_
_
_
_
_

Jaume Guardiola, presidente del Círculo de Economía: “La competición fiscal entre comunidades es un error”

El exejecutivo bancario advierte sobre la polarización política en España y cómo esa situación dificulta realizar las reformas pendientes en España

Dani Cordero
Jaume Guardiola
El presidente del Círculo de Economía, Jaume Guardiola, en la sede de la institución el pasado jueves.MASSIMILIANO MINOCRI

El Círculo de Economía ha celebrado esta semana su tradicional reunión anual. Quería que la política tuviera menos protagonismo y, al contrario, las elecciones municipales y el adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez les condicionaron un evento en el que, además de geopolítica, querían poner sobre la mesa la pérdida de competitividad española, después de que la renta per cápita haya perdido posiciones respecto al conjunto de la Unión Europea. Su presidente, Jaume Guardiola (Barcelona, 65 años), cree que a España le falta un gran proyecto y llama a los grandes consensos entre el PSOE y el PP para mantener una “agenda reformista”.

Pregunta. El miércoles pudo interpelar a Alberto Núñez Feijóo y Nadia Calviño, con dos visiones contrapuestas de cómo va España. ¿Con cuál se queda?

Respuesta. Fueron intervenciones distintas. Núñez Feijóo tomó como referencia el problema de la deuda y el déficit que acumula España. Son fruto evidentemente de cierta actuación de rescate después de las crisis, pero es una realidad y tenemos que reconducirla. La intervención de la vicepresidenta coincidió en nuestro diagnóstico de que, efectivamente, España había perdido desde la crisis financiera la ventaja adquirida desde la entrada del euro, de que ha sido una década perdida. Ahora se trata de ver cómo nos recuperamos. La cuestión es que cuando entramos en el euro entendimos a la perfección las ventajas de estar en una moneda fuerte, que es tener unos tipos de interés bajos y una moneda fuerte para poder importar, pero no entendimos bien que, si no converges bien en productividad con tus socios, generas unos desequilibrios que fueron espectaculares: la deuda privada superó el 200% del PIB, los déficits comerciales de la balanza de pago se situaron en el 10% y el peso del sector inmobiliario residencial fue una especie de apuesta única. Entre 2000 y 2007 se hicieron medio millón de viviendas cada año y después apenas superaron las 50.000. Ese exceso obligó a realizar una devaluación interna: devaluación de salarios y se amplió la brecha social. Para superarlo hay que cambiar el modelo, de forma estructural. Calviño dio datos de que ya se está efectuando. Nuestra convicción, sin embargo, es que no se hacen reformas estructurales de fondo, y para eso se necesita consenso y menos polarización, va a ser muy difícil.

P. ¿Falta un plan de país?

R. Sí, uno más compartido. Existe la oportunidad de que se sienten las grandes fuerzas políticas para llegar a acuerdos sobre los grandes ejes, que son la mejora de la productividad. El Gobierno lanzó el Plan 2050, un documento extraordinario, con las grandes reformas que hay que hacer, pero no hablamos de eso, no tuvo repercusión en los medios. El debate político debe ser sobre esas propuestas. ¿Por qué no somos capaces de alcanzar esos acuerdos? Estamos justo en el arranque de una campaña electoral y me temo que va a volver a ser polarizada, ya se ve, y vamos aplazando la reforma de la Administración, de la Educación, de la ciencia… Estamos en la polarización más acentuada en mucho tiempo y eso va a impedir desaprovechar un momento de la historia de enorme oportunidad para la reindustrialización.

P. ¿Portugal lo ha sabido hacer mejor que España?

R. Cuando la gente se pregunta por qué Portugal ha sido capaz de llegar a consensos, una explicación es porque tener a la troika durante la crisis te obligaba a hacer reformas, porque si no, no te la sacabas de encima y eso incentiva el consenso. En España tuvimos la intervención del sistema financiero, pero no la troika como tal. Estábamos muy felices de haberla evitado, pero a toro pasado quizás la hubiéramos necesitado en aras del consenso, es una paradoja.

A todo pasado, en España quizás hubiéramos necesitado la troika para lograr consensos”

P. El alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, al que el martes le otorgaron su premio a la Construcción Europea, advirtió el martes en EL PAÍS al PP sobre el riesgo de asociarse a Vox. ¿El Círculo teme esa alianza?

