_
_
_
_
_

Brasil alivia el nuevo bloqueo ruso al cereal de Ucrania: “Hace seis meses hubiera sido un desastre”

La patronal española de fabricantes de piensos calcula que España tiene dos meses de cereal garantizados

Grano Ucrania
Dos personas negocian este martes en la Lonja de Cereales de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI
Dani Cordero

“Hace seis meses hubiera sido un desastre, pero ahora hay disponibilidad de cereal procedente de los grandes productores”. La afirmación de Jorge de Saja sirve al menos para calmar los ánimos después de que Rusia haya decidido bloquear de nuevo el paso a los buques que sacan el grano de Ucrania por el mar Negro. El director general de Cesfac, la patronal española de los fabricantes de piensos, basa su afirmación en la leve reacción que la decisión de Vladímir Putin ha causado de momento en los mercados (el mercado del trigo en la Bolsa de Chicago ha subido un 4% desde el lunes), poco comparable a lo ocurrido cuando empezó la invasión y que duró hasta julio de 2022, cuando se pactó habilitar un corredor para los buques cargados de cereal que salían de los puertos de Odesa, Chornomorsk y Pivdeni.

El riesgo de que el cereal del denominado granero de Europa no llegara básicamente a los países africanos (con los riesgos que ello suponía) obligó a intermediar a Naciones Unidas para habilitar una salida del grano. No obstante, hasta el momento, esos buques han descargado principalmente en China y España, uno de los principales productores de piensos y de carne de cerdo.

La decisión de cerrar el paso, que se toma cada dos meses, ha llegado en un momento en que las reservas —al menos en España son altas, de en torno a los dos meses si se tiene en cuenta el grano para forrajes que ya tienen en sus silos los productores de piensos, y los existentes en los puertos o en cargueros con rumbo a España. Además, Brasil ha tenido una cosecha récord y su producto llegará a partir del mes de agosto. Y algo similar sucede con Estados Unidos y los sobrantes de otros países europeos, donde la producción ha sido vasta, nada que ver con la española, fuertemente recortada por la sequía.

“Putin puede esperar hasta agosto o setiembre, porque todavía tienen que empezar las cosechas de Rusia, que también en algunos casos utilizan esa vía de salida”, explica José Luis Esteban, presidente de la Lonja de Cereales de Barcelona. Los compradores, vendedores e intermediarios de ese mercado que marca las orientaciones del precio del cereal local, al albur del que fijan la Bolsa de Chicago y el Matif de París, se vieron ayer las caras en la sesión semanal —se celebra cada martes—. Y, aunque la guerra en Ucrania y los riesgos en el mar Negro volvieron a ser tema de conversación, no se teme lo peor: como constató Esteban, “la situación actual de mercado no es de las más graves” que han vivido en los últimos tiempos.

Para Álex Jiménez, broker de cereales de la multinacional ADM (Archie Daniels Midland), difícilmente podrá ser peor que lo ocurrido hace un año. “Llevo 40 años en este mercado y aquellos fueron los peores meses de mi negocio: no podías asegurar el abastecimiento de los clientes, y en una granja no se puede poner el cartel de ‘no hay pienso”. Este comerciante no solo vio cómo el precio por tonelada del trigo subía en poco tiempo 100 dólares por tonelada por el cierre del mercado, sino que temía que no llegara a las fábricas de piensos la materia prima para fabricarlo.

El apelativo de “granero de Europa” que se ha ganado Ucrania no es gratuito. Produce la mitad del maíz y el 30% del trigo que se compran en la UE proceden de ese país. España consume producto ucranio, sobre todo, para producir los 36 millones de toneladas de pienso que requiere su ganadería. A ese mercado para la alimentación animal es al que mayoritariamente se dedican los actores de la Lonja de Cereales, cuyos compradores tendrán que tirar más de importaciones por la reducción de la cosecha nacional. El puerto de Tarragona, una de las principales vías de entrada de grano en España, estima alcanzar este año los siete millones de toneladas, frente a los seis millones con que cerró en 2021.

Lo señalaba uno de los últimos informes sobre el mercado del cereal de la entidad financiera neerlandesa Rabobank: “España es el país más dependiente del maíz ucranio”. En 2021 le compró 2,5 millones de toneladas, el 29% de las importaciones españolas. Y el repunte del precio del grano es uno de los factores que ha situado el coste del cerdo en máximos. Por ello, pese a relativizar el cierre, el presidente de la Lonja de Cereales de Barcelona subrayaba que el cierre de los puertos ucranios “no es una buena noticia”, sobre todo por los efectos que puede tener si no se reabre a partir de septiembre y octubre, cuando ya sería “un problema grave”. Se tendrían que buscar alternativas a esa vía de salida por carretera y tren o a través del Danubio, una operación más compleja logísticamente y presionaría más al mercado. Y se podrían revivir repuntes de precios como los de marzo de 2022.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_