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ENERGÍA
Tribuna
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El almacenamiento energético, imprescindible para acelerar la transición

La rentabilidad de este tipo de proyectos no sale con la regulación actual, por eso hacen falta mecanismos innovadores para impulsarlos

Una puesta de sol junto a un tendido eléctrico y varios aerogeneradores.
Una puesta de sol junto a un tendido eléctrico y varios aerogeneradores.efe

España está en plena transición energética hacia un mix descarbonizado. Pero no nos engañemos: estamos más cerca del principio que del final, y hay que acelerar. Empezamos nuestra transición hacia las renovables hace años, con un importante despliegue de eólica desde finales de los años noventa. Tras un parón durante la pasada década, fruto de una coyuntura económica muy complicada y la imposibilidad de cargar la factura eléctrica con más incentivos a las renovables, que aún no eran competitivas a mercado, estas han vuelto con mucha fuerza. En 2022, un año extremadamente seco, las renovables supusieron casi el 44% de la generación eléctrica, con un espectacular desarrollo de la fotovoltaica que ya aporta más de un 10% (sin contar el autoconsumo, que ya suma cerca del 3%), por un 23% de la eólica.

Desde 2019 hemos alcanzado la ansiada paridad de red para la mayoría de proyectos, lo cual implica que los inversores pueden desarrollar proyectos eólicos y fotovoltaicos sin ningún complemento económico e incluso sin ninguna garantía del Gobierno sobre sus ventas futuras de electricidad. La coyuntura de crisis energética auspiciada por la falta de gas ruso está otorgando rentabilidades más que atractivas a los promotores en estas energías y, por más apetito inversor que haya para aprovechar la coyuntura, la velocidad de tramitación y financiación de proyectos está llegando a sus topes. Quien tiene un proyecto renovable en venta tiene un tesoro.

Hasta aquí, todo bien, pero hay más. En primer lugar, es importante recordar que la electricidad representa el 29% del total de energía que se consume España, por 35% el transporte y 36% de calor y frío (tanto en los segmentos residenciales como en los industriales). La descarbonización de estos dos últimos sectores, dominados por el petróleo y el gas —respectivamente—, es mucho más lenta y complicada, y también más compleja de regular. Los biocombustibles, la electrificación y el hidrógeno verde, serán vectores clave para incrementar el 9% de renovables actual en transporte, y el 17% en calor y frío.

Sobre la energía final que consume España, partimos de menos de un 21% de renovables en 2021, frente a un objetivo nacional autoimpuesto del 45% en 2030 (el cual además está en revisión y previsiblemente se incrementará en los próximos meses), y una meta europea de cero emisiones netas en 2050. Es decir, nos quedan cuatro quintas partes del camino por transicionar, con un esfuerzo que será titánico, habida cuenta de que algunos retos técnicos se incrementan a mayor penetración renovable.

En segundo lugar, es evidente que los inversores no se guían por objetivos nacionales sino por rentabilidades esperadas. El precio de la energía permanece hoy muy alto, pero la amenaza para los inversores de una avalancha de proyectos renovables a 30 años empieza a ser relevante, pues se está desarrollando más rápido la oferta de este tipo de energía que la propia demanda eléctrica, que aún debe adaptarse para que muchos procesos cambien de fuente energética.

El almacenamiento de energía se presenta, por tanto, como uno de los elementos clave de la transición, dando salida a una parte de los sobrantes renovables que se producirán. Un problema para desarrollarlo es que las rentabilidades proyectadas no salen con la regulación actual. Queda en manos del regulador crear mecanismos regulatorios innovadores, como el mercado de capacidad que ya está en discusión con Europa, para posibilitar un almacenamiento abundante. Cuánto y cómo son preguntas de máxima relevancia.

Debemos poner en el centro del debate energético estos mecanismos regulatorios innovadores que posibiliten el desarrollo de abundante almacenamiento, y con ello se acelere el ritmo de la transición. Recordemos: no estamos al final del camino sino al principio. Y debemos acelerar.

Javier Revuelta es senior principal de la consultora energética Afry

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