_
_
_
_
_

Qué es el pleno empleo y por qué aún queda camino por recorrer

Se alcanza este hito, según el Servicio Público de Empleo Estatal, cuando la tasa de paro es inferior al 4%, algo que aún no ha logrado ninguna comunidad autónoma

Camareras en una localidad de Valencia. Foto: MÒNICA TORRES | Vídeo: EUROPA PRESS
Selina Bárcena

El mercado de trabajo se ha erigido como la principal fuente de alegrías de la economía española. La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre, que se ha conocido este jueves, deja una cifra de 21 millones de personas ocupadas, un umbral que nunca antes se había superado. Ni siquiera en los momentos de actividad más álgidos. Además, el volumen de parados baja hasta situarse en 2,76 millones, la cifra más baja desde 2008, dejando la tasa de desempleo en el 11,6%. La euforia de los buenos resultados ha animado las previsiones y los políticos comienzan a hablar de algo que hasta hace un tiempo parecía una quimera: el pleno empleo.

“El debate ya, probablemente, no sea crear más empleo, sino llegar al pleno empleo”, aseguró el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la pasada semana. “El pleno empleo está ya al alcance de la mano”, destacaba en la mañana de este jueves el secretario de Estado en funciones de Economía, Gonzalo García Andrés. También la vicepresidenta primera se contagiaba del optimismo: “Estamos en posición de poder dar el salto al pleno empleo efectivo en la próxima legislatura”, señaló Nadia Calviño este lunes en declaraciones a RNE.

Este concepto se refiere a una situación en la que toda la fuerza de trabajo disponible en un país está en marcha. En esta circunstancia ideal, cada persona en disposición de trabajar cuenta con un empleo. En la definición que proporciona el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se entiende que es muy difícil lograr este objetivo y por ello, se suele definir el pleno empleo de manera que incluya un pequeño porcentaje de paro, generalmente hasta el 4% de la población activa.

Algunos políticos y analistas utilizan como referencia para hablar de este nivel de ocupación ideal el umbral del 8% de tasa de desempleo. Si nos atenemos a esa cifra, tres comunidades ya habrían llegado a esta tierra prometida: País Vasco, Baleares y La Rioja. Este diagnóstico se hace por comparación con otro momento en el que la tasa de actividad en España era muy alta y el paro marcaba un mínimo histórico. Esto se produjo durante el segundo trimestre de 2007, cuando los parados representaban solo el 7,93%, en plena burbuja inmobiliaria. Justo antes de la Gran Recesión, se barajaban unas tasas de inactividad en el entorno del 8%, que comenzaron a repuntar en 2008 a raíz de la crisis financiera. Ese fue, en este siglo, el momento en el que más cerca estuvo el mercado laboral de dar a cada potencial trabajador un puesto.

El entusiasmo de un mercado de trabajo empeñado en avanzar contra todo pronóstico da motivos para la esperanza, pero lo cierto es que, actualmente, ninguna comunidad autónoma se sitúa por debajo del umbral del 4%. Las regiones con menores tasas de paro son el País Vasco, con un 7,1%; Baleares, con un 7,2%; Cantabria, con un 8,1%, y Cataluña, con un 8,4%. Todas ellas están lejos de la idílica frontera de 4% que marca el SEPE. De hecho, siete comunidades y las dos ciudades autónomas sobrepasan el 10%, siendo Canarias (15,3%), Extremadura (17,1%), Andalucía (18,1%), Melilla (19,4%) y Ceuta (27,4%) las que peores datos arrojan.

“Esa debilidad histórica que tenía la economía española en el mercado de trabajo se está superando con las políticas adecuadas y con el esfuerzo de todos”, ha afirmado García Andrés. Si bien es cierto que la reforma laboral ha empujado a la baja dinámicas muy dañinas, como la temporalidad —que desde que se aprobó la norma a finales de 2021 se han reducido desde porcentajes que rondaban el 25%, hasta el 17,3% actual— hay otros elementos, como un paro juvenil que ronda el 30%, que dificultan alcanzar el pleno empleo.

Otro elemento que entorpece la evolución del empleo en España es el peso de la economía sumergida. El Gobierno estima que la necesidad de empresas y trabajadores de acceder a las ayudas públicas para paliar los efectos de la pandemia sacó a 285.000 empleados esta situación, pero sigue habiendo muchos trabajadores fuera de la economía formal. A finales del año pasado, un estudio realizado por el Departamento de Políticas Económicas, Científicas y de Calidad de Vida (IPOL, por sus siglas en inglés, dependiente del Parlamento Europeo) colocaba a España como el país del sur de Europa donde más había aumentado la economía sumergida tras la pandemia, hasta el 16,9% del PIB, frente al 14% de media en la Unión Europea.

No muchos pueden presumir de acercarse a este panorama ideal. Uno de los que roza el pleno empleo es Estados Unidos. La mayor economía del mundo lleva dos años y medio creando puestos de trabajo todos los meses, y en junio firmó una tasa de paro del 3,6%. A nivel europeo, Eurostat recoge que en mayo, el último mes analizado, la tasa media de paro de la zona euro se situó en el 6,5%. Por países, España es el más perjudicado —en ese momento se anotaba un 12,7%— junto con Grecia (10,8%). Los países que sí cumplían con el criterio del 4% eran 11 en ese momento, entre los que destacaba Malta (2,8%), República Checa (2,4%), Alemania (2,9%) o Islandia (3,2%).

Con todo, que el mercado de trabajo español está en uno de los mejores momentos es algo en lo que han coincidido todos los agentes sociales. Tras conocerse los datos de la EPA relativos al primer trimestre, los sindicatos alabaron el buen comportamiento del empleo. UGT valora la creación de trabajo “de calidad” y CC OO hace lo propio poniendo en valor la caída de la temporalidad. Del otro lado, la patronal, CEOE, considera que la EPA arroja un balance “positivo”.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_