Ezentis busca una gran quita para salvarse
La compañía de instalación y mantenimiento de redes de telecomunicaciones abre la cuenta atrás hacia el concurso de acreedores, incapaz de pagar sus deudas de 157 millones
“Hace falta mucha fe para creer en esta empresa”. Las palabras que pronunció durante la junta de accionistas del 20 de junio Antonio González, uno de los minoritarios, resumen la situación de una compañía herida por la deuda que a última hora del jueves presentaba en Sevilla la solicitud de preconcurso de acreedores. Era el paso casi natural ante el riesgo de insolvencia inminente gestado en los últimos años. Su pasivo, de 157 millones, se reparte básicamente entre bancos (BBVA, Bankia, Santander, Pichincha) y fondos (Highbridge, de JP Morgan, y Arcano). Empieza una cuenta atrás de cuatro meses para convencerlos: “Tenemos que conseguir la mayor quita posible”, admitían fuentes de la empresa este viernes, “la dirección está trabajando 12 horas diarias para sacar esto adelante”.
Quizá haga falta algo más que eso. Ezentis, antigua Radiotrónica, cuyo mayor accionista desde 2021 es el empresario José Elías (Audax Renovables, Atrys, La Sirena), es un grupo con 8.000 empleados que trabaja en la instalación y mantenimiento de redes de comunicaciones, aunque también tiene una parte de su negocio —61 de los 369 millones en ingresos anuales— en energía, incluidas infraestructuras de agua, electricidad y gas. Más de la mitad de sus ventas las concentra un solo cliente: Movistar, con el que, aseguran, tienen garantizados los contratos —normalmente en plazos de tres a cinco años—. El gigante de telecomunicaciones español es quien ha llevado a Ezentis a conseguir importantes ventas fuera del país, como el acuerdo con UGG (una joint venture creada por Telefónica y Allianz) para desplegar fibra óptica en Alemania. También es quien ha garantizado históricamente a la compañía un buen nivel de actividad, como cuenta el responsable de UGT en el comité, Jorge Mira. “Desde la huelga leonina de 2015 en el sector, que llevó a un pacto que sigue vigente, muchas empresas que trabajan con Movistar tienen garantizada una estabilidad. No puedo decir lo mismo de otras operadoras”.
Pero Ezentis necesita grandes dosis de confianza de accionistas y proveedores para salir airosa de la situación en la que entró por muchas razones. Su apuesta por mercados internacionales fue especialmente ruinosa: en febrero el consejo acordaba cesar todos los negocios en Chile, Perú y México restando 47 millones a las cuentas al verse incapaz de vender esas filiales. Elías, experto en entrar en empresas en dificultades y hacerlas crecer, tenía un plan para fusionar la compañía con otra de su grupo, Rocío Servicios Fotoltaicos, y así hacerse con el 60% del conglomerado resultante. Pero la CNMV se interpuso en su camino negándose a la opa, lo que dinamitó la supuesta creación de sinergias entre una y otra. Después vino el carpetazo de la SEPI a la petición de rescate por valor de 70 millones.
Aunque quizá lo más importante es la credibilidad que Ezentis perdió por el camino, sustanciada en las críticas de los actuales gestores contra la dirección de Fernando González, el consejero delegado nombrado en 2010 por el entonces presidente Manuel García Durán y que entró y salió del puesto hasta que lo obligaron a dimitir hace casi un año. Se puede leer en la revisión de los balances depositada en la CNMV y que explica las “insólitas pérdidas de 144 millones de 2021″, como las calificó el actual presidente, Enrique Sánchez de León. El informe realiza un repaso contable de 2019 y 2020 y señala multitud de operaciones sospechosas. Las existencias que figuraban en la contabilidad, por ejemplo, se encontraban sobrevaloradas “de forma intencionada” en 2,5 millones. La revisión también halló que 7,2 millones de los ingresos de esos años asociados a supuestas bonificaciones de terceros no estaban justificadas o su documentación “estaba manipulada”. También faltaban provisiones de facturas por recibir por otros 3,3 millones de euros.
Esa sensación de despilfarro es la que quiere borrar el nuevo consejo de administración con un plan para darle la vuelta a la empresa, pero se ha visto atrapado en un día a día muy complicado. Comenzaron por reforzar el control interno, terminar con contratos deficitarios y concentrar su actividad en España y Brasil. La comisión de auditoría llegó a reunirse 12 veces el año pasado para chequear cuentas y contratos. Contrataron a PWC para una revisión completa y Grant Thorton realizó un informe forense. También tienen un nuevo director financiero.
Pero para calmar a los acreedores necesitarán que los accionistas se rasquen el bolsillo una vez más. Las acciones, cuya cotización está suspendida desde el jueves, se pagan a siete céntimos, lo que le da un valor al grupo de 34 millones frente a los 157 millones de 2018. La firma sabe que conseguir dinero nuevo es prioritario, y asegura que cuentan con el “apoyo total” de José Elías en una eventual ampliación. También espera que la CNMV levante la suspensión cuando se presente la información semestral, probablemente en la última semana de septiembre.
La plantilla, tranquila
Los pagos de las nóminas no se han visto afectados y por ahora la plantilla está tranquila. Más del 80% está formada por personal de obra sujeto a los convenios provinciales del metal y el resto se reparte entre administrativos y técnicos. “Nos han dicho que garantizan la empleabilidad y las nóminas, tanto a los empleados propios como a los de las contratas. Hoy por hoy están al día”, tranquiliza el responsable de UGT. Mira espera que el susto no pase del preconcurso y se renegocie la financiación. Y que los accionistas, como parece, vuelvan a demostrar que tienen fe en el futuro de Ezentis.
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