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Los proyectos renovables superan “con creces” el crecimiento previsto de la red eléctrica en España, según un estudio

El desperdicio de energía eólica y solar aumentó en 2022 “en más de diez veces” respecto al año anterior

Tres operarios trabajan en un tendido de alta tensión, en una imagen de archivo.
Tres operarios trabajan en un tendido de alta tensión, en una imagen de archivo.
Ignacio Fariza

España está viviendo una auténtica eclosión de las renovables, una tendencia que le está situando en la primera división europea en descarbonización y que está desplomando los precios de la luz en las horas del día en las que confluyen el sol y el viento. Ese despegue acelerado, sin precedentes, obliga —sin embargo— a un refuerzo también inédito de las redes de transmisión y distribución para evitar vertidos de energía limpia. Así lo cree, al menos, la consultora energética Aurora Energy Research, creada por varios académicos de la Universidad de Oxford, que alerta en un estudio publicado este miércoles de que los proyectos renovables que entrarán en funcionamiento en los próximos años superan “con creces” el crecimiento esperado de la red.

“En los últimos años, el sistema de transporte de electricidad de España no ha crecido a un ritmo comparable al rápido aumento de las energías renovables, creando áreas donde las redes de transmisión y distribución locales no tienen la capacidad de entregar la energía disponible a los consumidores, provocando interrupciones en la generación o vertidos”, apuntan los técnicos de Aurora. Según sus datos, el volumen de energía solar y eólica desperdiciada “aumentó en más de diez veces” en 2022 respecto al año anterior.

Tanto la congestión como las limitaciones operativas de la red eléctrica representan, según la máxima responsable de la consultora británica para la península Ibérica, Ana Barillas, “un riesgo importante para el sector de energías renovables en España”. “Sin planificación e inversión para aliviar las restricciones técnicas en la red, los vertidos de energía renovable aumentarán, amenazando los retornos de los desarrolladores e inversores y, por lo tanto, la inversión en futuros proyectos”, completa.

Aunque el auge de los sistemas de almacenamiento de energía —cada vez más maduros tecnológicamente y cuya rentabilidad crece a medida que se ensancha la brecha de precios entre las horas más baratas y más caras del día— “podrían ofrecer una solución crítica a corto plazo, almacenando energía que de otro modo se vertería durante los períodos en que la red está saturada”, aquilata Barillas, “la solución a largo plazo requiere de grandes inversiones en la red que permitan maximizar la integración de las renovables en el sistema eléctrico”.

80% de generación verde en 2030, más de lo previsto por el Gobierno

La firma británica no duda, ni mucho menos, de la potencia de tiro de España con las energías renovables. Al contrario: cree que supondrán el 80% de toda la electricidad producida en 2030, una cifra que está incluso por encima del 74% previsto por el Gobierno. El problema, dice, es que ese ingente caudal de nuevos proyectos “supera con creces la capacidad proyectada de nuevos activos por Red Eléctrica de España (REE), lo que indica que las restricciones de la red y los costes resultantes para los desarrolladores, inversores y consumidores aumentarán hasta que se tomen medidas para abordarlos”.

A tenor de las cifras recopiladas por Aurora, en su actual planeación de Red Eléctrica solo tiene prevista la instalación de 16,6 gigavatios (GW) de potencia renovable de aquí a 2026. Una cifra que, enfatiza, está “muy por debajo” de lo que realmente entrará en funcionamiento: solo los proyectos con declaración favorable de impacto ambiental suman más de 60 GW. “Las instalaciones no consideradas por REE añadirían presión adicional a la red (...) y la ubicación de los proyectos, lejos de las áreas de alta demanda de energía, podría empeorar las limitaciones locales de la red”.

El mercado de ajustes, un gran sobrecoste para los consumidores

La creciente actividad del mercado de restricciones técnicas —el que ajusta el minuto a minuto del sistema, acompasando la oferta y la demanda prevista a la real, en la mayoría de casos poniendo en marcha centrales de gas o carbón— supuso un sobrecoste de 1.300 millones para los consumidores, unos 68 euros por hogar. De no haber un refuerzo sustancial de la red y una gestión de la demanda que permita sincronizar los picos de consumo con los de generación, esa cifra no dejará de aumentar en los próximos años.

“A medida que aumenta la capacidad instalada de generación renovable y empeoran las restricciones en la red eléctrica, los volúmenes del mercado de restricciones técnicas seguirán creciendo”, avisa Christina Rentell, analista de Aurora para la Península. “A futuro, la evolución dependerá tanto de factores fundamentales como políticos, como el crecimiento de la demanda eléctrica o la creciente participación de activos flexibles, como baterías o electrolizadores. En cualquier caso, los desarrolladores de energías renovables deberán evaluar el impacto de las pérdidas en sus planes de inversión.”

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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