación en 2014 de la Propuesta 47, que hizo menos graves algunos delitos contra la propiedad si quien los cometía no tenía antecedentes penales, con el fin de desahogar las saturadas prisiones del Estado, el más poblado del país.

Los activistas en favor de la reforma penal, como la Unión de Libertades Civiles (ACLU), defienden que la propuesta no es responsable del incremento de este tipo de robos. De acuerdo con las leyes de California, cualquiera que robe objetos cuyo valor supere los 950 dólares habrá cometido un delito grave. En el estado de Washington, donde también se han registrado episodios similares, el tope es incluso más bajo, 750 dólares. Texas y otras entidades tienen un techo más alto, de hasta 2.500 dólares, para clasificar los crímenes de baja cuantía.

Aumento de delitos contra la propiedad

Las autoridades demócratas de California argumentan que nadie que cometa este tipo de delitos queda impune, como afirman los políticos republicanos al señalar que la región es blanda en su trato con el crimen. El año pasado se cometieron 2.313 delitos contra la propiedad, un incremento de 6,2% respecto a 2021. Rob Bonta, el fiscal estatal, intentó verlo con optimismo asegurando este verano que la cifra estaba lejos del máximo histórico de 6.800 documentado en 1980.

El fenómeno no se limita a California. “Los minoristas están viendo niveles sin precedentes de robo junto con la delincuencia desenfrenada en sus tiendas, y la situación es cada vez más grave”, señaló el vicepresidente de Protección de Activos y Operaciones Minoristas de la NRF, David Johnston, en un comunicado. “Mucho más allá del impacto financiero de estos delitos, la violencia y las preocupaciones sobre la seguridad siguen siendo la prioridad para todos los minoristas, independientemente de su tamaño o categoría”.

Los comercios han experimentado un aumento espectacular de las pérdidas económicas por robos. En 2022 representaron 112.100 millones de dólares, frente a 93.900 millones en 2021, según la Encuesta Nacional de Seguridad Minorista 2023 publicada esta semana por la patronal del sector. La cifra incluye tanto robos externos como de los propios empleados. El estudio también dice que con el aumento de la violencia, cada vez son más los minoristas que optan por no intervenir para detener a los ladrones. El 41% de los encuestados afirma que ningún empleado está autorizado a detener o detener a los ladrones.

Las empresas están reforzando sus equipos de seguridad, contratando más vigilantes, guardando mercancías de cada vez menos valor en cajas con cerradura y taponando y limitando las entradas y salidas de las tiendas para evitar saqueos. De momento no es suficiente. Ante la delincuencia, un 30% de las empresas ha optado por reducir o variar la selección de productos en las tiendas, un 45% ha recortado los horarios y hay en 28% que, como Target, ha optado por la solución más drástica: cerrar tiendas. Aunque más drástica es la visión de Donald Trump, expuesta este mismo viernes en un acto en California: “Muy simple, si robas una tienda, puedes esperar que te disparen cuando salgas. ¡Disparo!”

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