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La Reserva Federal admite que falló en la supervisión del Silicon Valley Bank

El banco tenía 31 advertencias de supervisión de seguridad y solidez sin resolver, pero los supervisores no actuaron a tiempo

Sede de la Reserva Federal de Estados Unidos, en Washington, en una imagen de archivo.
Sede de la Reserva Federal de Estados Unidos, en Washington, en una imagen de archivo.Leah Millis (REUTERS)
Miguel Jiménez

El vicepresidente de Supervisión de la Reserva Federal, Michael Barr, dijo hace unas semanas en el Senado que la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) del pasado 10 de marzo fue el resultado de “un caso de libro de mala gestión”. La investigación interna que ha publicado este viernes el banco central estadounidense revela que también fue un caso de libro de mala supervisión. Las conclusiones del informe permiten anticipar cambios que endurezcan la regulación y supervisión de los bancos medianos.

El informe publicado este viernes revela varias conclusiones clave sobre las causas de la quiebra del banco. Mantiene que el consejo de administración y la dirección del Silicon Valley Bank no supieron gestionar sus riesgos. Pero añade que los supervisores de la Reserva Federal “no apreciaron plenamente el alcance de las vulnerabilidades a medida que el Silicon Valley Bank crecía en tamaño y complejidad”.

Peor aún, cuando los supervisores detectaron esas debilidades, “no tomaron medidas suficientes para garantizar que el Silicon Valley Bank solucionara esos problemas con la suficiente rapidez”, según la tercera conclusión. Además, con la aprobación de cambios legales durante la presidencia de Donald Trump, se delegaron a la Reserva Federal competencias regulatorias para los bancos medianos y el banco central fue más laxo de lo que debía, lo que impidió una supervisión eficaz.

Reforzar la regulación

“Tras la quiebra del Silicon Valley Bank, debemos reforzar la supervisión y la regulación de la Reserva Federal sobre la base de lo que hemos aprendido”, ha declarado el vicepresidente de Supervisión a través de un comunicado. “Esta revisión representa un primer paso en ese proceso: una autoevaluación que analiza sin miramientos las condiciones que llevaron a la quiebra del banco, incluido el papel de la supervisión y la regulación de la Reserva Federal”, añade Barr.

La primera tarea a abordar será “mejorar la velocidad, la fuerza y la agilidad de la supervisión”. El informe señala toda una serie de propuestas para endurecer la supervisión, especialmente de las entidades con un crecimiento muy rápido. Con el sistema en vigor, si un banco crecía mucho, la Reserva Federal tardaba demasiado en reforzar la supervisión. Propone ahora una mayor continuidad, de modo que “el banco esté preparado para cumplir más rápidamente las normas reguladoras y supervisoras reforzadas, en lugar de prever una larga transición”.

Además, el supervisor se propone estar atento a los riesgos particulares que pueden plantear las entidades de rápido crecimiento, los modelos de negocio concentrados u otros factores especiales, con independencia del tamaño de sus activos. Prestará especial atención a los riesgos por actividades relacionadas con las fintech y las criptomonedas.

Otro cambio que se vislumbra es que, cuando la Reserva Federal detecte problemas, actuará de forma más decidida. “Necesitamos desarrollar una cultura que faculte a los supervisores para actuar ante la incertidumbre”, dice Barr. En el momento de su quiebra, el banco tenía 31 advertencias de supervisión de seguridad y solidez sin resolver, el triple de la media de los bancos de su grupo.

El banco central será más proactivo a la hora de imponer requisitos adicionales de capital y liquidez o de prohibir el pago de dividendos y ciertas retribuciones a los directivos a entidades donde vea debilidades. En el caso de SVB, los supervisores tardaron en actuar y dejaron que los problemas empeorasen mientras buscaban pruebas adicionales, pese a que las deficiencias eran claras y crecientes. El proceso fue “demasiado deliberativo”, dice el informe.

Eso, por lo que se refiere a la supervisión en sentido estricto, pero vienen también cambios en la regulación. La ley delega en la Reserva Federal parte de la normativa y ahora el banco central reconoce también que ha sido demasiado laxo con las entidades de 100.000 a 250.000 millones de dólares de activos. “Nuestra experiencia tras la quiebra de SVB ha demostrado que es conveniente aplicar normas más estrictas a un conjunto más amplio de entidades”, dice la Fed que asegura que tiene previsto revisar el marco para los bancos con 100.000 millones de dólares o más en activos.

Capital y liquidez

Habrá otros cambios más específicos. El banco central revisará cómo supervisa y regula la gestión del riesgo de tipos de interés por parte de los bancos y el riesgo de liquidez, en especial de los depósitos no cubiertos por el fondo de garantía, esto es, los de más de 250.000 dólares, que pueden huir en caso de miedo. Ambos riesgos fueron claves en la caída del SVB. La depreciación de la cartera de bonos le hizo sufrir pérdidas pro la subida de tipos y la concentración de depósitos no garantizados agudizó la fuga.

Y abre también el melón de la exigencia de capital ante las pérdidas latentes: “Deberíamos exigir a un conjunto más amplio de empresas que tengan en cuenta las ganancias o pérdidas no realizadas en valores disponibles para la venta, de modo que los requisitos de capital de una empresa estén mejor alineados con sus posiciones financieras y su riesgo”, dice Barr. La Reserva Federal considera que esta crisis ha puesto de relieve la importancia de un capital bancario sólido. “Aunque la causa inmediata de la quiebra de SVB fue una crisis de liquidez, el problema subyacente era la preocupación por su solvencia”, indica.

Esos cambios en la regulación, en todo caso, llevarán tiempo. El proceso de propuestas, audiencia pública, consultas, aprobación y aplicación plena tarda varios años.

El informe también analiza cómo la combinación de las redes sociales, una base de depositantes altamente interconectada y concentrada y la tecnología pueden haber cambiado fundamentalmente la velocidad de las fugas de depósitos. Las redes sociales permitieron a los depositantes difundir de inmediato sus preocupaciones sobre una retirada masiva de fondos y la tecnología permitió esa fuga, indica.

La crisis de Silicon Valley Bank también ha puesto de manifiesto cómo las dificultades de una entidad mediana y supuestamente no sistémica, pueden tener consecuencias sistémicas incluso si la entidad no es muy grande, no está muy conectada con otras o no presta servicios financieros esenciales. Basta el contagio, el miedo a que los problemas de una entidad afecten también a otras. Tras la caída del Silicon Valley Bank el 10 de marzo, las autoridades intervinieron el Signature Bank ese mismo fin de semana. Además, tomaron medidas para contener la tormenta, que aún deja algunos coletazos. El First Republic Bank sigue en el alero.

El informe, de 118 páginas más abundante documentación anexa, analiza en detalle la gestión del banco y las cuestiones de supervisión y regulación que rodearon su quiebra. Repasa el historial reciente de supervisión del Silicon Valley Bank e incluye más de dos docenas de documentos que contienen información confidencial de supervisión del banco, como cartas de supervisión, resultados de exámenes y advertencias de supervisión.

“Acojo con satisfacción este informe exhaustivo y autocrítico sobre la supervisión de la Reserva Federal elaborado por el vicepresidente Barr”, ha indicado en el mismo comunicado el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. “Estoy de acuerdo y apoyo sus recomendaciones para abordar nuestras normas y prácticas de supervisión, y confío en que conducirán a un sistema bancario más fuerte y resistente”, ha añadido.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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