R. Una de nuestras señas de identidad es la democracia liberal y esta está ahora atacada por otros modelos políticos en otras geografías del mundo, pero también internamente.

P. Han denunciado la posible destrucción de deterioro del vínculo intergeneracional a causa de la actual situación económica y social en la que se encuentra España. ¿Cuál es el mayor riesgo?

R. Uno es el populismo. Si el sistema no te da soluciones, el populismo intentará respuestas fáciles para problemas complejos. El otro es la natalidad, que en España ya es de las más bajas de Europa. Si andamos mal de productividad y tenemos un problema de demografía, las posibilidades de crecimiento son limitadas. La inmigración es una manera clara de sustitución, pero se tiene que planificar bien y debe tomar el marco de la Unión Europea. Justamente es un tema que va a estar muy presente en la Presidencia de la UE de España. De ahí nuestra preocupación de que esta no pueda ser totalmente tranquila.

P. ¿Y la vivienda?

R. Estamos en un país donde después de haber tenido una borrachera inmobiliaria durante tantos años, tenemos un problema de acceso a la vivienda, especialmente para la gente joven, lo cual acaba siendo un obstáculo para muchos otros temas. Y, sin embargo, parece que con la intención de mejorar la situación ponemos [se refiere a la ley de la Vivienda del Gobierno] los incentivos un poquito al revés, para que la gente no ponga viviendas en alquiler. Cuando haces una política pública bien intencionada y no funciona, lo que tienes que hacer es rectificar. Lo que falta en este país es un accountability de políticas públicas. La nueva ley, en todo caso, tiene elementos de creación de oferta que nos parecen muy positivos.

P. En su última Nota de Opinión señalan la reforma de las Pensiones como otro riesgo intergeneracional.

R. Tiene un efecto sobre el déficit y aporta cierta asimetría en el tratamiento de los ingresos de los asalariados, después de la firma del pacto de rentas.

P. ¿Las empresas no tienen ninguna responsabilidad sobre la subida de la inflación?

R. Decía Mário Centeno [gobernador del Banco de Portugal] que si tienes un gobierno y un banco central con mucha credibilidad puedes apelar a la conciencia para que nadie aproveche una situación coyuntural para ganar márgenes a través de los precios. Pero me cuesta un poco ver que eso suceda en general. La inflación es obligación de todos. Cuanto más lento sea el proceso de reducción, más empobrecerás al país.

P. ¿Está a favor de la competencia fiscal entre autonomías?

R. El Círculo está en contra del impuesto de Patrimonio, pero la competición entre comunidades nos parece un error y cuando se produjo nos pareció hasta una broma. Madrid tiene un poco más de autoridad moral porque es aportador de recursos, pero cuando vas a comunidades receptoras se complica esa legitimidad. Después del anuncio de bajadas de Andalucía, se convirtió en una rifa. En términos de financiación, España tiene dos grandes excepciones: la vasca, porque en términos por habitante recibe muchísimos más recursos que la media, y la madrileña, porque tiene unos efectos de capitalidad inequívocos sobre los que académicamente se ha trabajado poco. Feijóo dijo ayer [por el miércoles] que cuando se discutió el sistema de financiación en 2009 y había el debate sobre cómo contabilizar el gasto por el tipo de población y su diseminación por el territorio él pidió intercambiar en el cómputo los jóvenes por los mayores… No le interpelé, pero yo también cambiaría que viniera a Barcelona la Administración central completa, y el Congreso, y el Prado… Veríamos entonces cómo saldrían los números.

Que viniera la Administración central a Barcelona, y el Congreso, y el Prado... Veríamos entonces cómo salen los números”

P. ¿Qué falta para que las empresas catalanas que dejaron Cataluña en 2017 vuelvan?

R. Hay que seguir creando el clima de acogida y dejar atrás tiempos de unilateralismo, que la seguridad jurídica no tenga el más mínimo atisbo de riesgo. Eso al final requiere tiempo, y estamos en ese tiempo. Hay que dejar muy claro que prevalece el estado de Derecho y aquí hemos vivido una época en que se ha cuestionado. Es lógico que tengamos esa resaca. Pero sinceramente, creo que estamos en el momento inequívoco de la recuperación, en ese sentido. Creo que el flujo empresarial se está produciendo ya.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_